Pepe Álvarez: “No hay un problema de falta de mano de obra en España”
El secretario general de UGT defiende las subidas salariales para que los trabajadores no vean erosionado su poder adquisitivo por el auge de la inflación
Bajo el lema Salario o conflicto, los sindicatos UGT y CC OO encabezarán una manifestación que recorrerá este jueves las calles de Madrid. Pepe Álvarez (Belmonte de Miranda, Asturias, 66 años) estará al frente de ella. Es el momento álgido del otoño caliente.
Pregunta. ¿Qué expectativas tiene para la manifestación?
Respuesta. Esperamos una asistencia muy importante, porque creo que es un punto de inflexión respecto a lo que habían sido las movilizaciones hasta ahora. Eso sí, el conflicto va a continuar hasta que lleguemos a un acuerdo. Somos conscientes de que esta no es una campaña que busque solo presionar a la cúpula de la CEOE. Basta con mirar lo que está ocurriendo en la negociación colectiva con las patronales sectoriales, donde estamos negociando los convenios colectivos y se están firmando mejoras salariales e incluso cláusulas de revisión. En los próximos meses vamos a ir viendo cómo la media de los aumentos salariales (hasta ahora del 2,6%) va a mejorar.
“El otoño está siendo altamente conflictivo en relación con otros momentos”
P. Cuando los sindicatos proyectaron al principio del verano un otoño caliente, parecía que se avecinaban meses de conflicto en las calles. ¿Se ha rebajado la temperatura porque se están firmando más convenios y la patronal está aceptando? ¿O la complejidad de la situación política también ha tenido que ver?
R. En realidad, la situación política nos es bastante indiferente, porque esto es un conflicto estrictamente laboral. Yo no estaría de acuerdo con que no esté habiendo conflictividad. El otoño está siendo altamente conflictivo en relación con la comparación que podamos hacer de cualquier otro momento, a pesar de que no se haya visualizado en las calles con conflictos sociales, que es con lo que tradicionalmente se asocia. Lo que ocurre es que no hemos hecho grandes concentraciones.
P. Si la negociación colectiva está activa, ¿por qué es necesario desbloquear el acuerdo salarial con la patronal?
R. Por una razón muy sencilla. Los convenios colectivos donde se recogen los aumentos salariales más bajos son aquellos donde hay menos tradición sindical y menos delegados. Y nosotros no queremos dejar atrás a nadie.
P. ¿Están sintiendo los empresarios alguna presión?
R. Con toda seguridad, y se está visualizando de manera clara que en los convenios donde hay conflicto o amenaza de conflicto se producen resultados. En algunos, incluso, ya no hace falta ni que se visualice el conflicto. Por ejemplo, el nuevo convenio del metal de Barcelona incluye una cláusula de recuperación del 85% del IPC acumulado en los próximos tres años, y un aumento del 4,2% para este.
“Los 14 acuerdos que hemos firmado en los últimos años se han magnificado”
P. ¿Qué piensa cuando escucha al gobernador del Banco de España pedir un pacto de rentas para repartir el aumento de los costes entre empresas y trabajadores, y que no haya una subida grande de los salarios?
R. Pues que seguramente no se ha puesto en la piel de las personas que tienen un salario de 1.000 o de 1.200 euros al mes y que tienen que convivir con la subida de los precios que ha habido. Tampoco creo que vaya mucho al supermercado. Porque si así fuera vería hasta qué punto los productos de alimentación han subido de manera brutal. Habla de macroeconomía sin mirar a las personas. Me parece que el gobernador del Banco de España debería dedicarse a controlar la gestión de los bancos, no vaya a hablar de todo menos de lo que le toca.
P. ¿Las opiniones de los agentes externos, como el Gobierno, han enturbiado un diálogo social que venía siendo fructífero en los dos últimos años?
R. No. Yo creo que lo que enturbia el diálogo social es la CEOE. El resto de las voces son colaterales, y, en todo caso, bienvenidas sean. Porque voces hay para todos los gustos: está la de Yolanda Díaz, la del presidente del Gobierno, la del máximo responsable del Banco España, la de los centros de estudios de la mayoría de las entidades financieras, la de algunos organismos internacionales...
P. Pero la realidad es que esa sintonía se ha evaporado.
R. Creo que los 14 acuerdos sociales que hemos firmado en los últimos años se han magnificado. Siempre lo he dicho, llegamos a esos acuerdos durante la pandemia porque no teníamos otra solución. Creo que lo que ha existido es una posición de corresponsabilidad con el país por parte de la patronal y de los sindicatos. Ahora, una vez que se ha superado la pandemia, eso se ha roto y estamos en el escenario habitual: quienes quieren repartir los dividendos con los accionistas frente a los que queremos que se repartan con los trabajadores. Y esto es la lucha de clases clásica, pura y dura. Y eso es en lo que estamos en este momento.
