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Las ayudas a 4,5 millones de afectados por los ERTE y autónomos evitan un colapso mayor en el empleo

La Seguridad Social pierde casi un millón de afiliados desde que comenzó la crisis del coronavirus

Un hombre pasa ante una oficina de empleo en Madrid. En vídeo, la pandemia se cobra otro medio millón de puestos de trabajo.Foto: ATLAS | Vídeo: EFE
Manuel V. Gómez

Marzo y abril, dos de los mejores meses para el mercado laboral español en circunstancias normales, se han convertido en una pesadilla por la epidemia del coronavirus. En ese tiempo, el paro registrado ha subido en casi 600.000 personas (algo más de 300.000 en marzo y 282.291 en abril) y deja la cifra total en 3,89 millones de parados. Y la afiliación a la Seguridad Social ha perdido cerca de un millón de cotizantes (casi 900.000 y 49.071, respectivamente, según las cifras difundidas este martes por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social. Las cifras serían peor de no mediar las medidas laborales extraordinarias para amortiguar el golpe: las facilidades para que las empresas puedan aplicar los ERTE y aliviar costes, las prestaciones extraordinarias para los trabajadores afectados por estas medidas de ajuste laboral y la prestación extraordinaria para autónomos por cese de actividad. En total, con ellas se llega a más de 4,5 millones de personas y se amortigua, por ahora, el impacto de del coronavirus.

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April jobless claims surge in Spain due to coronavirus effects

Habrá un antes y un después del 12 y el 13 de marzo de 2020 en el mercado laboral español. Y eso es mucho decir en un país acostumbrado a vivir desplomes y rebotes en el empleo sin parangón en el mundo desarrollado en las últimas cuatro décadas. Esos días comenzó una caída de afiliación a la Seguridad Social y un incremento del paro registrado de las que no hay precedentes en las series estadísticas. En solo mes y medio se ha desandado mucho de lo avanzado en los últimos años.

La reducción de afiliados se ha frenado mucho en abril si se mide lo sucedido desde el último día de marzo. La caída de cotizantes es de casi 50.000 y deja el número total en 18,4 millones. Normalmente se toman los datos medios del mes, pero dadas las circunstancias, en marzo se utilizó la evolución diaria por reflejar mejor lo sucedido, ya que todo comenzó a precipitarse muy entrado el mes, el día 12. Si se toman los datos medios, el hundimiento de la afiliación es de 548.093 cotizantes con empleo. Esta cifra sumada a la de marzo (243.000) tiene un resultado menor al retroceso producido con el otro sistema de medición. “La comparación de medias es engañosa en este momento”, justifica el secretario de Estado de la Seguridad Social, Israel Arroyo.

Esa caída de casi 50.000 afiliados (también si se toma la media) sería mucho mayor sin las medidas extraordinarias que adoptó el Gobierno poco después de decretar el estado de alarma. Estas facilitaban a las empresas acogerse a expedientes de regulación temporal de empleo para aliviar los costes laborales (ERTE); a los trabajadores el acceso a ayudas extraordinarias, y a los autónomos beneficiarse de una prestación si se veían obligados a detener su actividad o caía su facturación un 75% (siempre que siguieran dados de alta en la Seguridad Social). Esas medidas, muy similares a las que se han adoptado en casi toda Europa en esta coyuntura, llegan por ahora a unos 4,5 millones de ocupados: 3,4 millones afectados por los ERTE y 1,1 millones de trabajadores por cuenta propia, según los números de la Seguridad Social.


Ni los afectados por los ERTE ni los autónomos que perciben la prestación cuentan en las estadísticas oficiales como parados. Se considera que tienen su actividad suspendida, por eso reciben la ayuda, y, por tanto, no buscan activamente empleo, un requisito este último imprescindible para que se considere como desocupado a un trabajador.

