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La pandemia acabó el año pasado con 400 empresas de automoción

La industria del motor, que debe afrontar ahora el reto de la electrificación, no contaba con tan pocas compañías desde 2009

Dani Cordero
Varios clientes miran vehículos en un concesionario de Barcelona.
Varios clientes miran vehículos en un concesionario de Barcelona.CRISTOBAL CASTRO (EL PAÍS)

La industria de la automoción sufrió otro roto durante los meses fuertes de la pandemia del año pasado. No se trata solo de los ERTE —que afectaron a 60.000 de sus trabajadores— ni de la caída de las ventas. El problema se refiere a las 409 empresas que no pudieron aguantar el parón y entre febrero y diciembre acabaron bajando la persiana. Esa mortalidad representa el 14% de las compañías del sector registradas en el Régimen General de la Seguridad Social, que al final del ejercicio tenía 2.448 compañías. Es la cifra más baja de la serie, que arranca en 2009.

El dato consta en el último informe que CaixaBank Research ha dedicado a la industria manufacturera en España y en el que vaticina una lenta recuperación para los fabricantes de vehículos y toda su constelación de proveedores. El contexto de incertidumbre, señala, “incentiva el ahorro por precaución de los hogares y el retraso de los planes de inversión por parte de las empresas”, condiciones empeoradas por la subida del impuesto de matriculación hasta julio y el fin del plan Renove en diciembre del año pasado. Anfac prevé cerrar el presente ejercicio con apenas 925.000 vehículos vendidos.

El problema de la pandemia es que, en el caso de la automoción, ha llovido sobre mojado porque las cifras de ejercicios anteriores tampoco habían sido positivas. La actividad de la automoción apenas creció un 0,1% en 2019 y venía de caídas del 1% los dos ejercicios previos. La producción llegó a desplomarse algún mes del pasado año un 99% debido a la hibernación de la economía para intentar evitar la propagación del virus. La producción final, con 2,27 millones de vehículos (un 19,6% menos), fue la cifra más baja de los últimos siete años. El índice de producción industrial muestra que una de las actividades más castigadas en 2020 fue la de la fabricación de coches con un retroceso del 18,5%, el mayor desde 2009.

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Tras el golpe durísimo de la pandemia, la reactivación fue superior a la de otros sectores, pero se ha quedado aún a medias. En abril pasado no se había constatado una recuperación total: el empleo se situaba un 6% por debajo de los volúmenes del mismo mes de un año antes. La automoción envió a expedientes de regulación temporal de empleo a 60.000 personas (un 27% del total) y esas afectaciones se reactivaron antes del verano a causa del impacto que el colapso de semiconductores ha dejado a la industria global.

Las ventas no han descendido tanto gracias a la robustez del mercado exterior, con caídas inferiores a las del mercado español aunque se ha ido reduciendo en los últimos años. Esta caída se explica, por una parte, por la mayor competencia internacional. Pero también por la falta de especialización en coches eléctricos e híbridos de las nueve factorías españolas que ensamblan turismos y todoterrenos. Así, asumen menos demanda de otros mercados europeos, adonde se dirigen en torno al 80% de las ventas de los vehículos producidos en España.

Mejora en el segundo semestre

El servicio de estudios del banco espera, sin embargo, “una notable mejora” en el segundo semestre, de la mano de la recuperación de la confianza de los consumidores y gracias al plan Moves de subvenciones puesto en marcha por el Gobierno para incentivar la compra de vehículos electrificados. El horizonte que pinta el informe El resurgir de la industria después de la pandemia es complejo, sobre todo por la descarbonización a la que le obliga la normativa europea. Esa es también una oportunidad para las fábricas españolas, ya que en los próximos años los fabricantes deberán decidir dónde construyen esos nuevos vehículos que ayuden a evitar las multas si no se asumen los límites de contaminación fijados por la UE: 95 gramos de CO₂ por kilómetro recorrido desde 2021, 80 gramos en 2025, 65 gramos en 2030 y cero emisiones en 2040.

Y ahí España tiene recorrido para avanzar, puesto que apenas un 6% de todos los vehículos que produce son eléctricos o híbridos. Un informe de KPMG señalaba a las fábricas españolas entre las más competitivas de España, junto a las de Alemania y el Reino Unido. El de CaixaBank va en la misma senda cuando se refiere a la automatización, al contabilizar en las factorías españolas en torno a 1.000 robots por cada 10.000 empleados, “cifra comparable con los 1.311 robots en las plantas alemanas”.

Industria a diferentes velocidades

La automoción es uno de los ejemplos de cómo de desigual ha sido la afectación de la pandemia en la industria manufacturera. No se ha acabado de recuperar, pero está en mejores condiciones que, por ejemplo, la industria textil o la de las bebidas. Y por detrás de otras que apenas han sufrido la crisis, como el farmacéutico o los fabricantes de productos electrónicos.

Durante la pandemia, la industria manufacturera española ha sido la que ha sufrido una caída más significativa frente a otros países como Italia, Francia, Portugal o Alemania. Se desplomó un 28,5% (en el segundo trimestre de 2020 respecto a finales del 2019), muy por encima de la media de la eurozona, donde el impacto fue del 19,7%. El 16,3% de su empleo, 327.000 personas, llegaron a quedar acogidos a un ERTE (en el sector del mueble llegó a superar el 30% de su empleo), aunque en un 40% eran parciales. En abril esa afectación era del 2,1%.


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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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