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El Banco de España no prevé que la economía española entre en una recesión técnica y observa cierto alivio de la inflación

El organismo mejora ligeramente su pronóstico de PIB para este año, pero rebaja una décima el crecimiento del año que viene hasta el 1,3%

Antonio Maqueda
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, el 12 de diciembre.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, el 12 de diciembre.J.J. Guillén (Efe)

El Banco de España ha mejorado muy levemente su previsión de crecimiento para este año. La economía española crecerá en 2022 una décima más hasta el 4,6%, después de haberse comportado un poco mejor de lo previsto en los últimos meses. Al mismo tiempo, recorta muy ligeramente la proyección para 2023: en una décima hasta el 1,3%, debido a que prevé un empeoramiento de la demanda externa que se vería compensado en gran parte por los mejores datos de finales de 2022 y la prórroga de las medidas del Gobierno contra la inflación. Según las proyecciones del organismo publicadas este martes, la ralentización de la economía que ya se registró en el tercer trimestre se mantendrá durante el cuarto. Si entre julio y septiembre el PIB solo avanzó un 0,2% según el INE, entre octubre y diciembre apenas sumará un 0,1% en un contexto de relativa debilidad del consumo. En el primer trimestre también continuará la atonía. Y a partir de marzo empezará a dibujarse un cierto rebote a medida que poco a poco se alivien las presiones inflacionistas, se recuperen los mercados exteriores y se desplieguen los fondos europeos. Es decir, el supervisor espera que, si no surge un nuevo shock, la economía española evite la llamada recesión técnica en su ejercicio central de proyecciones. Sobre todo después de la evolución más favorable observada en los precios de la energía. Aunque debido a la elevada incertidumbre, no descarta ningún escenario. “Es todavía precipitado hacerlo”, ha señalado el director de economía del Banco de España, Ángel Gavilán.

Y todo ello gracias al buen comportamiento del empleo, el importante impulso fiscal que han propiciado las medidas del Gobierno contra la crisis energética y la estabilidad de la producción industrial, que se ha beneficiado de los pedidos que había pendientes por los cuellos de botella. El gasto en ocio y hostelería de las rentas altas ha destacado por su vigor. Y las ventas de bienes apuntan una evolución más positiva, atendiendo a los últimos datos de matriculaciones y comercio al por menor.

De esta forma, España evitaría el escenario de retroceso de la actividad que sí que está dibujando el BCE para el conjunto de la eurozona debido a su mayor exposición a la crisis energética. Frente al escaso 0,5% que vaticina el Eurosistema para la unión monetaria, la producción en España aguantaría bastante mejor con un avance del 1,3%. Mientras que la zona euro encadenaría dos trimestres con caídas leves en el cuarto de este año y el primero del que viene, el PIB español esquivaría los números rojos.

A partir del segundo trimestre del año que viene, el Banco de España explica que jugará un papel muy importante el alivio gradual de las tensiones energéticas y de la inflación, que a su vez provocarán una mejora paulatina de la renta real y la confianza. Ayudarán el desembolso de los fondos europeos y que se vayan arreglando los problemas de suministros globales. Además, la prórroga de las medidas del Gobierno por la guerra de Ucrania supondrá un impulso importante al PIB en 2023, de hasta 0,4 puntos, y contribuirá a moderar los precios.

Alivio en los precios energéticos

La tasa de inflación continuaría con su senda descendente tras haberse moderado en noviembre en cuatro puntos desde el 10,7% interanual registrado en julio, fundamentalmente por el descenso de los precios energéticos. Tomando cifras armonizadas con Europa, el supervisor pronostica que baje desde el 8,4% de media anual en 2022 al 4,9% en 2023 y al 3,6% en 2024. Según los cálculos del organismo, las medidas del Gobierno han contribuido a reducir la inflación de noviembre en dos puntos por el descuento en los carburantes, el tope en la tarifa de último recurso del gas y la rebaja del IVA del gas. La subyacente, que no incluye los componentes más volátiles del IPC como la energía y alimentos, también se ha desacelerado, aunque muy levemente: del 4,6% de julio hasta el 4% de noviembre, en buena parte por las iniciativas para abaratar el transporte público y el límite a los alquileres.

De hecho, la inflación en España ha sido más baja que la media de la zona euro en 3,4 puntos. Nunca se había dado una brecha tan a favor. Y esto se achaca a que en España los contratos minoristas tienen una traslación más rápida de lo que sucede en los mercados mayoristas. De ahí que el IPC fuese mucho más alto al principio y más bajo ahora que predominan los descensos, explica el documento. Es decir, no se trata de algo estructural.

