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La OCDE rebaja las previsiones de crecimiento para España y aparca la plena recuperación a 2023

El organismo pronostica que la economía crezca el 4,5% en 2021, el 5,5% en 2022 y el 3,8% en 2023

Contenedores en el Puerto de Barcelona.
Contenedores en el Puerto de Barcelona.Europa Press
Lluís Pellicer

El pasillo que lleva a la puerta de salida de la crisis es más largo de lo previsto. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha rebajado con contundencia las previsiones de crecimiento para España para 2021, del 6,8% al 4,5%, y en 2022, del 6,6% al 5,5%. Para 2023, augura una expansión del 3,8%. El organismo con sede en París sigue la estela de otras instituciones internacionales, entre ellas el FMI y la Comisión Europea, que recortaron sus pronósticos para España después de que el Instituto Nacional de Estadística (INE) diera un drástico tajo a su estimación inicial del crecimiento del PIB del segundo trimestre, del 2,8% al 1,1%.

Apenas 48 horas de vida tuvieron las previsiones que la OCDE formuló en septiembre. Entonces, la institución previó un fuerte rebote para España tanto este año como el que viene, por encima del 6,5% en ambos ejercicios. Solo dos días después, el INE corregía su estimación inicial del crecimiento del segundo trimestre, del 2,8% al 1,1%, y enfriaba el crecimiento económico augurado por el Gobierno y las instituciones internacionales. A partir de entonces, todos los organismos empezaron a recortar sus pronósticos, alejándose de los esbozados por el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

La OCDE cree ahora que la retirada de las restricciones —amenazada en media Europa por la nueva variante del coronavirus— por fin ha dado ímpetu a la economía. España tiene en su mano una de las principales bazas para la recuperación: una elevada tasa de vacunación que ha permitido una caída de las hospitalizaciones. Según la OCDE, esas mejoras han permitido a las comunidades autónomas levantar restricciones, lo cual ha sido clave para el sector servicios, en el que el turismo y la hostelería juegan un papel primordial.

La vacunación es la gran palanca que tienen en su mano los gobiernos, que incluso empiezan a plantearse imponer la inmunización de forma obligatoria. Pero hay otra herramienta que el Ejecutivo deberá canalizar: los 70.000 millones de euros procedentes de los fondos de recuperación, el 85% de los cuales la OCDE estima que se gastarán hasta finales de 2023. Al otro lado de la balanza, dos vientos de cara que deben amainar para despejar el paso a una recuperación más fuerte. El primero lo constituyen los cuellos de botella en la producción y la escasez en las materias primas. Según la OCDE, ese no sopla con tanto vigor en España como en sus socios de la UE. El segundo consiste en una inflación desbocada por los precios de la energía, que la OCDE cree que este año será del 2,9% y el que viene, del 3,2% por un “efecto arrastre”. En 2023, el alza de precios se moderará hasta el 1,5%.

Papel clave de los ERTE

La senda de recuperación es clara, pero más modesta que la augurada en anteriores informes, por lo que el Producto Interior Bruto (PIB) español no recuperará el nivel que tenía antes de la pandemia hasta el primer trimestre de 2023. “La demanda doméstica será el principal motor del crecimiento, ya que una mayor confianza, la mejora de las condiciones del mercado laboral, las condiciones de financiación favorables y los fondos Next Generation de la UE impulsan el consumo y la inversión privados”, sostiene el documento publicado este miércoles. Ahí es clave el colchón que han ido construyendo las familias durante la pandemia. La OCDE prevé que la tasa de ahorro vaya recuperando los niveles anteriores a la pandemia a medida que los hogares vayan consumiendo y atendiendo las necesidades que pospusieron, pasando del 10,8% de sus ingresos disponibles en 2020 al 6,9% en 2021 y el 4,8% en 2022.

Para ello, también han sido decisivos los ERTE, que el documento señala que han permitido limitar la destrucción de empleo y allanar el camino a la recuperación económica. Y señala que el aumento de las afiliaciones a la Seguridad Social y la reducción del volumen de trabajadores que se hallan en esos mecanismos de protección temporal están devolviendo al mercado laboral a niveles casi similares a los de antes de la pandemia. En concreto, la OCDE prevé que la tasa de paro regrese en 2022 al 14,2% y siga cayendo en 2023 hasta el 13,6%. Sin embargo, el informe señala los dos grandes agujeros del mercado laboral español: la elevada tasa de parados de larga duración (32%) y jóvenes (30%).

La crisis ha tenido un impacto en las finanzas públicas, tanto por las dimensiones del desplome (la economía cayó un 10,8% en 2020) como por el gasto en el que incurrieron las administraciones para hacer frente a la emergencia sanitaria y económica. España cerró el año pasado con un desfase presupuestario equivalente al 11% del Producto Interior Bruto (PIB). Las administraciones irán drenando ese déficit hasta el 8,1% del PIB en 2021, el 5,4% en 2022 y el 4,2% en 2023. La deuda pública, que escaló del 95,5% de 2019 al 120% de 2020, también irá reduciéndose hasta llegar al 115,9% del PIB en 2024.


Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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