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Los olivareros de Jaén se suman a la revuelta agraria contra los precios bajos

Los agricultores cortan las cuatro autovías principales de la provincia provocando retenciones kilométricas

Olivareros de Granada y Jaén cortan la A-44, este jueves. En vídeo, los olivareros de Andújar protestan cortando la A-4.Foto: atlas | Vídeo: Fermin Rodriguez / atlas
Ginés Donaire

“Sin olivar, Jaén se muere”, corearon este jueves miles de agricultores que bloquearon todos los accesos a la provincia jienense, de norte a sur y de este a oeste. En una movilización sin precedentes, el territorio que lidera la producción mundial de aceite de oliva quiso gritar basta a la grave crisis de precios en origen que sufre el sector desde hace al menos dos años y que, según dice, amenaza la rentabilidad y el futuro de sus explotaciones. La revuelta de los olivareros forma parte del calendario de protestas programado en todo el país por las organizaciones agrarias. También este jueves hubo tractoradas en otras provincias de Castilla y León. Todas, con el mismo denominador común: exigir precios justos para el agricultor.

Los olivareros cortaron durante toda la mañana de este jueves las cuatro autovías principales de la provincia provocando retenciones kilométricas. Los momentos de mayor tensión se vivieron en la A-4 de Andalucía, en Andújar y, sobre todo, en La Carolina, en la entrada de Despeñaperros, donde se produjo el único corte de vía que no estaba autorizado por la Subdelegación del Gobierno. Con todo, no hubo incidentes de importancia más allá de la quema de neumáticos. La protesta, secundada por centenares de tractores y vehículos agrarios, se complementó con la de más de 300 cooperativas de la provincia y parte del comercio e instituciones de los municipios, que cerraron sus puertas en solidaridad con el sector en una provincia dominada por el monocultivo del olivar.

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No fue casual que la movilización de los olivareros tuviese lugar en Jaén. En esta provincia, la crisis de precios se agudiza mucho más por el predominio del olivar tradicional, menos mecanizado y con más costes de producción: “Nos pagan el kilo de aceituna a 40 céntimos, menos dinero del que recibíamos hace 20 años”, se quejaba Francisco Jiménez, un olivarero de Martos que, a sus 64 años, asegura no haber vivido una crisis de esta dimensión.

“La paciencia se ha acabado, hay que decir basta. Los políticos se han olvidado de los agricultores, pero no se puede ningunear al campo”, proclamó Luis Carlos Valero, de la asociación Asaja Jaén, durante el corte de la autovía A-4 en Andújar. Cristóbal Cano, de UPA, ponía el foco en las reclamaciones: “No pedimos nada imposible. No estamos luchando por nada romántico, solo por poder seguir trabajando y vivir dignamente de esta actividad, por su presente y su futuro”.

Los olivareros solicitan la creación de una mesa interministerial para acordar unos precios justos, la revisión del sistema de almacenamiento privado (que permite retirar aceite del mercado para provocar una subida de los precios), la autorregulación del mercado y acabar con la venta a pérdidas del aceite de oliva, una práctica muy extendida en los lineales de las grandes superficies.

Cuatro semanas de concentraciones

Asaja, COAG y UPA convocaron la semana pasada hasta 21 concentraciones en 11 comunidades autónomas para reclamar unos precios justos para los agricultores y ganaderos.

Movilizaciones. Las concentraciones se celebran en Santiago de Compostela, Zaragoza, Vitoria, Don Benito (Badajoz), Burgos, Almería o Jaén entre otras localidades. Empezaron el pasado lunes 28 de enero y está previsto que concluyan el 19 de febrero. 

Sectores. Hay varios sectores especialmente afectados. Los ganaderos especializados en producción de leche en el norte de España, los agricultores de la fruta de hueso en Cataluña, los olivareros de Jaén y los cítricos de la Comunidad Valenciana.

Además, el sector pide que Competencia abra una investigación de oficio ante la posible fijación de precios por la gran distribución. “El valor añadido se lo queda la industria y la distribución en el camino”, lamentó Miguel López, de COAG, que instó al Gobierno a “poner orden”.