El gran número de afectados por las suspensiones ha disparado la nómina del seguro de empleo en abril. Los 4.512 millones de euros pagados en prestaciones son la factura más alta desembolsada en un mes por el SEPE. En ella se incluyen a los afectados por ERTE, a los parados con derecho a recibir ayuda o a quienes perciben el subsidio agrario de Andalucía y Extremadura. Contando a todos, hubo 5,2 millones de beneficiarios. El salto en un solo mes ha sido muy importante: en marzo eran 2,1 millones.

El paro registrado subió en abril mucho más que la afiliación, lo contrario que en marzo. Además de la explicación tradicional de que el empleo y el paro no tienen por qué tener un comportamiento exactamente inverso, hay que añadir esta vez la situación de la Administración y las decisiones adoptadas por el Gobierno.

En lo referente al paro registrado, en abril ha subido mucho más que la afiliación. Esto es precisamente lo contrario de lo sucedido en marzo. Además de la explicación tradicional de que el empleo y el paro no tienen por qué tener un comportamiento exactamente inverso, hay que añadir esta vez la situación de la Administración y las decisiones adoptadas por el Gobierno. Las oficinas de empleo están cerradas, la inscripción como demandante de empleo tiene que hacerse de forma digital y los plazos administrativos están suspendidos mientras dura el estado de alarma. Esto lleva a que la inscripción en el paro de muchos despedidos se haya hecho de forma más escalonada de lo que lo fue la caída de afiliación. Así, abril ha acabado con 282.291 desempleados más y ha llevado la cifra total hasta los 3,89 millones.

Pero si los ERTE y las ayudas a los autónomos han cambiado, en parte, la respuesta tradicional del mercado laboral a las caídas económicas. Lo que no ha cambiado es el perfil de las víctimas que más lo sufren: los trabajadores temporales. Según los datos que ha proporcionado la Seguridad Social, desde el 12 de marzo hasta el 30 de abril, los trabajadores temporales afiliados al régimen general han descendido un 1,63% frente a un aumento del 0,23% de los indefinidos.

Las oficinas de empleo están cerradas, la inscripción como demandante de empleo tiene que hacerse de forma digital y los plazos administrativos están suspendidos mientras dura el estado de alarma. Esto lleva a que la inscripción en el paro de muchos despedidos se haya hecho de forma más escalonada de lo que lo fue la caída de la afiliación. Así, abril ha acabado con 282.891 desempleados más y ha llevado la cifra total hasta los 3,83 millones.

Los ERTE y las ayudas a los autónomos han cambiado, en parte, la respuesta tradicional del mercado laboral a las caídas económicas. Lo habitual siempre era que cayera más el empleo que el PIB. Eso ahora no está sucediendo por esos anclajes artificiales que tanto éxito demostraron en Alemania en la crisis de 2008 y 2009 con el llamado kurzarbeit.

En cambio, lo que no ha cambiado es el perfil de las víctimas que más lo sufren: los trabajadores temporales. Según los datos que ha proporcionado la Seguridad Social, desde el 12 de marzo hasta el 30 de abril, los temporales afiliados al régimen general han descendido un 1,63% frente a un aumento del 0,23% de los indefinidos. También se repite el patrón de la edad, la mitad del empleo perdido afecta a los menores de 35 años, según explicó el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá.

Otro elemento, además de la caída del empleo y la emergencia de los ERTE, que muestra el gran hundimiento de la actividad es la contratación. En abril se firmaron 673.149 contratos laborales. Aunque a primera vista esta cifra pueda parecer muy alta, realmente supone 1,1 millones menos que el año anterior.

Las previsiones económicas, entre ellas la del Gobierno, pronostican que el PIB y el empleo seguirán cayendo en los próximos meses. Cuánto va a retroceder este último factor va a estar muy relacionado con la duración y la forma en que se vayan retirando las ayudas que, como adelantó el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, será de “forma gradual”.

Una muestra de la importancia de esa salida es la previsión de Funcas para mayo. La casa de análisis de las antiguas cajas de ahorros calcula una caída de 80.000 afiliados respecto a abril. Una estimación realizada bajo dos hipótesis: la contratación se mantiene en mínimos por la recesión y los ERTE siguen frenando la destrucción de empleo.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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