Pensionistas de carne y hueso
El Banco de España debería incorporar elementos sociales en sus estudios
El Banco de España ha lanzado una seria advertencia sobre los retos del sistema de pensiones. Uno de los desafíos señalados deriva del envejecimiento de la población y se refleja en su actual déficit del 1,5% del Producto Interior Bruto (PIB), unos 18.000 millones al año. El estudio expresa sus dudas sobre la viabilidad del sistema si las pensiones se vinculan al aumento del coste de la vida. Lamenta la eliminación de la reforma del 2013, que en la práctica limitó las subidas al 0,25%.
Son también preocupantes las objeciones del supervisor a alguna de las alternativas planteadas, como elevar el tope máximo de cotización o un incremento de los impuestos. Mucho más inquietantes son sus consideraciones sobre el impacto del envejecimiento en las decisiones políticas: “El envejecimiento influye en la economía política y la propensión social hacia la introducción de ciertas reformas. Votantes más mayores tienden a favorecer pensiones más altas”. Parece que el problema es la combinación de viejos y democracia.
Al mismo tiempo que se producen estas turbadoras reflexiones varias marchas de jubilados se dirigen caminando a Madrid desde varias ciudades para celebrar un acto reivindicativo el próximo día 16 convocado por más de 300 plataformas. Piden una pensión igual al salario mínimo (900 euros) hasta alcanzar los 1.080 euros. Es la realidad vista desde los pensionistas. No es lo mismo hablar de pensiones que de pensionistas. Las pensiones son sólo un renglón en el presupuesto que tiene que cuadrar sin más consideraciones. Los pensionistas son personas de carne y hueso que simplemente aspiran a seguir viviendo.
Hay cifras que explican las movilizaciones de los jubilados que no aparecen nunca en los estudios del supervisor. Es necesario tener en cuenta que en España hay 3.178.108 pensionistas que perciben menos de 700 euros mensuales, según la Seguridad Social. Se trata de un colectivo que representa el 35% de los pensionistas. En esta franja se encuentran 1,4 millones de pensiones de viudedad (un 90% mujeres).
El sistema de pensiones constituye el instrumento más potente de transferencia de rentas y por tanto de equilibrio social. El nivel de pobreza de los mayores de 65 años alcanzaría al 80,6% de este colectivo sin las transferencias. A consecuencia de ellas, sustancialmente pensiones, la tasa de pobreza de estos mayores se reduce en un 84% hasta el 12,2%, según el VIII Informe sobre exclusión y desarrollo social en España, de 2019 que elabora la Fundación FOESSA. Un estudio que debería ser más consultado por las autoridades.
Otro aspecto a contemplar es el de las diferencias en la esperanza de vida. Es injusto aplicar el mismo baremo a un obrero de la construcción que a un directivo que vive más años. Hay que compensar a los que cobrarán menos años. Sería bueno que el Banco de España incorporase elementos sociales en sus estudios.
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