Las grandes tecnológicas pagan sueldos de oro también en España. Y les compensa
Empresas como Facebook ofrecen un salario medio de hasta 200.000 euros pero llegan a facturar hasta cuatro millones por cada trabajador
Trabajar en el área de tecnología de alguno de los gigantes digitales de EE UU en España es un lujo al alcance de pocos. Facebook, Netflix, Google, Twitter, Apple y Microsoft remuneran a sus plantillas con salarios brutos anuales de entre 131.000 y 205.000 euros, lo que arroja sueldos medios brutos mensuales de entre 10.900 y 17.000 euros. Las compañías, que suelen utilizar todos los recursos fiscales posibles para eludir el pago de impuestos, consiguen así captar a los profesionales más cualificados. Empresas nacionales del sector, como las operadoras de telefonía, ofrecen retribuciones más bajas.
Las grandes empresas tecnológicas estadounidenses que operan en España tienen mala fama —en parte merecida— porque, pese a sus cuantiosos beneficios, apenas pagan impuestos, sirviéndose de prácticas de ingeniería tributaria y situando sus sedes fiscales en países con fiscalidad laxa. Pero en el lado positivo, hay que admitir que pagan a sus empleados mucho mejor que la media de las empresas nacionales y muy por encima de las tecnológicas españolas. Pero no se trata de filantropía o generosidad. En el pago de esos altos emolumentos hay una razón poderosa: la rentabilidad que obtienen por trabajador es también muy superior a la que logran las compañías nacionales.
Los trabajadores de las filiales españolas de Facebook, Netflix, Google, Twitter, Apple y Microsoft ganan de media entre 131.000 euros y 205.000 brutos al año, es decir, entre 10.900 y 17.000 brutos al mes (en 12 pagas anuales), al margen de cargas sociales, según las últimas cifras declaradas por las empresas en las cuentas de 2019 depositadas en el Registro Mercantil. Una retribución más que considerable si se tiene en cuenta que el salario medio en España es de 24.009 euros anuales y el llamado salario más frecuente, el que está más cerca del que cobran todos los trabajadores, de 18.468 euros, según la última encuesta disponible de Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondiente a 2018.
Este alto coste se justifica con creces con el retorno que obtienen de la labor de sus trabajadores. La facturación media por empleado de estas firmas va de los 4,67 millones de euros anuales que registra Facebook a los 283.000 euros de Twitter o los 170.000 de HBO, según los datos del Registro recabados por este diario.
Pero hay que tener en cuenta que los ingresos reales de las filiales españolas de estas compañías son muy superiores a los que declaran en el Registro Mercantil, ya que desvían gran parte de esa facturación a sociedades en países como Irlanda, Holanda o Luxemburgo para aligerar su factura fiscal. Es decir, que los ingresos reales por empleado son mucho mayores a los declarados.
Plantillas cortas
En esa alta rentabilidad por empleado influyen las cortas plantillas de estas empresas debido a que su actividad, basada en la tecnología, no requiere de muchos trabajadores.
Tampoco resisten la comparación con los sueldos que pagan las tecnológicas tradicionales que operan en España. Así, Telefónica España abona un salario medio bruto anual de 31.328 euros a sus 23.091 empleados; los 5.456 trabajadores de Orange España reciben un sueldo medio de 39.589 euros; Vodafone España, con una plantilla de 4.574 personas, llega a los 45.693 euros; y MásMóvil, la que mejor paga entre las operadoras, sube hasta los 61.485 euros para 875 trabajadores, según las memorias corporativas de 2019 (excepto Orange, que corresponde a 2018).
Más representativo que el salario es el coste medio para la empresa por trabajador. La horquilla en este caso va desde los 94.356 euros al año que afronta Amazon Online (la filial dedicada a la venta de publicidad) a los 244.518 euros de Netflix.
Trabajar en uno de los gigantes tecnológicos es un lujo laboral al alcance de pocos. Facebook, con una plantilla en España de 56 empleados, es la que mejor paga, con un sueldo bruto medio por trabajador de 205.000 euros al año, aunque esa cifra está inflada, porque concentra los más altos emolumentos en la cúpula directiva. La segunda gran tecnológica que mejor paga en España es Netflix a través de su filial Los Gatos Entretenimiento España. Su gasto en salarios fue en 2019 de solo 2,6 millones de euros. Pero repartidos entre una plantilla reducidísima —de tan solo 13 personas— resulta un sueldo medio de casi 200.000 euros.
Las diferencias salariales según el puesto que se ocupe son enormes, por lo que no se puede considerar a todos los trabajadores por igual. Así, un director de marketing de Google puede ganar entre 46.000 y 119.000 euros; un desarrollador de software entre 50.000 y 74.000 euros, mientras que un empleado del servicio de atención al cliente cobra entre 15.000 y 17.000 euros, según el portal Glassdoor de búsqueda de empleo, que recoge datos de las nóminas que comparten los empleados.
Y luego hay otro abismo. El que separa a los trabajadores de las tecnológicas de cuello blanco de los que se ocupan de las tareas más físicas —y menos tecnificadas— como el reparto de paquetería. Así, la filial logística de Amazon (Amazon Spain Fulfillment), que emplea a 3.901 trabajadores en funciones de almacén y reparto fundamentalmente ofrece un salario menor muy lejos de las alturas de sus compañeros tras el ordenador: 26.000 euros brutos al año, con una facturación anual por empleado de 85.000 euros, muy por debajo de sus filiales tecnológicas (Amazon Spain Services, Amazon Web Services y Amazon Online Spain).
Los salarios que pagan las tecnológicas en España son estupendos, pero palidecen al compararse con lo cobran los mismos profesionales en Estados Unidos, país de origen de todas estas firmas. Un empleado estadounidense en el mismo puesto cobra entre el doble y el triple que uno que desarrolla su trabajo en España.
Eso sí, incluso por encima de la aversión que tienen las grandes tecnológicas estadounidenses a pagar impuestos, está su rechazo a la sindicación de los trabajadores. Las escasas protestas de sus plantillas nada tienen que ver con sus condiciones salariales o laborales. El fracaso de un sindicato por implantarse entre los trabajadores de Amazon en Alabama es solo una muestra de que la sindicación no es una prioridad para los empleados de estas firmas.
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