“Lo importante de un acuerdo con el FMI es hacerlo bien, más que rápido”
El ministro de Economía de Argentina, Martín Guzmán, asegura desde París, una de las escalas de su gira europea, que su Gobierno mantiene una “posición unificada” ante el Fondo y advierte que a su país le “llevará tiempo” reducir la inflación a un dígito
Martín Guzmán (La Plata, 38 años), ministro de Economía de Argentina desde diciembre de 2019, está de gira por Europa. Este jueves, aterrizó en Francia para renegociar vencimientos de deuda por 2.200 millones de dólares con el Club de París. Antes, mantuvo encuentros con sus pares de Alemania, Italia y España, a los que pidió apoyo en las conversaciones que Argentina mantiene con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para posponer los pagos del crédito por 44.000 millones de dólares que su país recibió en 2018. Guzmán atiende a EL PAÍS por videoconferencia en un alto de la agenda francesa, tras no poder hacerlo presencialmente durante su paso por Madrid. Niega que en su Gobierno haya sectores que promuevan posponer un eventual acuerdo con el Fondo para después de las legislativas de octubre y dice que la inflación (que ha subido 17,5% desde enero) descenderá poco a poco.
Pregunta. Lo más acuciante es la deuda con el Club de París que vence en mayo. Este viernes se ha visto con el presidente de ese organismo, Emmanuel Moulin. ¿Qué le ha propuesto?
Respuesta. Estamos proponiendo redefinir las condiciones y hacer una reprogramación de los compromisos para poder afrontarlos de manera sostenible. Había tres grandes temas a resolver en cuanto a la crisis de deuda: la reestructuración con los acreedores privados, un nuevo programa con el Fondo Monetario para poder refinanciar los vencimientos y lograr una reprogramación con el Club de París. La primera parte, la de los privados, ya quedó resuelta en 2020 con una reducción del interés en dólares del 7% al 3% y una quita de capital que implican un alivio de 37.000 millones de dólares en una década y que Argentina no tenga vencimientos con acreedores privados hasta julio de 2024. Los procesos del Club de París y del FMI van juntos, pero en el primer caso lo que estamos tratando es de buscar más tiempo.
P. ¿Qué acogida está teniendo entre sus homólogos europeos?
R. Ha habido una recepción constructiva en Alemania, Italia, España y Francia para poder asegurar que Argentina va a tener unas condiciones que nos permitan ir ordenando nuestra macroeconomía sin un shock disruptivo.
P. Tienen que tener un acuerdo para muy pronto. ¿Qué plazo se han dado?
R. Necesitamos tener un cierto acuerdo, aunque no necesariamente implique tener algo permanente, antes del 31 de mayo. Contamos con un mes y medio.
P. ¿Cómo está siendo recibida la propuesta argentina con relación al FMI?
R. Necesitamos el apoyo de los accionistas del Fondo, y para eso hay que construir consensos y entendimientos sobre la propuesta de Argentina. En todas estas visitas hemos tenido ocasión de tener presentaciones detalladas sobre la situación macroeconómica, y sobre cómo vamos a llegar al punto al que queremos ir. Lo importante es que se entienda lo que se busca desde el punto de vista de la política económica y de las propuestas productivas. El diálogo ha sido realmente muy constructivo.
P. Ud. entiende, entonces, que el mundo tiene paciencia con Argentina con todo lo que ha pasado.
R. Claramente, lo que ocurrió con el programa de 2018 no fue una restauración de la confianza: estaba basado en preceptos de política macroeconómica que terminaron socavando los cimientos del crecimiento. La visión de nuestro Gobierno es resolver ese programa de una forma estructural y buscando consensos. Por eso nos hemos comprometido a enviar el programa que acordemos con el Fondo Monetario al Congreso para su aprobación. Tenemos mucho aprecio por el valor del multilateralismo. Esa es la línea en la que venimos trabajando y que creemos que es apreciada por nuestros pares.
P. ¿Hasta cuándo cree que aguantará la paciencia de Estados Unidos y de Europa con Argentina?
R. La prioridad es construir consensos amplios a todo nivel -internos e internacionales, incluido el staff del Fondo- para tener un programa que reemplace al anterior y que permita un refinanciamiento de la deuda. Más que una cuestión de paciencia, lo que hay es una agenda de resolver los problemas de forma consistente y constructiva.
P. ¿Sienten afuera la tensión en la alianza de Gobierno, entre quienes prefieren acelerar en la negociación con el FMI y aquellos que prefieren esperar hasta después de las elecciones legislativas de octubre?