Pese a esta moderación, la inflación permanecerá en niveles elevados durante varios trimestres y la subyacente continuará durante un periodo prolongado por encima del 2%. Ello se debe a que todavía no se han trasladado todas las subidas de costes a precios. Este proceso tarda varios trimestres, indica el informe. Y las encuestas que maneja el banco muestran que las empresas esperan continuar haciéndolo.

La debilidad del consumo y la resistencia del empleo

El Banco de España subraya que en la segunda mitad de este año el consumo ha sufrido la pérdida de poder adquisitivo que causan la inflación y las subidas de tipos —en especial por los tipos variables—, la incertidumbre, la falta de confianza —sobre todo entre las rentas bajas, detecta el supervisor— y la pérdida de algo de fuelle en actividades como el turismo y la hostelería, que se habían disparado durante la primavera de 2022 tras suprimir las restricciones de la pandemia. La inversión tampoco está despegando en la recta final del año por el retraso en la ejecución de los fondos europeos, el empeoramiento de las condiciones de financiación y el deterioro de las perspectivas.

Sin embargo, el mercado laboral está resistiendo, con un crecimiento de la afiliación similar en el tercer y el cuarto trimestre. Y que ha ido acompañado de un aumento de la contratación indefinida. Esta evolución del empleo estaría “ejerciendo de sostén para el consumo privado, que aun dentro de una marcada debilidad por, entre otros factores, la pérdida de poder adquisitivo, podría haber mantenido un modesto dinamismo durante los últimos meses del año”, dice el informe publicado este martes. Es más: aunque el banco subraya que no se trata de una valoración de la reforma laboral, la conversión de temporales en indefinidos podría haber llevado a aumentar el gasto de estos trabajadores hasta en 3.000 millones de euros debido a que los fijos suelen consumir un porcentaje mayor de su renta.

De los 12 puntos porcentuales en los que ha mejorado la contratación indefinida, la mitad son por contratos fijos a tiempo completo, un 25% por el tiempo parcial y otro 25% por los fijos discontinuos, señala. Si bien también resalta que en los últimos meses ha aumentado la tasa de salidas de los contratos indefinidos y recuerda que de todas formas el mercado laboral es un indicador retrasado de la actividad.

La facturación de las empresas también sugiere una cierta estabilidad en el cuarto trimestre. El otro soporte que menciona el supervisor han sido las medidas del Gobierno contra la inflación. En 2023 aportarán hasta 0,4 puntos al crecimiento. Por el contrario, en 2024 restarán puntualmente 0,2 puntos al suprimirse. Y esa eliminación hará que la inflación baje en ese año algo menos de lo que se preveía.

Todas estas proyecciones se basan en varios supuestos: que los precios energéticos mantienen una senda descendente, que la bolsa de ahorro acumulado no tirará del consumo, y que se prorrogarán en 2023 las medidas contra la crisis energética. En concreto, seguirían la rebaja de los impuestos de la luz, el tope al incremento de la tarifa de último recurso del gas, el límite a la revisión de los alquileres, la congelación del butano, la reducción del abono transporte y el abono gratuito para transporte ferroviario. El tope al precio del gas en la producción de electricidad, el llamado mecanismo ibérico, únicamente se mantendría hasta mayo. En cambio, el descuento de 20 céntimos en los combustibles se suprimiría este 1 de enero. De continuar esta bonificación de los carburantes hasta finales de 2023, la inflación disminuiría el año que viene hasta en siete décimas.

Aunque las medidas del Gobierno empujarán el PIB y bajarán la inflación, será a costa de más déficit público, alerta el supervisor. Según sus estimaciones, el agujero de las cuentas públicas bajará este año del 6,9% del PIB al 4,2% gracias al buen comportamiento de la recaudación. Pero el año que viene prácticamente no descenderá por las medidas. El Banco de España insiste en que solo una cuarta parte de estas iniciativas están focalizadas en los colectivos más vulnerables y que estas deberían diseñarse de forma más quirúrgica ante el limitado margen de las cuentas públicas.

Estas previsiones también descansan en que no se están detectando ni subidas salariales desmesuradas ni incrementos de márgenes empresariales significativos. De acuerdo con las estimaciones del supervisor, no se recuperará el nivel de actividad prepandemia hasta finales de 2023 o principios de 2024. En la actualidad todavía faltan dos puntos, mientras que en la zona euro ya se encuentran dos puntos por encima de las cotas previas a la covid. La tasa de paro irá descendiendo muy levemente, pero no bajará del 12% en todo el horizonte de proyección hasta 2025.

En cualquier caso, el organismo supervisor recuerda que todas estas proyecciones están sometidas a muchas incertidumbres: la evolución de la guerra y de los precios energéticos; la probabilidad de que entren en recesión la zona euro y Estados Unidos; los desequilibrios de la economía china, o cómo reaccionarán los mercados, empresas y familias al endurecimiento de las condiciones financieras.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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