P. ¿Se ha levantado la patronal de la mesa de negociación?
R. No físicamente, pero sí de manera metafórica. No nos podemos olvidar de que la piedra angular del debate con la CEOE es el IPC y la revisión salarial.
P. La primera propuesta que plantearon contemplaba un alza del 3,5% para los próximos tres años. Ahora que la inflación se está moderando, ¿se arrepiente de no haber firmado ese acuerdo?
R. No, para nada. En aquel momento la inflación subyacente estaba en el 3,5%, que fue la razón por la que a nosotros nos parecía que era un buen punto de partida. Ahora, un acuerdo con el 3,5% de por medio tampoco lo firmaríamos porque la inflación subyacente está ahora en el 6,2%. Si en aquel momento la CEOE hubiera hecho alguna contraoferta en el tema de la revisión salarial, pues podríamos haber entrado. Pero como no la hicieron, ahí se quedó.
P. Dentro de tres semanas habrá elecciones en la CEOE. ¿Cree que ha sido un factor clave para que se haya llegado a este bloqueo?
R. Vamos a verlo. Yo creo que la asamblea de la CEOE les va a servir para analizar cómo se van comportando las negociaciones de los convenios, y para ver si las posiciones drásticas que aparecen en los medios se corresponden con la realidad que está pasando en las mesas de negociación. Creo que puede darse un cierto debate interno.
“Con tres millones de parados no se puede decir que faltan trabajadores”
P. Hemos visto la semana pasada que las grandes empresas han presentado resultados, y todos están aumentando en cifras récord. ¿Cree que están trasladando a sus márgenes la subida de la inflación?
R. Es evidente lo que está ocurriendo. Estos anuncios de resultados récord deberían abochornar a sus directivos, porque las empresas tienen que tener unas responsabilidades con la sociedad en la que trabajan. No pueden ir a ver cuánto más sacan aunque sea a costa de la sangre y la vida de las personas que necesitan sus productos.
P. ¿Cuánto tiene que subir el salario mínimo?
R. Bueno, vamos a verlo. Yo estoy satisfecho de cómo hemos llegado hasta aquí. El objetivo en este último año de legislatura era que se situase en el 60% del salario medio, y que el debate ahora esté entre los 1.049 euros que propusieron inicialmente los expertos y los 1.100 que pedimos nosotros creo que es un éxito.
P. ¿Considera que sería complicado para el Gobierno justificar que porcentualmente subiera menos que el 8,5% de las pensiones?
R. Sí. Para el Gobierno sería muy difícil de explicar por la mañana que piensa en los más pobres, que toda su acción está dirigida a que nadie se quede atrás, y por la tarde no plasmarlo en un acuerdo de subida que recupere el poder adquisitivo de los salarios más bajos.
P. ¿Entiende el enfrentamiento que se ha generado desde distintos sectores entre trabajadores y pensionistas?
R. Es un debate que sale del intento de la derecha y de la ultraderecha de dividir a la sociedad. Es absurdo que un trabajador piense que si no le suben la pensión a un pensionista su salario va a mejorar. Son dos circunstancias que no tienen ninguna relación.
P. No es un debate que se haya planteado únicamente desde el ámbito de la política. Economistas, analistas y otros organismos también han valorado la posibilidad de que las pensiones más altas no se suban el 8,5%.
R. ¿Pero cuál es su argumento principal? ¿Que pone en riesgo la sostenibilidad del sistema de pensiones? La pensión más habitual que se cobra por parte de la Seguridad Social está en el entorno de los 1.000 euros al mes. ¿Dónde está el problema de viabilidad? Lo que se está planteando es una mera cuestión ideológica. Se está intentando dar un impulso a los fondos privados de pensiones. Y eso va en contra de los pensionistas que ganan menos, porque nuestro sistema es un sistema de redistribución.
P. ¿Le preocupa la ralentización que se está produciendo en la creación de empleo?
R. Podría parecer que como los datos que se están dando últimamente no son tan malos como los que nos anunciaron algunos economistas la cosa va bien. Pero yo creo que estamos en un contexto en el que se están cumpliendo las expectativas de manera moderada. Hay una crisis global, pero que está teniendo un mayor impacto en el continente europeo, y eso está provocando algunos efectos sobre el empleo. Y una ventaja que tiene España es que cuenta con los fondos Next Generation.
P. Pero se está produciendo cierto retraso en su ejecución.
R. Era bastante razonable que pasara teniendo en cuenta los sistemas burocráticos de los estados. No los estoy criticando, porque creo que, además de ser complejos, existe una falta de empleados públicos para ejercer el control necesario que se está supliendo con burocracia.
