El sector turístico vislumbra su nueva normalidad
Tras la recuperación de los viajes nacionales, la industria espera que queden atrás las restricciones y se reactive la demanda extranjera
La travesía en el desierto del turismo español parece tocar a su fin. Esta industria, capital para el país, lleva más de un año con unos ingresos mínimos y hasta este verano no ha encontrado su nueva normalidad. El verdadero balón de oxígeno han sido los turistas nacionales, que han viajado por el país incluso más que en el año previo a la pandemia. Pese a que los avances en la vacunación han aliviado las restricciones a la movilidad por Europa. todavía falta por recuperar a los visitantes extranjeros, un segmento clave para las arcas del sector.
La campaña de verano, que cierra estos días su temporada alta, va camino de superar las expectativas. Ramón Aragonés, consejero delegado de NH Hotel Group, destaca la buena campaña en líneas generales, con especial atención en la zona norte de la Península y el litoral: “El comportamiento en España ha sido mejor que la media de nuestros hoteles a escala global, con una ocupación media cercana al 55% en julio y al 60% en agosto”.
Estas cifras se entienden como un éxito, sobre todo por la incertidumbre con la que se llegaba a julio y agosto con la expansión de la variante delta del coronavirus. El impacto fue tal que incluso grandes mercados emisores como Reino Unido, Alemania y Francia limitaban o recomendaban no viajar a España, lo que hizo revivir los peores momentos del año anterior. Sin embargo, ese nubarrón se pudo sortear, en buena medida por el empuje de la inmunización masiva, que en España roza ya el 70% de la población con la pauta completa. Antonio Catalán, presidente de AC Hotels by Marriott, coincide en esta lectura positiva de los últimos meses: “El verano ha ido muy bien. Tenemos hoteles que han hecho incluso mejor agosto que 2019”.
Así, la vacunación y el ahorro acumulado durante la pandemia se han convertido en los puntales de la buena campaña estival, especialmente entre los españoles, que se han decantado por salir menos al extranjero ante los azotes de la emergencia sanitaria. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, el turismo nacional consiguió superar en julio el número de pernoctaciones hoteleras registradas ese mes de 2019, antes de la pandemia. Hubo 14,9 millones de noches gastadas por los viajeros residentes en España frente a los 14,8 millones de hace dos ejercicios. Se trata de la cota más alta alcanzada en un mes de julio desde el inicio de la serie histórica (en 1999). El incremento es mínimo, del 0,37%, pero supone un antes y un después para el sector tras atravesar los peores meses de su historia. Las pernoctaciones extrahoteleras (apartamentos, campings, etc.) siguieron la misma dinámica. Mientras que las de julio de residentes en España superan en un 19% las de julio de 2019, las de los no residentes caían un 59%, según los datos publicados este martes por el INE.
También supera su máximo histórico en el número de viajeros residentes en España para un mes de julio: 5,8 millones frente a los 5,7 millones del mismo mes de 2019. Otra ligera subida, pero que afianza una recuperación que da algo de aire al sector. Esto explica el aumento del consumo, que según el BBVA Research repuntó en julio un 20% respecto a 2019. “En Baleares y Canarias ha habido un verano con ocupaciones en línea con lo previsto y todavía siguen entrando nuevas reservas para septiembre”, sostiene Alejandro Reynal, consejero delegado de Apple Leisure Group, que confía en que la buena situación sanitaria permita alargar algo la temporada.
A la espera del turismo internacional
Hasta aquí las conclusiones de la cara amable de la temporada. Sin embargo, el zarpazo del coronavirus deja otra menos halagüeña, con la lenta recuperación del turismo internacional. Según los datos del INE de pernoctaciones hoteleras registradas, los extranjeros gastaron un 60% de noches menos que en julio de 2019 (11,5 millones frente a 28,3 millones de hace dos años). Y en el número de viajeros la cifra se redujo un 57%.
Esto tiene su repercusión negativa: menos vuelos, menos facturación en hoteles y restauración y menos ingresos en los comercios vinculados al turismo. “Estos meses han ido bien en los destinos que tienen turismo local, pero se ha echado de menos al viajero de largo radio. Comercio y restauración vive de estos visitantes en las grandes ciudades”, explican fuentes del sector comercial más dependiente del turismo, todavía muy mermado.
En el sector aéreo, en julio hubo 15 millones de pasajeros en la red española, la mitad que ese mes de 2019, según Aena. Si se miran solo las llegadas de viajeros extranjeros, Turespaña cifró en 4,4 millones de personas los que entraron en el país por alguno de los aeropuertos del país. Es decir, casi un 60% menos que en el año previo a la pandemia. Así, el sector sigue a la espera de los turistas extranjeros y confía en que la reactivación se produzca en los próximos meses.
“Desde la decisión de Alemania de poner a Canarias en el semáforo verde hemos recibido un aluvión de reservas. Agosto ha sido bueno y septiembre parece que lo será también para este destino”, explican fuentes de la hotelera Riu. Por parte de Meliá también son optimistas con esta vuelta de los viajeros internacionales: “Las expectativas con el mercado alemán son positivas y hemos notado mejoras en el cliente británico. Para septiembre nos estamos acercando a los niveles de 2019”. Una visión optimista que se acrecienta tras conocerse el pasado viernes que Berlín saca a todo el país de la lista de riesgo, lo que espoleará las reservas del mercado alemán en la parte final del verano.
Alargar la temporada
El sector se marcó desde el inicio del verano el objetivo de alargar la temporada. Para septiembre se da por hecho, ya que muchos viajeros planearon sus vacaciones para la parte final ante la incertidumbre que existía en junio. El problema llegará después, en octubre, cuando las hoteleras reconocen que la movilidad se centrará en escapadas de fin de semana. “Durante el otoño y el invierno entendemos que los viajes de corta duración, las conocidas como escapadas, van a cobrar mucho protagonismo”, aseguran portavoces de la hotelera Bahía Príncipe y Soltour Travel Partners —alianza entre Soltour, del Grupo Piñero, y Smytravel, de Logitravel—.
Esta posible prórroga de la temporada es complicada, especialmente en los grandes destinos turísticos de sol y playa. El motivo es evidente: su mayor reclamo es el litoral y solo atraerá a un número importante de viajeros si las condiciones meteorológicas lo permiten. Antonio Catalán, de AC by Marriot, lo tiene claro y prefiere no crear falsas expectativas: “Los ciclos son los ciclos. La temporada fuerte de los sitios de verano son julio y agosto. En septiembre hay gente que alarga más, pero las estancias serán cada vez más cortas”.
Otro escenario diferente es el que se abre para Canarias. Allí, su temporada alta llega en invierno, cuando se habrá vacunado a casi toda la población europea que se haya querido inmunizar. Y se espera que las restricciones a la movilidad sean todavía menores. De ahí que las hoteleras presentes en la zona prevean una campaña positiva. Reynal, de ALG, que cuenta con una decena de hoteles en las islas, es optimista: “Las expectativas son buenas, aunque todavía es pronto para ver el crecimiento de la ocupación. Eso sí, cada vez entran más reservas para noviembre y diciembre, lo que muestra el interés que existe”. Una lectura en la que coinciden otras firmas con presencia en las islas como Riu y Meliá para alivio de la región, cuya economía depende en un tercio del sector.
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