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Una morada eterna para ‘Lourditas’, la pulpo pionera de la acuicultura mundial

El grupo Nueva Pescanova inaugura un centro de investigación marina en O Grove (Pontevedra), desde donde comenzará a comercializar pulpo de acuicultura el próximo verano

El Biomarine Center de Pescanova, inaugurado este lunes en O Grove (Pontevedra), en una imagen facilitada por la compañía.
El Biomarine Center de Pescanova, inaugurado este lunes en O Grove (Pontevedra), en una imagen facilitada por la compañía.
José Luis Aranda

Fue un criadero de pollos, una piscifactoría de rodaballos y, ahora, un centro dedicado a la investigación de la acuicultura. Grupo Nueva Pescanova ha inaugurado este lunes en O Grove (Pontevedra) su Biomarine Center, desde donde prevé que salgan los primeros pulpos criados en piscifactoría que se comercializarán en el mundo. El lanzamiento al mercado será el próximo verano, pero la presentación de las instalaciones, que han supuesto una inversión de 7,5 millones de euros y dos años de obras, han servido como preestreno.

A la puesta de largo del nuevo centro de la compañía viguesa han asistido el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y numerosos medios invitados por la compañía, entre ellos EL PAÍS, para recorrer su espacio expositivo. El Biomarine Center, en sus 4.000 metros cuadrados, cuenta con un museo dedicado a la pesca y cultivo de especies marinas que se abrirá al público con un coste de entre 4,8 y 10 euros. El espacio pretende concienciar sobre los problemas ecológicos que afectan a la actividad pesquera, ensalza la importancia de la acuicultura —de donde sale prácticamente la mitad del consumo mundial de especies marinas— y no olvida, lógicamente, repasar la historia de la compañía destacando sus logros y disimulando los momentos más delicados.

Pescanova, nacida en 1960 de la innovadora idea de José Fernández que llevó a construir los primeros barcos-congelador del mundo, estuvo a punto de desaparecer cuando se destaparon los excesos contables que Manuel Fernández de Sousa, hijo del fundador y condenado a ocho años de prisión por la Audiencia Nacional en octubre de 2020, había cometido para hacer crecer la compañía de manera desmesurada. La firma quedó a merced de sus acreedores y así nació en 2015 Nueva Pescanova, de la que la entidad financiera Abanca es propietaria en un 97%.

“El hecho de que un banco con sede en Galicia haya tomado posición [en la compañía] debemos valorarlo”, ha recordado Feijóo, el único que en el acto institucional se ha detenido en recordar esos momentos de “enorme dificultad financiera”. La mítica marca comercial que popularizó a Rodolfo Langostino en los años setenta del siglo pasado se garantizó así su supervivencia con cifras algo más modestas que en la anterior etapa, aunque sigue siendo un gigante mundial con 62 barcos y 10.000 empleados. Sus productos se venden en más de 80 países.

Junto con la propia salvación de la compañía, otro hito del nuevo grupo ha sido el de completar el ciclo de crianza y reproducción fértil del pulpo en cautividad. En 2019, Lourditas, una hembra que había nacido en sus piscinas, logró tener crías y estas han seguido reproduciéndose de manera que ya van por la quinta generación. El espécimen cuenta con una foto en el museo del Biomarine Center, que dedica un apartado a explicar la acuicultura de estos cefalópodos e informa de que su pionera logró sobrevivir un año tras la crianza. Algunos de sus descendientes han podido verse en acuarios montados específicamente para la inauguración del centro, pero no lo estarán en adelante.

Secreto industrial

La visita solo permite ver pequeñas muestras de lo que sucede en el alma del edificio, un piso más abajo, como la crianza de algunos alevines de rodaballo. Esta es la especie que Nueva Pescanova cultiva en sus granjas gallegas y que dio origen a las actuales instalaciones de O Grove. En esta parcela, antes ocupada por gallineros, Insuiña creó en 1983 la primera piscifactoría española de rodaballos y la segunda del mundo. Nueve años después la absorbería Pescanova. “No podíamos dejar languidecer un sitio así”, ha asegurado el consejero delegado de la compañía, Ignacio González. “La planta de abajo es un centro de investigación de donde vamos a sacar nuevas especies”. 40 personas están ya manos a la obra.

Nueva Pescanova aspira a reeditar con el pulpo algo similar a lo que hizo con el rodaballo. Lourditas supuso un avance científico, pero también le ha otorgado una ventaja comercial sobre sus competidores. Ese es el motivo de que la compañía guarde con celo el secreto industrial que le permitirá vender pulpos de piscifactoría. Cualquier detalle, desde la coloración del agua donde se crían los juveniles, cuando no llegan a 10 gramos, hasta la alimentación que se prepara para hacerlos crecer hasta los 2,5 kilos, podría dar pistas a la competencia y recortar esa ventaja, que este lunes se ha ensanchado.

Con el anuncio de que la venta de pulpo cultivado en sus tanques se iniciará el próximo verano, el grupo avanza hacia una nueva etapa. Hasta ahora oficialmente se encontraba “en fase de investigación para su producción a gran escala”, como reza uno de los carteles del Biomarine Center. De aquí saldrán los primeros: no será Pescanova quien rompa el vínculo simbólico de Galicia con el pulpo. Pero para escalar la producción serán necesarios muchos más metros cuadrados y, según adelantaron medios locales la semana pasada, la granja desde la que la compañía se ha propuesto llenar los lineales de supermercado de todo el mundo con pulpo criado en cautividad se ubicará en Las Palmas de Gran Canaria. La foto y la historia de Lourditas —apodada así porque “alguno dijo que era imposible y los milagros, a Lourdes”, ha confesado el consejero delegado— quedarán inmortalizadas junto a la ría de Arousa.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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