Christoph Leitl: “Habrá enfriamiento pero no una recesión”
El presidente de las Cámaras de Comercio de Europa apuesta por acabar con la unanimidad o ir a una UE "de varias velocidades"
Europeísta acérrimo, federalista convencido y con más de 40 años de experiencia en el mundo político y empresarial, Christophe Leitl (Linz, 1949) preside la patronal Eurochambers, que representa a más de 20 millones de empresas. A pesar de los nubarrones económicos, Leitl cree que la zona euro evitará una recaída en la recesión. Pero advierte de que Europa solo podrá resistir la competencia mundial si avanza en su integración. Leitl comparte con EL PAÍS su discurso atónito y disperso, como el verso de Machado. Atónito ante la repentina ruptura del orden mundial de los últimos 70 años. Y lleno de meandros que desembocan siempre en la misma alerta a sus compatriotas europeos: "O nadamos juntos o nos hundimos cada uno por su cuenta".
Pregunta. La economía europea se está ralentizando y todas las previsiones apuntan a la baja. ¿Teme una recesión?
Respuesta. No. Si las cosas no cambian, habrá una ralentización pero no caeremos en una recesión. Eso no quiere decir que haya cuestiones difíciles, como la necesidad de reforzar la competitividad europea.
P. El comisario Günther Oettinger, sin embargo, ha advertido esta semana de que si los riesgos como el Brexit duro o la guerra comercial con Trump se materializan, el peligro de recesión aumentará considerablemente.
R. Estamos viviendo el periodo más largo de prosperidad y creación de empleo. Eso se puede enfriar un poco. La advertencia de la Comisión es una alerta para despertar a quienes están muy cómodos pensando que todo va bien y no hace falta cambiar nada. Se puede mirar al futuro y ser optimista, pero para ello hay que enfrentarse a los riesgos y hacer lo necesario para desactivarlos, no resignarse.
P. ¿Cree que el enfriamiento de la economía europea se debe en parte a las tensiones políticas?
R. Sí, así es. Los inversores solo se basan en la confianza.
P. ¿Y qué la está minando?
R. Mi principal preocupación es que EE UU está intentando abandonar los principios de libre comercio y economía libre porque se sienten fuertes y creen que todo el mundo debe hacer lo que ellos digan. Quizá Trump tenga éxito a corto plazo e incluso salga reelegido, pero a largo plazo está destruyendo los valores de los que estamos orgullosos. Y China está viendo esa actitud y también se prepara para convertirse en la más fuerte. Y quiere controlar Asia, Latinoamérica... Todo salvo Norteamérica.
P. Menciona el ascenso de China. ¿Le preocupa?
R. Hace diez años nos percatamos de que no podríamos ganar en costes. Hoy, de que también en la competencia tecnológica solo están China y EE UU. Visité hace poco la universidad tecnológica de Pekín y nos llevan tres años de ventaja. Y en EE UU, otro tanto. En 2049, China celebrará los 100 años de la revolución comunista. Y su objetivo es proclamar para entonces que son el líder mundial política, económica y militarmente.
P. ¿Qué puede hacer Europa en ese nuevo contexto mundial?
R. La respuesta de Europa debe ser profundizar la Unión y hacerla más fuerte. No mirar solo al dólar, sino convertir el euro en una divisa mundial. Hay oportunidades. Y un mundo multipolar, solo podremos sobrevivir si recuperamos nuestra independencia de EE UU. La Unión Europea debe reaccionar y actuar con mayor rapidez. No puede ser que un solo país, o a veces, una región, bloquee las decisiones. Hay que acabar con eso. Y si no se pueden cambiar los Tratados, pues habría que ir a una Europa de varias velocidades.
P. Pero con partidos euroescépticos fuertes en Francia, Italia o el Este, ¿hay países para participar en esa vanguardia?
R. Es un punto crucial. Si no hay un mínimo número de países, no se podrá dar un salto adelante. Espero que, al menos, haya pequeños pasos en la buena dirección. Para incluir, por ejemplo, al sector digital en nuestro sistema fiscal. En caso contrario, tendremos que pagar las consecuencias: que otros continentes fijen las reglas.
P. ¿Las elecciones europeas del 26 de mayo pueden ser el primer paso?
R. Sí, espero que se discuta mucho sobre cómo afrontar el futuro. Me alegra que la gente joven tenga muchas ganas de participar. Han aprendido la lección de lo que ha pasado en Reino Unido y en EE UU. Pero hay que decirles qué hay detrás de cada candidato. Yo le preguntaría a Manfred Weber y a Frans Timmermans qué fascinante perspectiva de futuro tienen para motivar a la gente joven
P. ¿Le preocupa que en esos comicios aumenten los grupos populistas?
R. Sí, porque en Europa porque tenemos populistas en todos los partidos, gente constructiva y gente destructiva. Nosotros apoyamos a los constructivos, a quienes quieren que Europa sea tan fuerte como sea posible para dar confianza para la vida personal de la próxima generación. Y eso no es posible con el populismo y el nacionalismo. El nacionalismo siempre ha llevado a enfrentamientos y a la guerra. Y Europa es justo lo contrario. Es una póliza de seguro contra la guerra y a favor del entendimiento y de la amistad. El lema es: o nadar juntos o hundirse en solitario.
P. En su país, Austria, la extrema derecha euroescéptica ya está en el Gobierno.
R. Como presidente de Eurochambers no voy a comentar la situación de Austria. Pero el gobierno austriaco tiene una clara dedicación a los valores europeos y con la contribución a Europa. Hasta ahora, ha cumplido sus obligaciones y se ha visto, por ejemplo, durante la reciente presidencia de la UE [segundo semestre de 2018]. Y la llamada extrema derecha, que creo que no es tan extrema, ha sido aceptada a nivel europeo.
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