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La economía española creció en el segundo trimestre el 1,5%, más de lo inicialmente estimado, y cayó un 0,2% en el primero

El INE revisa los datos trimestrales de PIB, empeorando el arranque del año y con un mayor rebote en la primavera gracias al consumo de los hogares y el turismo

Antonio Maqueda
Turistas en Benidorm, a principios de abril.
Turistas en Benidorm, a principios de abril.Mònica Torres

La economía española creció un fortísimo 1,5% en el segundo trimestre a pesar de la inflación y la incertidumbre generada por la guerra de Ucrania. Sin embargo, cayó un 0,2% en el primero. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha hecho este viernes una revisión sustancial de los últimos datos trimestrales que había publicado a finales de julio, cuando estimó un crecimiento del 1,1% en el segundo y del 0% en el primero.

En consecuencia, ahora se sabe que entre enero y marzo de este año la actividad se contrajo debido a la oleada de la variante ómicron, que provocó numerosas bajas laborales, la huelga de transportistas, los problemas de suministros y una inflación rampante. Hasta el punto de que el consumo de los hogares se hundió un 1,2% trimestral en el arranque del año.

En cambio, el panorama cambió radicalmente entre abril y junio. La actualización del INE dibuja en esas fechas un rebote todavía mayor de lo que había calculado inicialmente. Entonces, pesaron mucho las ganas de salir tras las restricciones impuestas por la covid. Con el buen clima, por fin se produjo la reapertura completa de los servicios y la recuperación del turismo internacional y la hostelería. En esas circunstancias, el consumo de las familias se disparó un 1,2% trimestral a pesar de la inflación y la incertidumbre generada por la guerra de Ucrania. Comercio, transporte, hostelería y ocio fueron las ramas que exhibieron un mayor impulso.

Por más que los costes de la energía lastren la industria, en el segundo trimestre esta creció un 1,7% trimestral frente a la caída registrada en el primero. Y también mostró una gran fortaleza la inversión, con un avance del 3,3% en el primer trimestre, y del 2,5% en el segundo. Si bien su composición varió bastante: en el primero tiraron las compras de bienes de equipo, que se propulsaron un 8,6%, mientras la inversión en construcción se estancaba. En el segundo ocurría lo contrario y la construcción se disparaba un 6,5% frente a un descenso al 2,3% en la dotación de maquinaria y equipamiento.

El Ejecutivo argumenta que este comportamiento de la inversión se explica en buena medida por el tirón de los fondos europeos. Y sostiene que el impacto de estos en la economía será de 2,6 puntos porcentuales al año hasta 2031, una cifra que se antoja muy optimista y que implicaría que este año estaría aportando la mitad del crecimiento previsto del PIB y casi todo del correspondiente a 2023.

Tras estos cambios, la tasa interanual de crecimiento del PIB se queda en un robusto 6,8%, cinco décimas más que antes. Estos datos se publican con la nueva presidenta del INE, Elena Manzanera, ya situada en el cargo, después de que su predecesor, José Manuel Rodríguez Poo, dimitiera a finales de junio por discrepancias con el Gobierno. Tanto el Ejecutivo como parte de los analistas consideraban que el PIB no estaba siendo bien medido si se tiene en cuenta que la afiliación se encuentra en niveles récord, con más de 20 millones de trabajadores, y que los ingresos tributarios ya superaban desde 2021 las cotas anteriores a la pandemia.

Aun con la inflación restando poder de compra y aunque haya habido con la covid un importante afloramiento de economía sumergida, algunos expertos apuntan que no casan bien unas cifras de consumo de las familias todavía tan hundidas con unos ingresos por IVA disparados. Mientras que el consumo se halla un 6,4% por debajo de 2019, la recaudación por IVA está un 15% por encima. Con la incorporación de la nueva presidenta se empeoran un poco las cifras de consumo y bastante la trayectoria de la inversión y del gasto público, que retrocede durante tres trimestres consecutivos tras haber aumentado con fuerza por la lucha contra el coronavirus. Por el contrario, mejoran mucho los números de las exportaciones, sobre todo el turismo extranjero, que sorprendentemente supera ya en un 30% los niveles prepandemia. Después de estas actualizaciones, a España todavía le falta un 2,2% para recobrar las cotas previas a la covid cuando antes le restaba un 2,5%.

“Con esta revisión, el crecimiento en el conjunto de 2022 se situará cerca del 4,4% incluso con un debilitamiento importante de la economía en la segunda mitad del año”, señala María Jesús Fernández, analista de Funcas. A medida que se avance en el 2022 y se agote el fuerte impulso brindado por la recuperación del turismo y la hostelería, se vislumbra una segunda mitad del año bastante complicada. El corte del gas ruso ya está afectando seriamente a economías muy dependientes, como Alemania. Aunque el empleo está aguantando, en España los indicadores económicos conocidos más recientes muestran ya una ralentización. Y en los próximos meses se prevé que hagan mella en la actividad la pérdida de poder adquisitivo de los hogares, la crisis energética, el debilitamiento del comercio global y las subidas de tipos. De todos estos factores dependerá cuán pronunciada sea la desaceleración. Las encuestas PMI entre gestores, consideradas un fiel indicador adelantado de la actividad, ya arrojan este viernes una contracción en la zona euro en el tercer trimestre.

El Ministerio de Economía destaca que durante el último año se han creado 939.000 puestos de trabajo y subraya que el deflactor del PIB, que estima las subidas de precios de toda la producción, solo ha aumentado un 3,6%. En su opinión, esto significa que los incrementos de precios venidos de fuera no se están trasladando en igual medida a los bienes y servicios producidos. “Hasta el momento no se están produciendo efectos de segunda ronda en la inflación”, sostiene en una nota publicada este viernes. Respecto a 2019, el excedente empresarial prácticamente se ha recobrado. Y la remuneración de asalariados sube un 6%. Por asalariado es un 5,5% superior. Al haber aún menos horas trabajadas con una mayor masa salarial, la productividad todavía es menor que antes de la covid.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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