El ahorro de las familias sigue en niveles mínimos en el arranque de 2018
La tasa se coloca en el 5% entre enero y marzo de 2018, solo una décima por encima del mínimo histórico que tocó en diciembre
Las familias mantienen en mínimos sus ahorros también en el arranque de 2018. Las rentas de los hogares engordaron en unos 14.000 millones de euros en 2017. Sin embargo, el consumo aumentó mucho más, en cerca de 25.000 millones. Lo cual provocó que las familias registrasen el año pasado un mínimo histórico anual en su tasa de ahorro: el 5,7% de la renta disponible en términos desestacionalizados, unos 40.000 millones de euros. En el último trimestre de 2017, la tasa de ahorro tocó suelo en el 4,9% trimestral con los últimos datos actualizados, el mínimo histórico trimestral. Y según las estadísticas del INE publicadas este viernes, sigue sin remontar: entre enero y marzo de 2018 se sitúa en el 5% de la renta disponible, solo una décima por encima del mínimo histórico.
La tasa de ahorro es la parte que los hogares se dejan sin gastar de todas sus rentas generadas. Al comienzo de la crisis, el ahorro se disparó hasta máximos históricos del 13,4%. Y aguantó en cotas de entre el 11% y el 7% durante los años siguientes. En 2015 incluso se alcanzó el 12,8%. En aquel periodo la incertidumbre imperaba en el mercado laboral. Las rentas se desplomaban. Así que las familias ahorraron todo lo que podían. Entre 2009 y 2016 casi 220.000 millones de euros. Y prácticamente todo ello se destinó a bajar la elevada deuda fruto de la inversión en vivienda. Sin embargo, esta tendencia empezó a tomar el camino inverso hace dos años. En 2016 la tasa de ahorro empezó a caer con fuerza. Y en 2017 se hundió todavía más.
Las mejores expectativas del mercado laboral están impulsando el consumo de las familias. Además, durante la recesión se pospusieron muchas compras de bienes duraderos como electrodomésticos o automóviles. Y esa demanda embalsada, propulsada por un boom del crédito al consumo, ha hecho que las compras de las familias crezcan incluso por encima de lo que avanzaban sus rentas. De ahí que muchos analistas esperasen que en el algún momento el consumo acusase una desaceleración. Sobre todo para que se recompusiese un poco el ahorro. Pero esa ralentización no ha llegado salvo en la parte final del primer semestre, como ha avisado esta misma semana el Banco de España. Y eso se ha plasmado en que el ahorro haya vuelto a marcar niveles mínimos en el primer trimestre de 2018.
Por otra parte, los intereses se sitúan en mínimos históricos y ya no presionan como en la crisis sobre las finanzas familiares. La carga de intereses que soportan las familias en porcentaje de PIB es la menor desde que arranca la serie del Banco de España. Y la remuneración por los depósitos es mínima, lo que tampoco incentiva el ahorro.
Por último, se está creando empleo prácticamente a la misma velocidad que el PIB. Eso significa que todo el crecimiento de la economía se está realizando a fuerza de contratar nuevos trabajadores y no de mejorar la productividad. Si los trabajos que se crean no son muy productivos, los salarios no son muy altos. Y eso hace que los nuevos contratados en media tengan menor capacidad para ahorrar.
En general, con un salario medio que la Agencia Tributaria cifra en casi 25.000 euros, parece más difícil ahorrar. Y todavía existe mucho paro. Un estudio de Fedea constata que un 40% de los hogares todavía no puede, sobre todo jóvenes y familias monoparentales. Eso sí, ese dato supone una mejora sustancial respecto al 60% que no lo hacía en 2007, cuando animados por la burbuja esos hogares consumían por encima de su renta.
Más inversión
Con lo que ahorran las familias pueden hacer una de dos: o reducen deuda o aumentan su patrimonio invirtiendo. La inversión en vivienda se ha recobrado hasta el punto de que las familias han desembolsado ligeramente más en compras de casas que lo que habían ahorrado en el año. De modo que han tenido que endeudarse o tirar de los ahorros generados en años anteriores. Lo que ha hecho que las familias en su conjunto prácticamente dejen de desendeudarse. Según los datos del Banco de España, la deuda de las familias solo descendió en 810 millones de euros en 2017. Muy poco si se compara con los 46.000 millones que se llegó a recortar solo en 2013.
Aunque la deuda de las familias ya se encuentra cerca de niveles europeos al situarse en el 60% del PIB, varios factores hacen recomendable que se recomponga la tasa de ahorro: por un lado, la previsible subida de los tipos de interés en un horizonte no muy lejano. Por otro, se aproxima la jubilación del baby boom, que en unos unos cinco años comenzará a presionar al alza sobre el gasto del Estado y, por tanto, sobre una deuda pública ya muy elevada. Por último, la deuda externa neta todavía ronda el 80% del PIB, unos pasivos enormes que hay que renovar y que exponen a España a cualquier vaivén de los mercados de reeditarse una crisis. Por todo ello, los expertos consideran deseable que la tasa de ahorro crezca de nuevo.
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