El compromiso de Pedro Sánchez implica que la luz baje en el tramo final del año
Solo un abaratamiento desde los niveles actuales, sea por vía de mercado, regulatoria o tributaria, permitirá que la factura de 2021 sea como la de 2018
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha comprometido en una entrevista con EL PAÍS a que las familias acaben pagando en el conjunto de 2021 aproximadamente lo mismo que en 2018, ajustando el precio por el índice de precios al consumo (IPC). Frente a las previsiones que se manejaban hasta ahora, eso supone que en el tramo final del año la factura de la luz afloje la presión tras los máximos que está marcando este verano, según cálculos realizados a partir de los datos del propio Gobierno y del Instituto Nacional de Estadística.
La factura eléctrica es compleja y las comparaciones no son lineales. Para empezar porque hay diferencia entre los consumidores del mercado libre y los acogidos a la tarifa regulada (PVPC, precio voluntario para el pequeño consumidor). Además, porque la tarifa regulada ha sufrido importantes modificaciones, la más reciente de ellas el paso a la tarifa por horas. El modo en que los precios récord del mercado mayorista se trasladan al consumidor es diferente según la tarifa que se use. Además, cada consumidor es diferente y el uso que hace de la electricidad, distinto.
Hablando en promedio, desde el punto de vista de la tarifa regulada, la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, señaló en el Congreso el pasado 30 de agosto lo siguiente: “Si hacemos un análisis de lo que han pagado en promedio los consumidores que cuentan con tarifa PVPC en los últimos años, vemos que un consumidor en el año 2018 pagó un total de 598 euros en todo el año, es decir, algo menos de 50 euros al mes; en el año 2019, 562 euros, bajó; en el año 2020 tuvimos un récord de precios bajos, ya lo hemos comentado, 512 euros, y en el año 2021, proyectando los precios altos que estamos viviendo, insisto, conscientes de que estamos en el mes de agosto récord de nuestra historia, pagaríamos alrededor de 644 euros en total en el año, es decir, algo menos de 55 euros en promedio mensual”.
En términos nominales, 2018 ha sido hasta ahora el año con la electricidad más cara para los consumidores, lo que desató cierta alarma social que llevó a la aprobación del bono social térmico y a la suspensión del impuesto de generación, pero sin que el precio de la luz alcanzase un protagonismo como el de ahora. La proyección de Ribera, con todo, era de una factura anual de 644 euros para este año frente a 598 euros de 2018. Una diferencia de 46 euros (unos 4 euros mensuales). Incluso si se ajusta por inflación, aún sería unos 20 o 22 euros más cara, así que para alcanzar unos precios como los de 2018 haría falta que la tarifa bajase en total en los meses de aquí a fin de año el equivalente a unos 20 o 25 euros, aproximadamente, con respecto a la proyección de Ribera.
Para ello, la principal medida que ha puesto en marcha el Gobierno es gravar los llamados beneficios llovidos del cielo (la sobrerretribución que logran las centrales hidráulicas y nucleares, que no emiten CO₂, gracias precisamente a que los altos precios del CO₂ hacen subir el precio mayorista) y trasladar esa cuantía a los consumidores, pero es una medida que está en trámite y no se sabe durante cuántos meses desplegará sus efectos. También puede confiar en que los precios del mercado mayorista bajen, pero no hay muchos indicios que apunten en esa dirección. Tras la subasta del domingo, hoy vuelve a ser el lunes con el precio mayorista más caro de la historia y el cuarto en términos absolutos, solo por detrás del jueves, viernes y sábado de la semana pasada. De momento, por tanto, septiembre ha empezado con un nivel de precios en el mercado mayorista superior incluso a la media de agosto, que supuso un récord absoluto. El plan del Gobierno a medio plazo es que la tarifa del consumidor no esté tan ligada a los vaivenes del mercado mayorista, pero eso requeriría una reforma que aún no está diseñada y que no se espera que dé sus frutos este mismo año.
El Gobierno tendría aún un as en la manga, que sería bajar el IVA de la electricidad, que ya redujo del 21% al 10% y pasarlo al 4%. Eso permitiría de un plumazo cumplir el compromiso, pero por ahora el Ejecutivo ha negado que se plantee hacerlo.
Si la comparación se quiere hacer con el conjunto del mercado y no solo con el PVPC, se complica aún más. Las diferentes ofertas y tarifas con que cuentan las compañías (que normalmente salen más caras que el PVPC) dificultan sacar conclusiones. Una forma de aproximarse es tomar el índice de electricidad dentro de la cesta del índice de precios al consumo que calcula el INE con una compleja metodología. Dicho índice, que mide precios nominales, había alcanzado hasta ahora sus niveles más altos en 2018, con una media aritmética de los 12 meses de 112,38 puntos. En 2019 la media bajó a 104,85 y en 2020 descendió a 95,41. En lo que va de año, con los datos de siete meses disponibles, la media es de 113,97, pero llegó a alcanzar 126,291 en junio y, tras la rebaja del IVA, 120,03 en julio. Sabiendo que agosto ha sido un mes de precios récord, la conclusión es parecida a la que se llegaba con el PVPC: solo una rebaja de los precios de aquí a fin de año, sea por vía de mercado, regulatoria o tributaria, permitirá cumplir el compromiso enunciado por Sánchez.
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