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Los Presupuestos recogen el mayor aumento de gasto desde 2010

Las partidas sociales como pensiones, dependencia y vivienda son las que más suben junto a las inversiones en unas cuentas que no tienen garantizados los apoyos políticos

María Jesús Montero y Ana Pastor durante la presentación de presupuestos. ULY MARTIN/ Vídeo:Foto: atlas
Jesús Sérvulo González
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La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha registrado este lunes en el Congreso el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2019. Son unas cuentas procíclicas, expansivas y con el mayor aumento del gasto público desde 2010, cuando el Ejecutivo de Zapatero programó el controvertido Plan E, un millonario programa de inversiones auspiciado entonces por el G20 con la intención de espolear la economía en plena crisis. Ese año se produjo el mayor aumento del gasto público en los últimos 30 años.

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Sánchez ha decidido aumentar el gasto para destinar más recursos a partidas sociales y lanzar un guiño a Cataluña para tratar de encauzar la situación con los independentistas. Su intención es restañar las heridas pendientes tras la dramática crisis financiera, que estalló hace una década. Las partidas de dependencia, vivienda o inversiones suben más de un 40%. También hay un amplio programa social cuya guinda es un plan contra la pobreza infantil y ayudas para las familias más necesitadas. En total, el Estado se gastará más de 345.358 millones de euros, un 5,3% más que el año anterior.

Estos Presupuestos nacen, además, con tres meses de retraso. El Ejecutivo tendría que haber presentado el proyecto a finales del pasado septiembre, como estipula la Constitución, pero la inestabilidad política y la tensión en Cataluña han servido de argumento para aplazarlos.

Estas cuentas nacen sin apoyos políticos suficientes para salir adelante. El Ejecutivo de Sánchez no tiene garantizados ni los votos de su principal socio, Unidos Podemos, que detecta 11 incumplimientos en el acuerdo de Gobierno suscrito el pasado octubre. Sánchez está envuelto, además, en una frenética negociación con los independentistas catalanes.

Para limar asperezas, el Gobierno ha comprometido que destinará el 18,2% de la inversión en infraestructuras en Cataluña. De esta forma, está cerca de cumplir con lo dispuesto en el Estatut, que sostiene que Cataluña debe recibir una inversión equivalente a su peso en la economía nacional. Los Presupuestos recogen una inversión de 2.051,38 millones de euros, el 16,8% del total, para Cataluña. A esta cantidad hay que añadir otros 200 millones de euros por la sentencia del Tribunal Supremo del 2 de noviembre de 2017 sobre la disposición adicional tercera del Estatuto de Autonomía de Cataluña. En total, la inversión en Cataluña crece un 52%.

Aunque todos los Gobiernos insisten en comentar el aumento de las partidas que definen su política, en realidad los Presupuestos dejan poco margen de actuación. Las pensiones, con una subida del 6%, hasta alcanzar los 153.000 millones, se comen casi la mitad de todos los recursos. La partida para pagar el sueldo de los funcionarios, que crece un 3,9%, hasta los 23.372 millones, también se lleva un buen pedazo del pastel, aunque algo menos que los intereses para pagar la abultada deuda pública, cuya dotación asciende a 31.449 millones. Si a estas partidas sumamos las transferencias a comunidades autónomas, Ayuntamientos y otras empresas públicas (más de 261.900 millones de euros, un 6,3% más), el margen de actuación política de los Presupuestos está limitado. Es decir, las pensiones, las transferencias a las Administraciones territoriales para financiarse, los intereses de la deuda y el sueldo de los funcionarios, se comen buena parte del Presupuesto.

Hacienda ha construido las cuentas de 2019 sobre un objetivo de déficit del 1,3% del PIB, en lugar del 1,8% que había previsto inicialmente; pero el bloqueo del PP y Ciudadanos en el Congreso le han impedido suavizar la senda fiscal. Eso significa que el Gobierno tendrá que hacer un ajuste de unos 12.000 millones de euros este año. ¿Cómo se hará? El departamento que dirige María Jesús Montero ha proyectado unos ingresos récord de más de 227.356 millones de euros, un 9,5% más que el año anterior. En términos reales el aumento respecto a la cosecha de 2018 asciende a 20.000 millones.

Las claves de los Presupuestos de 2019. Más gasto social, más inversión en Cataluña o subida de sueldo de los funcionarios, entre las partidas más destacadas

Alrededor de la mitad de este incremento procede de la mejora del ciclo económico: se espera que la economía siga creciendo (un 2,2%) y que el aumento de los precios propicie una mejora de la recaudación. Por otra parte, están las nuevas medidas tributarias, que reportarán 5.650 millones, según los cálculos del Gobierno. Hacienda ha programado subidas de impuestos y creación de otros nuevos. Entre los aumentos destaca la subida del IRPF para los que ganen más de 140.000 euros, y del impuesto de sociedades para las empresas que facturen más de 20 millones de euros. Estas medidas solo afectarán al 0,5% de los contribuyentes y al 0,7% de las empresas.

Pero además, Montero aprobará dos nuevos impuestos: el que gravará las actividades digitales, conocido como tasa Google, y el de transacciones financieras, que se aplicará sobre la compraventa de acciones de compañías grandes.

La tercera pata de este fenomenal incremento de ingresos procede de un cambio en el cómputo de la liquidación del IVA, que permitirá contar en 2019 unos 5.000 millones de ingresos que en realidad proceden de 2020. Una argucia contable que permitirá a Hacienda considerar 13 meses de ingresos del IVA por el nuevo Sistema Inmediato de Información (SII), una herramienta digital para pagar el IVA que puso en marcha en 2017 el anterior ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Está por ver si la Comisión Europea permite modificar el criterio de devengo en favor del de caja.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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