R. Hay una posición unificada del Gobierno. Lo que se busca es un acuerdo sostenible. Si se logra rápido, mejor. Pero lo importante es hacerlo bien, más que rápido. Hay un rango de tiempo que es aceptable, pero estamos trabajando de forma continua para poder lograr todos esos consensos que son necesarios para avanzar. Al mismo tiempo, es importante trabajar en la construcción de consensos con la oposición, porque los efectos de un programa de este tipo trascienden a un periodo de Gobierno, y lo que buscamos es que la estabilización macroeconómica no sea solamente política de Gobierno sino que sea política de Estado. Los pilares no pueden estar cambiando cada década.
P. La situación de la economía argentina sigue siendo muy delicada: los bonos cotizan en niveles cercanos al default y el riesgo país sigue en aumento. ¿Cómo insuflar confianza en los mercados y en el resto de países del FMI?
R. La economía real viene experimentando un sendero de recuperación, con nueve meses consecutivos de crecimiento positivo. Al mismo tiempo, la situación fiscal se ha ido robusteciendo con un aumento de la recaudación en términos reales, el Banco Central ha acumulado reservas desde diciembre, la brecha cambiaria entre el tipo oficial y el paralelo bajó de 130% a 60% en menos de cinco meses, y ha habido creación de empleo en el último trimestre. Esto coexiste con un conjunto de problemas fuertes, con una tasa de pobreza que ha crecido en siete puntos con la pandemia, hasta el 42%, con el desempleo todavía en dos dígitos. En cuanto al riesgo país, nosotros tenemos por delante un horizonte financiero despejado, sin vencimientos de capital con los privados hasta 2024.
P. ¿Cómo se le explica un no argentino que Argentina no puede bajar la inflación?
R. Hay dos grandes bloques que se han ido retroalimentando entre sí: ha habido periodos en los que el crecimiento económico ha venido acompañado por un aumento de las importaciones y no de un aumento de las exportaciones. Eso ha generado debilidad en lo cambiario, y aumentos de la inflación. También ha habido déficits fiscales persistentes en el tiempo financiados con deuda extranjera y emisión monetaria. Y, finalmente, hay un tema de coordinación: en una economía inflacionaria anclar expectativas es un proceso más complejo. Por eso nosotros estamos atacando la inflación de una forma integral.
P. ¿Con la emisión de moneda por la pandemia qué harán? ¿Hay un plan para esterilizarla?
R. En 2020, justamente cuando la pandemia empezó a golpear a Argentina, el país no tenía acceso al crédito. Y, a pesar del fuerte aumento de la emisión monetaria, la inflación cayó con respecto a 2019. Hemos apostado fuertemente por reconstruir el mercado de capitales domésticos, y eso ha quitado presión al tipo de cambios y a los precios en generales. Hay que seguir bajando la emisión monetaria, como dice el programa macroeconómico, pero respetando la premisa de que el Estado debe jugar un rol contracíclico para que la recuperación económica se pueda sostener en el tiempo.
P. ¿Cuándo quedará la inflación bajo control?
R. Lo que hemos propuesto es un sendero de reducción gradual consistente con la velocidad a la que se resuelven los otros desequilibrios macroeconómicos. Para resolver la inflación debemos poder aumentar las exportaciones, lo cual genera estabilidad cambiaria, y hay que ir reduciendo el déficit fiscal. Va a llevar tiempo reducir la inflación a un dígito.
P. Los precios de las materias primas han aumentado en los últimos tiempos. ¿Es una buena noticia?
R. Para Argentina eso tiene dos efectos que se contraponen. Uno es positivo, porque le permite al país contar con más divisas y robustecer su posición externa. Pero por el otro, pone presión sobre los precios domésticos. Lo que nosotros buscamos es que este shock no sea regresivo: que no beneficie a unos pocos y perjudique a muchos. Es fundamental que la recuperación sea equitativa: si no, no será una recuperación.
P. ¿Cuándo recuperará Argentina el nivel de PIB precrisis?
R. Todavía estamos en pandemia, pero el pronóstico de crecimiento para 2021 es del 7%, más alto que en el resto de la región. Argentina es una de las economías que más rápido se están recuperando, y eso tiene que ver con que durante la pandemia se adoptaron políticas para evitar la destrucción de puestos de trabajo en la economía formal y del capital de las organizaciones. Gracias a eso, hoy la capacidad productiva está disponible.
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