En las protestas hubo poca autocrítica ante una crisis estructural que, como sostienen muchos expertos, viene marcada por el desequilibrio de poder en la cadena de valor, con una atomización del sector productor (en Jaén hay más de 400 almazaras que siguen vendiendo mayoritariamente el aceite a granel) frente a una distribución que dominan cuatro o cinco grandes grupos, “No es un problema de falta de equilibrio de oferta y demanda, es un problema de fraude y hasta que no se resuelva, no pararemos”, advirtió Miguel López, secretario general de COAG Andalucía.

El aceite de oliva no está entre los productos donde se da un mayor diferencial entre los precios en origen y en los supermercados. Según el Índice Precios en Origen y en Destino de los alimentos de COAG, el kilo de aceite de oliva virgen extra (el de mayor calidad) se pagaba en diciembre al productor a 2,09 euros, mientras que en destino lo hacía a 3,82 euros. Es decir, un diferencial del 83% que, con ser alto, dista mucho del 700% o 570% que se da en la patata o en la naranja, respectivamente.

Pero en Jaén el olivar mueve toda la maquinaria productiva de la provincia. “La lucha contra el vaciado rural y por la defensa de más de 100.000 familias que viven de este sector en Jaén comienza aquí”, vaticinó Manuel Alfonso Torres, presidente de Infaoliva y de los empresarios de Jaén.

Las claves de las protestas

EL PAÍS

Una protesta de agricultores el pasado miércoles en Don Benito (Badajoz) terminó con cargas de la policía. Este jueves los olivareros cortaron la A-4 a la altura de La Carolina. Estas protestas son solo el reflejo de la crisis que vive el sector agrícola, que ha convocado hasta 21 concentraciones en las próximas semanas en 11 comunidades autónomas. Las principales organizaciones agrarias, COAG, UPA y Asaja, han liderado las movilizaciones. Tras las protestas subyace una caída de la renta agraria del 9% durante el año pasado, pero sobre todo el temor a que la próxima PAC, la política europea que gestiona las subvenciones al sector agrícola, reduzca las ayudas al sector en el próximo presupuesto comunitario.

Las asociaciones agrícolas aducen que “las ayudas provenientes de Europa e incluso las que destina el Gobierno central y las comunidades autónomas llevan años sufriendo recortes”, según destacan en UPA. Mientras tanto, los costes de producción suben para agricultores y ganaderos, que no tienen capacidad para trasladar esas subidas al precio de sus productos por la presión de los distribuidores.

“La falta de precios justos, la grave crisis de rentabilidad de las explotaciones, el reto climático y la imposición de barreras comerciales están llevando al límite a agricultores y ganaderos de toda España”, sostienen en Asaja, otra de las grandes organizaciones del sector.

Las disputas comerciales a nivel internacional se han intensificado desde hace un par de años. El sector agrícola español ha sufrido los aranceles de EE UU a las aceitunas de mesa, el aceite y el vino entre otros productos. Estas tasas encarecen los productos para las exportaciones y terminan provocando una caída de precios en origen. Además, existen otras trabas comerciales encubiertas como las exigencias fitosanitarias que imponen otros países para blindar sus mercados y la entrada a la UE de ingentes volúmenes de productos a bajo precio procedentes de terceros países y sujetos a controles más laxos. Algunos recuerdan también que la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) también eleva los costes del sector.

“La práctica totalidad de los agricultores y ganaderos están inmersos en una grave crisis de rentabilidad. Ese desequilibrio de la cadena agroalimentaria está llevando al límite a miles de familias que se dedican a la producción de alimentos en toda España”, defienden desde COAG, la otra gran organización del sector.

El sector agrícola español no es el único que se moviliza. En los dos últimos meses agricultores holandeses colapsaron los accesos a Amsterdam con una tractorada, algo similar ocurrió en Bruselas, París y Berlín, que también vivieron las protestas del sector para reivindicar mejores condiciones.

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