El grupo siderúrgico Celsa solicita más de 350 millones al fondo de rescate del Gobierno
La petición está en fase de estudio por parte del consejo gestor, al igual que los expedientes de Duro Felguera, Naviera Armas y Ávoris
El grupo siderúrgico Celsa ha solicitado ayuda al fondo de rescate de empresas estratégicas del Gobierno por una cantidad superior a los 350 millones, según han confirmado fuentes cercanas a la operación. La compañía de la familia Rubiralta presentó su petición hace unas semanas al fondo gestionado por la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), según las mismas fuentes. La solicitud se encuentra en proceso de análisis por parte del consejo gestor, que será el que tenga que decidir si se le concede lo solicitado o propone alguna modificación. Según fuentes empresariales, esto puede tardar todavía alrededor de un mes y medio.
Celsa se suma así a otras grandes empresas que ya dieron el paso y pidieron ayuda al fondo creado por el Ejecutivo con 10.000 millones de euros, avalado por la Comisión Europea. Portavoces de Celsa no han querido hacer comentarios al respecto y la SEPI no puede precisar detalles de las operaciones hasta que no se cierre el expediente por motivos de confidencialidad.
Por el momento, solo Air Europa ha recibido ayuda (475 millones) del fondo de rescate. Otras firmas como Duro Felguera (100 millones), Naviera Armas (120 millones) y Ávoris (240 millones) están en el mismo punto que Celsa, a la espera de superar la fase de estudio y de que se apruebe su plan de viabilidad y la cantidad solicitada. Entre las cinco, lo solicitado asciende a casi 1.300 millones de euros (un 13% del total). Además, hay otra docena de sociedades que están recabando información. La previsión es que el aluvión de peticiones llegue en el primer trimestre de 2021, según fuentes empresariales.
La empresa de los Rubiralta, con presencia en diferentes comunidades españolas, es una de las mayores fabricantes de productos largos metalúrgicos para construcción, automoción, energía y fabricantes de bienes de equipo. En la actualidad no atraviesa un buen momento financiero y negocia desde hace meses con sus acreedores una reestructuración de la deuda. La firma catalana, por el momento, ha conseguido sortear el cumplimiento de pagos debido a la causa de fuerza mayor que supone la crisis del coronavirus.
Esta es precisamente una de las cuestiones que tendrá que demostrar en su petición de acceso a los fondos de la SEPI: que sus problemas financieros se deben a la pandemia. Es decir, que antes del shock del coronavirus la empresa era solvente y, además, tiene un plan de viabilidad —y de devolución del préstamo— realista y posible. Esto no es baladí, ya que Celsa arrastra desde hace años una deuda superior a los 2.000 millones.
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