El FMI cree que los bancos de la eurozona tienen capital suficiente para superar la crisis
Los técnicos del organismo alertan contra una retirada temprana de las medidas de apoyo a hogares y empresas endeudadas, y llaman a limitar los dividendos hasta que la recuperación esté encarrilada
El horizonte sigue plagado de nubarrones e incógnitas —¿habrá una nueva ola del virus?, ¿despegará el calendario de vacunaciones al ritmo prometido por los Gobiernos?— que condicionan el futuro próximo de la banca europea. Pero los técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) consideran que estos tienen capital más que suficiente para aguantar la crisis. En un análisis publicado este viernes, el departamento de análisis del organismo concluye que, si bien la pandemia está erosionando “significativamente” las principales ratios de las entidades financieras, estas cuentan con “colchones suficientemente grandes para resistir el probable impacto de la crisis”. Y que, “con las políticas adecuadas, podrán también ayudar a la recuperación facilitando nuevos préstamos”.
Vienen, en fin, unos meses duros para el sector, con previsiones de repunte de la morosidad, pero el organismo con sede en Washington cree que cuenta con el músculo suficiente para que el batacazo de la pandemia no deje cicatrices tan hondas como las de la Gran Recesión. A diferencia de los últimos estudios del BCE y de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), los economistas del FMI incorporan en su análisis tanto las medidas de apoyo a los hogares y empresas endeudadas como los apoyos a la banca para reforzar su resistencia frente a la crisis.
Tomando como punto de partida sus últimas previsiones macroeconómicas, publicadas en enero, el FMI cree que la banca de la eurozona es “ampliamente resistente” a la profunda recesión registrada en 2020, así como a una recuperación que en lo que va de 2021 está siendo mucho más renqueante de lo previsto. Según sus cálculos, la ratio de capital agregado —una medida bastante completa de la salud del balance de una entidad financiera— pasará del 14,7% al 13,1% en 2021 si se mantienen las actuales políticas de apoyo. E, incluso de no ser así, “ningún banco incumplirá el requisito de capital mínimo del 4,5%”, una cifra a partir de la cual los problemas de solvencia son muy acuciantes.
El organismo también alerta este viernes a los Gobiernos del euro contra una retirada prematura de los apoyos a los hogares y las empresas endeudadas, que los situaría “al borde del acantilado” y pondría en riesgo el suministro de crédito “justo cuando más se necesita”. A medida que la recuperación “gana impulso”, eso sí, los criterios de elegibilidad “deben ser más estrictos y estar mejor focalizados”, aunque sin descartar más “apoyos directos a las empresas viables”.
La velocidad de la recuperación, clave
De entre los grandes países de la zona euro, los bancos españoles son, según los datos del FMI, los que más se están beneficiando de las políticas de apoyo a hogares y empresas puestas en marcha por las autoridades comunitarias y nacionales, seguidos por sus pares franceses e italianos. En el lado contrario, las entidades que menos se ven beneficiadas por estas medidas son las alemanas, que apenas notan los cambios en su ratio de capital básico (CET1): con ellas o sin ellas estarían prácticamente al mismo nivel.
La recuperación económica depende en este momento de dos factores esenciales: la agilidad en la vacunación y las medidas de apoyo fiscal que desplieguen los Gobiernos en los próximos meses. Y la capacidad de resistencia de la banca depende, a su vez, del tiempo que transcurra hasta que la actividad se recupere y el PIB deje atrás las caídas. “Una recuperación prolongada [y no rápida] podría resultar en pérdidas mucho mayores y en provisiones para préstamos incobrables mucho más altas”, remarcan los técnicos del FMI.
Límites a los dividendos
Hasta que la recuperación esté firmemente encarrilada, los técnicos del organismo llaman a las autoridades a seguir limitando el reparto de dividendos y a la recompra de acciones propias —una forma indirecta de retribuir a los accionistas—. El objetivo, en definitiva, debe ser la reconstrucción natural de los colchones anticrisis cuando lo peor haya pasado y evitar que los beneficios logrados en los próximos periodos escapen de las cuentas de los grupos financieros antes de tiempo. El aviso a navegantes llega apenas dos meses después de que el BCE empezase a abrir la mano con el dividendo tras las quejas de las entidades por la mala acogida en Bolsa de la prohibición total decretada en los primeros compases de la crisis sanitaria.
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