El pulso por la reforma laboral en el Gobierno se centrará en la temporalidad y la negociación colectiva
La pugna se dirime ahora en las reuniones de carácter técnico “para abordar contenidos” que mantendrán representantes de Trabajo, Economía, Hacienda y Seguridad Social
Más allá del compromiso político ratificado este martes para “derogar” la reforma laboral del PP que ha buscado cerrar la última crisis en el Ejecutivo de coalición, la negociación entre el PSOE y Unidas Podemos para fijar una posición conjunta en la letra pequeña del pacto continúa. La batalla se dirimirá ahora en las reuniones de carácter técnico “para abordar contenidos” que mantendrán todas las semanas los representantes de Trabajo, Economía, Hacienda y Seguridad Social. Estos encuentros comenzaron en la tarde del martes, pocas horas después del comunicado de La Moncloa, sin que trascendiese públicamente ningún avance. Buena parte del pulso entre ambos partidos se centrará ahora en la temporalidad y la negociación colectiva.
Remendar un mal endémico del mercado de trabajo como es la temporalidad preocupa especialmente a Europa, que no ha dudado en tirar de las orejas a España por encontrarse considerablemente alejada (25%) de la media europea (14%). El problema en este aspecto no está tanto en el fondo, como en la forma. Todas las partes —Gobierno, sindicatos y patronales— reconocen que la temporalidad se ha desbordado en los últimos años, pero la principal dificultad radica ahora en establecer por qué vía ha de resolverse el problema. Las propuestas que se han venido manejando hasta el momento afrontan esta cuestión como un todo, y es ahí donde los empresarios discrepan. Consideran que no se puede legislar de una manera común a todos los sectores cuando los orígenes son diversos.
Si bien Trabajo aboga por establecer un límite en el porcentaje máximo de temporalidad en las empresas, en este aspecto la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, no ha puesto negro sobre blanco su propuesta. El último borrador del departamento, que recogía las aportaciones de los agentes sociales, planteaba limitar al 15% el número de temporales en una empresa, iniciativa que se sumaba al establecimiento del contrato por tiempo indefinido fijo-discontinuo “para la realización de trabajos de naturaleza estacional o vinculados a actividades productivas de temporada” como son los trabajadores del campo o el sector turístico.
La pretendida reducción de contratos estacionales se completa, según la propuesta de Trabajo, con la eliminación del contrato por obra o servicio, y que, según datos sindicales, conforma el 92% del total de los eventuales. Esta es otra línea roja para los empresarios. Fuentes cercanas a la CEOE indican que estarían dispuestos a realizar ajustes alrededor de esta figura contractual con los que se limitasen los abusos que se han producido.
La negociación colectiva será otro de los principales puntos de fricción, aunque fuentes del diálogo social señalan que en la última reunión se avanzó mucho en este punto. El departamento de Yolanda Díaz trabaja para invertir la prevalencia actual de los convenios de empresa sobre los sectoriales, aunque con excepciones. Tampoco en esto Calviño ha fijado públicamente una postura, aunque este aspecto mantiene alejada a la patronal, y Economía quiere sumar sí o sí a los empresarios al acuerdo final. La recuperación de la ultraactividad o la regulación de la subcontratación, donde las posturas no están tan alejadas, según las mismas fuentes, son otros de los apartados que centrarán el debate durante todo noviembre.
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