_
_
_
_
Opinión
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El coste de las reformas fallidas

Las grandes reformas del mandato de Mariano Rajoy se quedaron cortas, se abortaron o resultaron fallidas pero además tuvieron un coste que aún pasa factura

Xavier Vidal-Folch
El expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
El expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy.Dan Kitwood (Getty Images)

Sobre las reformas estructurales del próximo Gobierno se hacen cábalas. Lo que sí es cuantificable es el pasado: que nos ilustra. Las grandes reformas del mandato de Mariano Rajoy se quedaron cortas, se abortaron o resultaron fallidas, recordábamos (21/11). Pero además de ser ocasiones perdidas, exhibieron altas facturas. De haber funcionado —los demás factores constantes—, España luciría hoy un holgado superávit presupuestario.

Más información
Guindos admite que la reforma de la banca ha salido “muy cara”
Rajoy acepta inyectar dinero público a la banca tras el fracaso de su reforma
Hacienda prestará 15.000 millones a la Seguridad Social para las pensiones

La reforma de la Seguridad Social de 2013, para contener sus crecientes costes, abortó al inicio de 2018, por lo que tras gastarse 74.437 millones de la hucha heredada, dejó su caja con un saldo negativo de 18.511 millones de euros a fin de año. Así que su déficit estructural alcanzó el 1,5%, estimó la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) en enero de 2019: sin tomar medidas, para 2048 aumentaría la deuda del sistema en un 48,7% del PIB. Un reciente estudio del Instituto de Actuarios Españoles corrobora el pronóstico.

La reforma financiera no tenía que costar un euro al contribuyente. El entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, negó (11/5/2012) que entrañase “un coste para los contribuyentes españoles” pues era una “disponibilidad de recursos” que tenía “que ser reembolsable”.

En junio, Rajoy lo ratificó al Congreso: era “un crédito a la banca que va a pagar la propia banca”. Ufano, Guindos prometió que no generaría costes a la sociedad “sino todo lo contrario”.

Vaya broma. Fue al revés. El Banco de España calcula ahora (20/11) en 65.725 millones el coste del rescate: la banca aportó 23.164; el sector público (FROB), 42.561 (cerca del 0,7 anual del PIB en seis años y medio). En el mejor de los casos se recuperarán 17.868, según la entidad.

La reforma fiscal se preparó, pero quedó en nasciturus. Su más obvio coste de oportunidad ha sido el desplome del impuesto de sociedades, que recaudaba 44.823 millones en 2007, y solo 24.838 millones en 2018. Caída simultánea a la briosa recuperación del impuesto sobre la renta y sobre el consumo (IVA).

El hundimiento se debe a la plétora de deducciones, a la (positiva) internacionalización de empresas en búsqueda de otros mercados y a la (negativa) ubicación de filiales en paraísos fiscales. Solo equiparando las 27 multinacionales españolas que apenas abonan un 0,3% de su beneficio neto con la media del resto (18,14%) se lograrían 3.000 millones anuales. Y eliminando las deducciones, más de 8.000 al año (0,8% del PIB).

Suma y sigue. En ese cómputo no entra la reforma laboral en su efecto de devaluación salarial, que, procíclica, ayudó a prolongar la crisis; ni el incumplimiento de la reforma de financiación autonómica, que magnificó los recortes educativos y sanitarios, con similar impacto macro; ni la ley de unidad de mercado, anulada por el Constitucional; ni el sucedáneo de reforma administrativa... Recua de nadas. Y caras.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_