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La cuarta parte de los créditos a empresas de sectores vulnerables están en riesgo de impago

El Banco de España cifra en 21.500 millones los préstamos dudosos o en vigilancia especial de las compañías más afectadas por la pandemia y la crisis energética

Comercios cerrados en el paseo marítimo de Malgrat de Mar, en julio de 2020.
Comercios cerrados en el paseo marítimo de Malgrat de Mar, en julio de 2020.Toni Ferragut
Hugo Gutiérrez

La cuarta parte de los créditos concedidos a empresas de los sectores más vulnerables a la pandemia y la crisis energética están en riesgo de impago. Según las cifras del Banco de España, de los 89.911,8 millones de euros de crédito total para estas actividades —hostelería y restauración, refino de petróleo, servicios sociales y ocio, transporte y almacenamiento, y fabricación de material de transporte—, 5.309,4 millones se consideran dudosos y otros 16.166,4 millones están en vigilancia especial. El temido precipicio al que se asomaban cientos de empresas con la crisis del coronavirus se antoja más cercano. Por el momento, buena parte de las firmas aguantan por el paracaídas del aval del Estado a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO), aunque en muchos casos se trata solo de una patada hacia delante que no resolverá el problema.

Desde el inicio de la pandemia, el gran miedo que sobrevolaba las principales potencias del mundo era esa caída en masa de empresas viables. Para evitarlo, se crearon mecanismos como los préstamos avalados por el Estado, los fondos de rescate o los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). De esta forma se pudo contener el shock para el tejido productivo que supuso la crisis del coronavirus, con la paralización casi total de las economías durante meses. Pese a ello, el zarpazo fue casi letal en aquellos que basaban su negocio en la movilidad, el ocio o el sector servicios. Y ahora, cuando empezaban a tomar aire, un nuevo contratiempo lo ha desestabilizado todo: la invasión rusa de Ucrania y la crisis energética derivada vuelve a poner en un brete a estas actividades, así como a las más dependientes de los precios de la luz.

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, recogía esta realidad en su presentación del informe anual de 2021 del supervisor. “Los sectores sensibles tanto a los efectos de la pandemia como al alza de los costes energéticos concentrarían las mayores vulnerabilidades. En ellos, el peso conjunto del crédito dudoso y en vigilancia especial se acercó al 24% en diciembre de 2021. De hecho, las exposiciones de crédito que presentan alguna señal de deterioro son las que pueden ser, a su vez, más vulnerables a la materialización de los riesgos en el contexto actual. Por ello, es necesario hacer su seguimiento con especial atención, así como realizar un reconocimiento temprano y adecuado de las potenciales pérdidas”, afirmaba Hernández de Cos.

En total, esos préstamos en riesgo suponen 21.475,8 millones de euros, un 24% del crédito total de las actividades que más han sufrido en los dos últimos años. Como recogen los análisis del supervisor, existen deterioros latentes a vigilar que se podrían materializar en los próximos trimestres. Si se amplía la mirada al conjunto de la deuda de hogares y empresas, sin filtrar por sectores, el peso de los que están en riesgo de impago se reduce al 8% (unos 94.000 millones de euros). Sin embargo, el foco se centra en aquellos que más dificultades tienen al no haber cerrado las heridas anteriores.

En el futuro de estos préstamos también jugará un papel relevante el vencimiento de los periodos de carencia de los préstamos ICO aún en vigor, que cumplirán a final de verano: será entonces cuando afloren las compañías que siguen con vida de forma artificial. “Está claro que, una vez terminen las moratorias, la morosidad aumentará dado el impacto de la crisis. Eso sí, no es una situación que ponga en peligro al sector bancario por el esfuerzo en provisiones tan intenso ya realizado”, argumenta Joaquín Maudos, director adjunto del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).

De hecho, el Banco Central Europeo (BCE) alertó este miércoles de la posible quiebra de empresas en esta situación: “Las insolvencias que no se produjeron durante la pandemia pueden ser realidad ahora. Si no todas, parte de ellas”, reconoció Luis de Guindos, vicepresidente del organismo. El Eurobanco, además, detalla en su último informe de estabilidad financiera que “unos precios de la energía y de las materias primas más elevados podrían dañar la actividad en sectores económicos que no se han recuperado completamente de la pandemia”. En este caso se encuentran los relacionados con el turismo, que vislumbran una temporada de verano extraordinaria a la que muchas empresas llegan con el agua al cuello. “Hay empresas que están contra las cuerdas por un modelo de negocio que se ha superado o por el agujero que les ha creado estas crisis, que parece insalvable. Algunas ya han echado el cierre y otras lo harán en los próximos meses”, asegura José Luis Zoreda, vicepresidente del lobby turístico Exceltur.

A un paso de la mora

Este montante bajo vigilancia del Banco de España puede variar en los próximos meses, según los expertos consultados. “Si mejora la economía, creemos que muchos de los que están en vigilancia especial saldrán de ahí”, explica Leopoldo Torralba, economista de Arcano. Sin embargo, si la elevada inflación y las consecuencias de la guerra de Ucrania no cesan, la cantidad bajo vigilancia por riesgo de impago irá en aumento. Y también llegará el desenlace natural en muchos de los casos: más morosidad. “El reconocimiento de la mora afecta mucho a los resultados de los bancos, por eso creo que las entidades preferirán nuevas refinanciaciones o mejorar las condiciones de forma transitoria para evitar una subida brusca en los próximos trimestres”, sostiene Torralba.

Para Maudos es muy importante la labor de monitorización de la calidad de estos créditos que está realizando el Banco de España por dos motivos: “Hay indicios de deterioros en forma de aumento del porcentaje que está en vigilancia especial y también está aumentando el porcentaje de préstamos reestructurados y refinanciados, que suele ser un estadio previo a una potencial morosidad”.

Para entender mejor la relevancia de esta clasificación del supervisor, según la normativa utilizada por el Banco de España, un crédito dudoso es aquel en el que se ha producido un impago del principal o intereses durante un periodo de más de 90 días o cuando se considere improbable que el deudor cumpla íntegramente sus obligaciones, aunque aún no haya importes impagados, explican fuentes del supervisor. Por otro lado, los de vigilancia especial son aquellos en los que ya se ha observado un incremento significativo del riesgo de crédito desde el momento de la concesión, pese a que aún no registre algún impago.

Así, en un momento de incertidumbre como el actual y con las turbulencias que existen en el contexto económico, el Banco de España reclama prudencia por los vaivenes que están por llegar. Sobre todo respecto a aquellos sectores que lo pasaron mal en la pandemia, que llegaban muy tocados a esta nueva crisis sin recuperarse del shock anterior, o a los que la energía les ha propinado un varapalo difícil de superar. Es decir, el conflicto bélico y la crisis energética no solo entorpecen la recuperación, también están asfixiando a una parte de la industria española o rematando a la que ya estaba tocada.

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Sobre la firma

Hugo Gutiérrez
Es periodista de la sección de Economía, especializado en banca. Antes escribió sobre turismo, distribución y gran consumo. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS tras pasar por el diario gaditano Europa Sur. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla, Máster de periodismo de EL PAÍS y Especialista en información económica de la UIMP.

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