Incertidumbre y economía
Si la prima de riesgo y la tasa de ahorro de las familias aumentan y la inversión de las empresas cae, sufriremos los costes de la incertidumbre
En las elecciones de 2015 llegó la fragmentación al Parlamento español y entramos en una nueva era. Durante casi 40 años, tres grandes partidos habían tenido mayorías suficientes para gobernar con mayoría absoluta o en coalición. Esos 40 años coinciden con el periodo de mayor desarrollo económico y social de la historia de nuestra querida España.
Entre 1977 y 2008 se habían prorrogado los Presupuestos Generales solo en tres ocasiones: 1978, 1982 y 1995. En 2016 tuvimos un Gobierno en funciones, no hubo presupuesto y el PIB y el empleo crecieron un 3%. En 2017 y 2018, los Presupuestos para eso año se aprobaron en junio y el PIB y el empleo crecieron el 3%.
En 2019, el partido del Gobierno de Pedro Sánchez tiene solo 84 escaños, Rajoy tenía 137 el pasado año y, por primera vez en la historia de la democracia, ha visto cómo el Congreso tumbaba su ley de Presupuestos. La de los Presupuestos es la ley más importante que aprueban las Cortes cada año, y tener el rechazo de la mayoría de la Cámara abre una crisis política sin precedentes. Pero los Presupuestos ya se prorrogaron el 1 de enero y la economía sigue su curso.
La subida de las pensiones y del sueldo de los funcionarios aumentarán el gasto y las subidas de impuestos quedan en el limbo. Por lo tanto, como desde 2015, España elevará el déficit público estructural y seguiremos viviendo a crédito.
Los economistas en 2016 anticiparon una desaceleración si no se formaba gobierno y se equivocaron. También anticiparon un aumento de la prima de riesgo y se equivocaron. En 2016, el BCE compró 80.000 millones de deuda pública, un 40% del total de deuda emitida por el Tesoro, y la prima de riesgo se mantuvo estable. En 2019, sin compras del BCE, el bono a diez años comenzó el año próximo al 1,5% y cotiza hoy a 1,25%. La incertidumbre política sigue sin influir en la aversión al riesgo de los inversores.
En las Facultades de Economía enseñamos que la incertidumbre afecta negativamente a la inversión de las empresas y a la creación de empleo. Y aumenta la tasa de ahorro de las familias como modo de precaución. En 2018, con moción de censura, la tasa de inversión fue del 22% del PIB, superior al 20% del PIB en 2015. Y la tasa de ahorro de las familias el pasado año fue del 5% de su renta disponible, la mitad que en 2015 antes de comenzar la fragmentación política.
Parece evidente que la desafección política en España ha vacunado a la economía de la inestabilidad que genera la fragmentación del Parlamento. Al final, la realidad acaba imponiendo sus reglas. Si la prima de riesgo y la tasa de ahorro de las familias aumentan y la inversión de las empresas cae, sufriremos los costes de la incertidumbre. De momento, con la economía europea estancada, la economía española sigue creciendo por encima de lo previsto, por el motor del consumo, la inversión interna y una financiación internacional abundante a tipos de interés próximos al 0%. Veremos.
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