El BCE se plantea cambiar su objetivo de inflación al final de la era de Draghi
La decisión podría incentivar que el Eurobanco continuara con los estímulos monetarios más tiempo del esperado
El BCE estudia reformar su objetivo de inflación, según fuentes del organismo. Este movimiento podría incentivar que el Eurobanco continuara con su política de estímulos monetarios más tiempo del esperado. El banco analiza de forma informal si debería abandonar el propósito actual de que los precios crezcan a una tasa cercana, pero por debajo del 2%. La idea es estudiar si esta formulación tiene sentido en la coyuntura económica que dejó la Gran Recesión de 2008.
El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, defiende una aproximación “simétrica”, lo que supone adoptar un objetivo más flexible, que podría quedar por encima o por debajo de la barrera del 2%, según las fuentes consultadas, que piden anonimato ya que las negociaciones son aún confidenciales y preliminares. Esta decisión permitiría al BCE mantener las tasas de inflación elevadas tras un periodo de baja inflación para asegurar el crecimiento de los precios.
Massimo Rostagno, director general de Política Monetaria del BCE, ofreció una presentación a los miembros del Consejo de Gobierno que versó sobre la efectividad del objetivo actual, según una de las fuentes consultadas. Rostagno mostró que un objetivo concreto del 2% haría más fácil elevar las expectativas de inflación y reducir la necesidad de recortar en el futuro aún más los tipos de interés, por debajo del 0%.
El cambio en el objetivo de precios requeriría una revisión formal, según las fuentes consultadas. Un portavoz del BCE rehusó comentar estas discusiones. La mayoría de Bolsas europeas reaccionaron ayer a la noticia de Bloomberg con subidas. El euro cayó a lo largo de la jornada a su mínimo de este mes, al cambiarse por 1,205 dólares, aunque más tarde remontó.
Modificar el objetivo de inflación supondría un paso más en el proceso de transformación del BCE de los últimos años desde un banco central tradicional, modelado a imagen y semejanza del Bundesbank, a un organismo que adopte estrategias innovadoras en un mundo en el que los modelos económicos habituales parecen haber dejado de funcionar.
Con un Draghi de retirada —su mandato en el BCE expira a finales de octubre—, será su sucesora, la francesa Christine Lagarde, la que tendrá que ejecutar el cambio. La hasta ahora directora gerente del FMI ha defendido que los bancos centrales tomen pasos decisivos para restaurar la estabilidad de precios.
La Reserva Federal de EE UU también se plantea reorientar su estrategia, arsenal de instrumentos y su forma de comunicar. La Fed prevé tener listo a principios de 2020 el estudio que debe revisar todas estas práctica. La preocupación en muchas economías desarrolladas es que la inflación lleva en niveles demasiado bajos demasiado tiempo, restando margen de maniobra a los bancos centrales para el próximo frenazo económico.
El objetivo del BCE es mantener la política de estímulos hasta que sus responsables estén seguros de que la economía es lo suficientemente fuerte para sustentar el crecimiento de los precios sin apoyo monetario. Esto contrasta con la actual situación, en la que los halcones de la política monetaria piden retirar los estímulos cuando la inflación alcance el 1,7%.
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