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La aristocracia se sienta junto a su despacho aunque quizá no lo sepa

En España hay más de 2.000 nobles y muchos ocupan puestos de liderazgo en empresas e instituciones de formación de directivos

Esther Alcocer, marquesa de Casa Peñalver.
Esther Alcocer, marquesa de Casa Peñalver. GETTY IMAGES

¿Es usted de los que piensan que la nobleza vive instalada en la gestión de su patrimonio y se asoma al mundo a través de inaccesibles recepciones o desde el papel couché? Pues no es exactamente así. Es más, puede darse el caso de que un descendiente de Alfonso X el Sabio, de Cristóbal Colón o de Guzmán el Bueno sea su compañero de trabajo, su jefe o el profesor del máster que realiza. Y quizá nunca lo descubra, porque, en términos generales, los miembros de la aristocracia son discretos y no es usual que empleen sus títulos nobiliarios. Su tarjeta de presentación viene, a menudo, avalada por una educación elitista, por hablar varios idiomas y por contar con una nutrida agenda, codiciada, sobre todo, en el plano internacional, lo que les convierte en objeto de deseo de las grandes compañías.

Bien lo saben las empresas del Ibex 35 en las que, tradicionalmente, se han sentado y lo siguen haciendo un buen ramillete de nobles. La entidad que más aristocracia aglutina es FCC, comenzando con su presidenta Esther Alcocer Koplowitz, IX marquesa de Casa Peñalver. Destacan Inditex, con el fichaje de la baronesa Patricia Kingsmill; lady Clara Furse, presidenta del HSBC en Reino Unido, es consejera en Amadeus y Vodafone, el puesto que ocupa sir Peter Erskine en Telefónica. Pero también BBVA, Banco Santander, Caixabank, OHL, Ferrovial o Mapfre tienen nobles en sus consejos de administración y direcciones. Lo mismo que Mutua Madrileña y Ocaso.

Uno de los aristócratas que más cargos empresariales ha desempeñado es el IV marqués de Valtierra, Carlos Espinosa de los Monteros, secretario de la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España, quien considera "crucial" el valor que la aristocracia dio siempre a las lenguas extranjeras: "Conocer desde muy joven varios idiomas me permitió ser consejero de empresas extranjeras con base fuera y moverme como pez en el agua por el mundo", reconoce el expresidente de Iberia, Mercedes Benz o ex alto comisionado de la Marca España.

Para Carlos Falcó, marqués de Griñón, los idiomas y la formación han sido "la mejor herramienta" para exportar sus vinos y aceites y "poder trabajar en su internacionalización". De igual modo es presidente del Círculo Fortuny de marcas de lujo y de la Asociación European Cultural and Creative Industries Alliance, ECCIA.

Esos dos ingredientes y los contactos han abierto las puertas de los negocios a muchos empresarios aristócratas vinculados a las bodegas y a la alimentación. Es el caso de marqués de Valdueza, marqués de Riscal, marqués de Murrieta o González Byass, liderada por Mauricio González, marqués de Bonanza. Pelayo de la Mata, al frente de la distribuidora Grupo Varma y marqués de Vargas, reconoce que el título "es una buena tarjeta de visita, sobre todo a nivel internacional, porque avala en cierta manera tu ética y compromiso como empresario". Pero más que al título, piensa, la buena marcha de sus negocios se debe a los valores que le trasmitieron sus padres, así como a la "cultura del esfuerzo y búsqueda de la excelencia".

Apellidos ilustres también ligados al mundo financiero como Manuel Falcó, grande de España y codirector global en banca de inversión y financiación de empresas para más de 100 países de Citigroup. O en firmas como Elzaburu, la primera compañía de patentes y marcas de España, presidida por el marqués de Buena Esperanza; ABC, cuya presidenta-editora es Catalina Luca de Tena, marquesa del Valle del Tena, o IE Business School, fundada por el X marqués de la Romana, Diego del Alcázar.

La formación de directivos ocupa un punto y aparte en la dedicación profesional de la nobleza. Alfonso Martínez de Irujo Fitz-James Stuart, duque de Híjar y conde de Aranda, expresidente de IE Executive Education. Y el conde de Autol, Joaquín Garralda, es el decano de ordenación académica de IE University. En su opinión, "trabajar con un título nobiliario detrás implica una autoexigencia silenciosa para mantener una ejemplaridad acorde con el mérito de tu origen". Algo que comparte el duque de Rodas, José María de Areilza y Carvajal, titular de la cátedra Juan Monet, de ESADE; o el conde de Fontao, que ejerce de profesor del máster de acceso a la Abogacía del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB). Es profesor también, en la Universidad de Castilla La Mancha, el duque de Medina Sidonia.

También en tecnología

Espinosa de los Monteros y Falcó insisten en la importancia de la formación en ciencia y tecnología para triunfar en los negocios. Ahí están las nuevas generaciones de ilustres, implicadas en start-ups como Grooparty y Wotake Trading, fundadas por el marqués de Montemolín o Porprincipio.com, del conde de Añover de Tormes. En entornos digitales figuran el marqués de Santiago de Oropesa, directivo de Smartbrand; la condesa de Santa María de Loreto, directora de blockchain en Banco Santander o el conde de Castronuevo, en Google.

También el mundo de los negocios y su vinculación a la formación de futuros líderes agrupa a buena parte de los 2.237 miembros de la nobleza, 400 grandes de España, que aglutinan no más de 3.200 títulos nobiliarios.

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