Argentina se sube a la pelea por la presidencia de la CAF
Christian Asinelli aspira a dirigir el segundo mayor banco de desarrollo de América Latina tras la renuncia anticipada, en marzo, del peruano Luis Carranza
Argentina quiere la dirección del Banco de Desarrollo de América Latina, la versión ampliada de la Corporación Andina de Fomento (CAF). El hombre elegido por la Casa Rosada se llama Christian Gonzalo Asinelli (Buenos Aires, 45 años), representante suplente de Argentina en el directorio del banco y con cargo en la secretaría de Asuntos Estratégicos en Buenos Aires. La elección se realizará en México el 5 de julio. Asinelli enfrentará ese día al colombiano Sergio Díaz-Granados, actual director ejecutivo por Colombia ante el BID. La elección supondrá además la normalización del directorio, en manos de un interino desde marzo, cuando el peruano Luis Carranza presentó su dimisión por acusaciones de acoso laboral.
La CAF nació en 1968 como un banco multilateral integrado por países andinos, pero diversas ampliaciones lo han transformado poco a poco en uno regional. En 2002 y 2009 se sumaron como accionistas España y Portugal, y dieron a la CAF un perfil iberoamericano. Hoy es el segundo mayor banco de desarrollo de la región, después del BID, con 19 países accionistas, 14 no andinos, y una cartera de créditos e inversiones de 28.000 millones de dólares. Si logra juntar 10 votos, el argentino Asinelli se convertirá en el primer presidente nacido en un país que no forma parte del núcleo fundador. “Es un buen momento para eso”, dice Asinelli sentado en un sillón estilo francés en una los salones de la Casa Rosada. “CAF es una institución que muy generosamente abrió la membresía a otros países, pero hasta hace poco los presidentes eran andinos, por una cuestión lógica. Enrique García [boliviano, predecesor del peruano Luis Carranza] estuvo 25 años en la institución, fue el que la hizo crecer, la pasó de una institución que prestaba 200 millones de dólares a 15.000 millones de dólares”, dice.
El candidato argentino trabajó cuatro años bajo el ala de García. Asegura que eso le permitió conocer de primera mano el funcionamiento del banco, una institución atomizada en doce subsedes por toda la región. La oficina central está en Caracas, y la decisión de Carranza de trasladarla a Lima generó críticas entre algunos socios. Asinelli asegura que, en caso de ganar, mantendrá la dirección en Venezuela. “La localía se mantiene en Caracas; para cambiarla se necesita un acuerdo de todos los miembros. Es un debate que se puede dar, pero hoy la sede está en Caracas”, asegura.
Argentina lideró en el pasado la oposición en el BID al nombramiento como presidente del estadounidense Mauricio Claver-Carone, candidato elegido por Donald Trump. La elección de Claver-Carone rompió la tradición del BID de reservar la dirección a un latinoamericano. La CAF es la nueva batalla diplomática que dan desde Buenos Aires. Asinelli asegura que ya tiene ocho votos de los 10 que necesita para proclamarse presidente, entre ellos México, Venezuela, Bolivia, Trinidad y Tobago y España. Argentina ha pedido a Perú que envíe a sus representantes con el mandato del gobierno que salga electo de las últimas elecciones, un proceso que se ha judicializado y sigue sin definición en Lima.
A diferencia del BID, en la CAF cada país tiene un voto, más allá de los aportes de capital que haga al banco. Solo tienen privilegio los países andinos, que por formar el núcleo fundador tienen voto doble. Para ganar la presidencia, a Asinelli le bastará con sumar el apoyo de los socios argentinos en el Mercosur: Brasil, Paraguay y Uruguay, algo que la Casa Rosada no considera imposible. “La mía no es una candidatura argentina”, aclara, “pretendo que sea una candidatura iberoamericana, que ayude a generar los consensos necesarios para que lleguemos al día de la elección con todos los países en un nivel de acuerdo que permitan a CAF dar un salto cualitativo”, dice.
Asinelli promete trabajar por la capitalización del banco, clave ante la avidez de dinero fresco de los socios, producto de la pandemia. Cualquier decisión semejante necesita, por reglamento, el voto unánime del directorio. Por eso “el consenso es clave”, asegura Asinelli, y se presenta como el hombre capaz de alcanzar esos acuerdos. Promete además terminar con “el estrés” corporativo que supuso la salida anticipada de Luis Carranza. La elección será dentro de dos semanas. Argentina tiene hasta entonces para conseguir los apoyos que le faltan.
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