El FMI pide un ajuste fiscal y avala la reforma laboral del Gobierno
El organismo reclama “medidas adicionales” para compensar el aumento del gasto en pensiones
La economía española sigue resistiendo mejor de lo previsto el embate de la guerra de Ucrania. Sin embargo, la duración de la crisis energética derivada del conflicto le pasará factura en 2023. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado su previsión de crecimiento para este año en una décima, del 1,2% al 1,1%. En un informe publicado este jueves, el organismo que dirige Kristalina Georgieva destaca la “resiliencia” de España, pero cree que este año se verá perjudicada por el alza de precios y el endurecimiento de las condiciones financieras. Aun así, el FMI augura que la inflación se irá relajando, pasando de una media del 8,4% en 2022 al 3,7% en 2023 y el 2,1% ya en 2025. La institución con sede en Washington reconoce también “los resultados iniciales positivos” de la reforma laboral al haber reducido la temporalidad, pero insiste en empezar con unos ajustes de unos 7.500 millones de euros anuales. En concreto, pide “medidas compensatorias” para el aumento de gasto que a su juicio supone la reforma de 2021, que vinculó esas prestaciones con la inflación.
En su informe de 2022, al término de la misión correspondiente al Artículo IV, el FMI aleja las posibilidades de que, por ahora, España entre en recesión. El organismo, que ha elevado su previsión de crecimiento del año pasado hasta el 5,2%, no es tan optimista como el Gobierno, que augura una expansión del 2,1% en 2023. No obstante, sí cree que la remontada del turismo y el despliegue de los fondos de recuperación siguen dando impulso a la economía española, que crecerá un 1,1% en un año que volverá a estar marcado por el alza de precios y un descenso de la demanda externa. Aun así, el FMI también ve una moderación de la inflación a lo largo de este año, reflejando el impacto del tope en los precios del gas, la desaparición de los cuellos de botella en las cadenas globales de distribución, la “normalización” de los precios del combustible y las limitadas subidas salariales pactadas hasta ahora. Para 2024, pronostica un mayor crecimiento, del 2,4%, y una subida de precios más moderada, del 2,7%.
La misión del FMI estima que la economía española recobrará el producto interior bruto (PIB) previo a la pandemia a comienzos de 2024, aunque destaca que la recuperación del mercado laboral ya fue “excepcionalmente fuerte” en 2022. Para este año, el organismo prevé que la tasa de paro se estanque en el 12,8% para volver a bajar hasta el 12,3% en 2024. Hace apenas dos años, tras el estallido de la pandemia, la misma institución había llegado a pronosticar que el desempleo en España rebasaría el 20%. “La tasa de paro registrado alcanzó su nivel más bajo desde 2008 en noviembre y más empresas han informado sobre la falta de mano de obra como restricción para su negocio”, destaca ahora el fondo.
El organismo cree que todavía es pronto para una evaluación completa de la reforma laboral, pero reconoce sus resultados iniciales “positivos”, al haber dado pie a que una proporción significativa de trabajadores cambiasen “de contratos temporales a permanentes”, en especial para los jóvenes. Sin embargo, el organismo internacional considera que todavía urgen reformas que siguen pendientes, como la de las políticas activas de empleo y que cabe ver el impacto de otras decisiones, como la prioridad de los convenios sectoriales sobre los de empresa. La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, ha considerado en un vídeo difundido la tarde de este jueves que el informe es “muy positivo” al respaldar las reformas y la ejecución de los fondos comunitarios.
Sin embargo, el documento del FMI también recoge críticas sobre algunos aspectos de la política económica del Gobierno. En concreto, el organismo vuelve a señalar la senda fiscal. Y, aunque admite que las finanzas públicas han mejorado en 2022 pese a los planes para amortiguar la inflación en el bolsillo de los ciudadanos y las cuentas de las empresas, también advierte sobre la multitud de gastos que no van a materializarse hasta 2023. Entre ellos, la subida de las pensiones. Por ello, insiste en que el Ejecutivo acelere el saneamiento de sus cuentas con una “pronta formulación de planes creíbles de consolidación fiscal a medio plazo”, en especial cuando un incremento sostenido de los tipos de interés puede ir comiéndose el poco espacio fiscal del que dispone España.
El organismo cree que este ejercicio, en pleno año electoral, España ya debería moderar su gasto para relajar la inflación y dar más confianza a los inversores. En concreto, le pidió un ajuste de entre 0,25 y 0,5 puntos porcentuales en su saldo estructural. En la declaración final de los directores del FMI, los Presupuestos para 2023 ya implican una consolidación fiscal de 0,3 puntos, por lo que España está “dentro del rango de sus recomendaciones”. El FMI insta ahora a España seguir drenando el déficit público a partir de 2024 en “al menos 0,6 puntos porcentuales” anuales. Es decir, le reclama unos ajustes de unos 7.500 millones de euros al año que le permitirían regresar a una situación de equilibrio fiscal dentro de una década.
De momento, el FMI aplaude que las nuevas medidas fiscales sean temporales y estén orientadas a proteger a la población más vulnerable de los efectos de la inflación. También que se hayan desplegado nuevos impuestos que afecten sobre todo a los más ricos. Más dudas tiene, en cambio, con el impuesto a la banca. El organismo ve los llamados “beneficios caídos del cielo” de las energéticas, pero opina que la justificación de ese tributo —criticado también por el Banco Central Europeo (BCE)— a las “entidades financieras” es “menos clara”. “Los tipos de interés varían a lo largo del ciclo y eso no es una fuente de beneficios extraordinarios para los bancos”, apunta el documento. Además, el informe también recuerda que los nuevos gravámenes para los sectores energético y bancario se aplican “sobre los ingresos en lugar de sobre las ganancias”, por lo que no tienen en cuenta los costes de esas compañías, que se prevé que aumenten por el endurecimiento de las condiciones financieras y un empeoramiento de la situación económica.
La institución también se pronuncia sobre el mecanismo ibérico, que consiste en un tope al precio del gas en el mercado mayorista. Y ahí vuelve a dar una de cal y otra de arena. El FMI opina que ese instrumento ha permitido poner coto a la subida de precios sin tener que echar mano a los Presupuestos. Sin embargo, advierte también sobre los efectos que puede tener sobre la demanda, ya que impide que esta se ajuste a unos precios que se han disparado. El Gobierno, sin embargo, le ha trasladado al fondo que no comparte ese extremo, puesto que estima que el consumo ha descendido “en línea” con lo ocurrido en otros países de la UE.
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