El granero de España contiene la respiración por el conflicto de Ucrania
El puerto de Tarragona almacena las últimas reservas de cereales de Ucrania, que ha prohibido las exportaciones de maíz, y aguarda con incertidumbre la eventual escasez de suministro
El puerto de Tarragona despacha al año nueve millones de toneladas de crudo y mueve otra decena de millones de toneladas de fuel, butano, propano y varios productos de un completo surtido químico y petrolífero. La infraestructura es esencial en las tareas de reparto del ingente volumen de materias que genera el hiperactivo polígono petroquímico. Pero, más allá de la química, el puerto de Tarragona es uno de los principales graneros de España. Recibe entre cuatro y seis millones de toneladas de cargamentos agroalimentarios al año, “básicamente cereales”, concreta un portavoz del puerto.
Ucrania juega un papel clave como fuente de suministro de forrajes, y la crisis de tráficos que ha provocado la invasión del país por parte de Rusia siembra de incertidumbres el flujo comercial para los meses venideros. Desde el puerto catalán se apunta que las existencias de grano están garantizadas. Al menos, temporalmente, puesto que Ucrania ha prohibido ya las exportaciones de maíz.
El estallido del conflicto bélico se produjo justo cuando los buques procedentes de Ucrania habían descargado en Tarragona la mayor parte de la cuota anual de cereal. “Entre noviembre del año pasado y febrero de este año, recibimos 908.000 toneladas de cereal ucranio”, indican fuentes del puerto. No se aporta un desglose pormenorizado del tipo de mercancías que se descargaron, pero sí se apunta que en los almacenes portuarios hay, fundamentalmente, “trigo, maíz y piensos”. Los recuentos del puerto sitúan las reservas al 80%, y cuadran con las manifestaciones del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, quien aseguró en una reunión con organizaciones agrarias que actualmente no existe riesgo de desabastecimiento. Planas reveló datos que buscaban sustentar una llamada a la calma, y presentó al puerto de Tarragona como la puerta más importante de entrada de maíz en España. Dijo que hay existencias suficientes para garantizar el suministro hasta mediados de abril, por lo menos.
El cereal que se desembarca en Tarragona tiene por destino, principalmente, Lleida y Aragón. Son zonas donde se concentran grandes explotaciones ganaderas, también varias de las controvertidas macrogranjas, y centros industriales de elaboración de piensos. Los envíos de cereales salen del puerto en camiones o cargados en vagones de tren. “El movimiento es continuo”, refiere un trabajador de la autoridad portuaria, descartando que la invasión ucrania, y el bloqueo de sus exportaciones cerealistas, haya ralentizado las remesas que salen del muelle.
El puerto apunta que la crisis por el conflicto bélico puede tener un efecto retardado. “Hay que tener en cuenta que la importación de cereales y forrajes fluctúa a lo largo del año. No es un tráfico estable porque depende de los periodos de cosechas en los países productores. Los ciclos van de noviembre a febrero o marzo, que representa el pico más alto. El periodo valle es de abril a julio, en agosto y septiembre hay un repunte y, luego, vuelve a bajar hasta noviembre”, detalla Genoveva Climent, directora comercial y de desarrollo de negocio de la Autoridad Portuaria de Tarragona.
Mientras, la Generalitat de Cataluña baraja un escenario complicado para el suministro de cereales. Un informe de Acció, la agencia pública para fomentar la competitividad de la empresa, constata una “gran dependencia de ciertos productos de Ucrania”. Y enumera el aceite de girasol, la colza y el maíz. En un extenso dictamen hecho público este miércoles, los técnicos de Acció ponen de relieve que las interferencias en el aprovisionamiento de cereales pueden afectar a las granjas de cerdos y de pollos, y provocar un aumento de precios “muy importante”, que afectará “de manera muy relevante” los costes para la alimentación animal y humana.
El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación señaló este miércoles en el Congreso de los Diputados que el Gobierno está respondiendo y actuando, en el seno de la Unión Europea, para paliar los efectos sobre el sector agroalimentario de la guerra en Ucrania, y en particular para buscar alternativas que aseguren el abastecimiento de artículos importados de ese país, como el maíz y el aceite de girasol. Junto a los fertilizantes, son los productos que constituyen las preocupaciones principales. El ministro aseguró que el 22% del maíz que consume España llega de Ucrania. Una vez aquí se emplea, principalmente, en la producción de piensos para alimentación animal.
Planas recordó que España es uno de los países que ha solicitado a la Comisión Europea que se flexibilicen los criterios de importación para facilitar la llegada de maíz desde terceros países, y que se autorice también la ampliación de las superficies de cultivo de forma excepcional dentro de la Unión, siempre con garantías para la seguridad alimentaria. Ucrania había recientemente que los ferrocarriles del país están listos para organizar la exportación de productos agrícolas, especialmente la de cereales ucranios, que representan el 11% del mercado mundial, informó la administración estatal de transporte ferroviario del país. Sin embargo, la Administración acaba de prohibir las ventas de varios cereales, entre ellos maíz, azúcar, sal y carne hasta final de año.
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