Test de estrés para las finanzas de los hogares

Las necesarias medidas de confinamiento y de cese de la actividad implementadas por los Gobiernos para la lucha contra la covid-19 tendrán un impacto negativo para la economía en su conjunto y en particular para los hogares. Ante este panorama, cabe preguntarse en qué condiciones financieras se enfrentan a esta crisis.

La vulnerabilidad de los hogares españoles hace referencia al tiempo que los individuos son capaces de aguantar en caso de perder su principal fuente de ingreso, manteniendo sus costes de vida (gasto en comida, electricidad, agua, pago de préstamos…) y sin recurrir al crédito ni cambiar de vivienda. La crisis de la covid-19 golpea a una sociedad con alrededor de un 33% de sus hogares en situación muy vulnerable financieramente, es decir, con capacidad de aguantar menos de tres meses, lo que se corresponde con los meses previos al verano, donde gran parte de la actividad económica en España se mantendrá paralizada. Otro 24% de los hogares enfrenta la crisis con una situación vulnerable financieramente (aguantando de tres a nueve meses), mientras que un 43% lo hace con una mayor seguridad financiera, pudiendo aguantar hasta 2021.

Ante el inicial carácter temporal de esta crisis, la marcada dualidad del mercado de trabajo supondrá una destrucción de empleo asimétrica. Dentro de los trabajadores asalariados, los funcionarios cuentan con una situación de partida más favorable. En un punto intermedio aparecen los trabajadores indefinidos y en el extremo opuesto los trabajadores con un contrato temporal, que cuentan con casi el doble de hogares muy vulnerables frente a los indefinidos (22% frente al 39%). Todos estos grupos se ven superados por el grado de vulnerabilidad financiera de los trabajadores desempleados, que tienen a más de la mitad de los hogares con elevada vulnerabilidad, y cuyas perspectivas de encontrar empleo son ahora menores.

Los hogares financieramente vulnerables pueden sufrir una salida más complicada y prolongada hacia la recuperación económica. En estas circunstancias, el sector público tiene la responsabilidad, y muy difícil tarea, de desarrollar medidas que limiten estas situaciones extremas sin comprometer la percepción de solvencia de las finanzas públicas. También es responsabilidad de cada uno de nosotros sacar lecciones encaminadas a mejorar nuestra resiliencia financiera. La experiencia de la covid-19 nos recuerda que no solamente es importante estar suficientemente cubiertos para nuestra jubilación, objetivo con el cual estamos más familiarizados, sino que el ahorro previsión desempeña un papel esencial para la reconstrucción de un crecimiento inclusivo. En este difícil contexto, seamos responsables de nuestras finanzas y corresponsables con las generaciones venideras.

Noelia Cámara y Alfonso Arellano, de BBVA Research.

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