P. La reforma laboral está dando pie a un trasvase de los contratos temporales hacia los indefinidos, pero se está manteniendo la elevada rotación.
R. Yo creo que hay muchos deseos de sacar conclusiones de la reforma laboral sin que se le haya dado el tiempo necesario. Se ha bajado muchísimo el número global de contratos que se hacen, por lo que es mentira que estemos en la misma situación que antes. Otra cosa es que se diga que los despidos vayan a aumentar. Pues es razonable que así sea. Porque antes había muchos negocios que se montaban con contratos temporales que acababan no prosperando y esos trabajadores no contaban como despedidos. No se está produciendo una avalancha de despidos, sino una tendencia de crecimiento leve.
P. ¿Qué le parecen las palabras de Yolanda Díaz a favor de la creación de la figura del despido restitutivo?
R. Yolanda ha tenido que responder al Comité Europeo de Derechos Sociales en representación del Reino España, por una demanda que puso este sindicato por considerar que las indemnizaciones que reciben los trabajadores no resarcen los daños ocasionados por quedarse sin empleo. Este tema no es voluntad del ministerio, sino un planteamiento que hemos hecho nosotros, que somos los que hemos presentado la demanda.
P. ¿Cómo ha sido convivir esta legislatura con una ministra como Díaz que en ocasiones ha querido ir más allá de las propuestas sindicales?
R. Eso no ha pasado nunca. Es todo pura ficción. Es cierto que en algunos momentos ha podido abarcar un protagonismo que en otras circunstancias igual hubiera sido de los sindicatos y no del Gobierno, pero no es un inconveniente. Dicho esto, yo creo, sinceramente, que sin un gobierno de coalición nunca hubiéramos llegado tan lejos en las reformas que se han hecho en nuestro país. En todo caso, creo que el mérito de los sindicatos es que hayamos sido capaces de encontrar ese punto para poder avanzar.
P. La partida dedicada a los sindicatos en los Presupuestos para 2023 es de 17 millones de euros, casi el doble.
R. Para empezar, es una cantidad que se equipara con lo que recibimos en 2008, y que desde entonces siempre había estado por debajo. Además, lo que va a recibir UGT son unos 5.700.000 euros, que suponen, aproximadamente, el 5% del total de los ingresos que genera el sindicato a lo largo del año. Por lo tanto, esa creencia de que los sindicatos estamos subvencionados por el Gobierno y que por eso no montamos bronca es ridícula.
P. Hemos visto cómo los ERTE han funcionado como un colchón durante la pandemia para evitar la destrucción masiva de empleo. ¿Cómo va a funcionar ahora el nuevo esquema si se produce una recesión?
R. Los ERTE no son una figura nueva. En los ochenta yo estuve en un ERTE. Es verdad que han ido acomodándose. Ahora tenemos el nuevo ERTE, pero no va a ser tanto para los ciclos económicos generales, sino para los particulares en empresas o sectores. El nuevo ERTE no está pensado tanto para situaciones de crisis o de aumento generalizado del paro, sino de problemas específicos de empresas. Vamos con retraso porque la verdad es que tampoco hay demasiado tiempo para cerrar el reglamento, pero creo que necesitamos cerrarlo de manera inmediata. Porque estos ERTE tienen que tener recursos y fondos propios. Y sobre todo, es importante ver cómo hacemos los procesos de formación de los trabajadores que están en estos ERTE.
P. El Gobierno prevé ampliar el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura para traer extranjeros. ¿Qué le parece?
R. Vamos a tener una oposición absolutamente radical. No es verdad que haya un problema de falta de mano de obra en España. Nosotros le hemos dicho al Gobierno que primero, con tres millones de desempleados que hay en España, no se puede decir de manera genérica que no hay trabajadores para atender las necesidades del mercado de trabajo. El problema que hay en España es que no se buscan a los trabajadores. Los servicios de empleo de las comunidades autónomas y el SEPE no están entrevistando a los desempleados y no están ofreciendo los puestos de trabajo que dicen que existen. Los puestos de trabajo los tienen que demandar las empresas y no hay empresas que estén demandando puestos de trabajo que no se estén cubriendo. Este es un tema que puede generar una bronca considerable con el Gobierno.
P. Esta posición de los sindicatos es algo delicada porque les pueden recriminar que están contra los inmigrantes.
R. No, porque cuando hablo de que hay trabajadores sin empleo en España me estoy refiriendo también a los inmigrantes sin papeles. En ese sentido, las modificaciones que se han hecho en el reglamento de la ley de extranjería van en la buena dirección. Para nada es una posición de rechazo a la entrada de inmigrantes.
P. ¿Cómo es posible que no se cubran puestos de trabajo en España cuando hay tres millones de parados?
R. Porque hay salarios y condiciones de vida muy difíciles en España. Además, no se mueven las bolsas de desempleados.
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