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Bruselas da 90 días a Google para cesar la práctica monopolística de Android

La Comisión obliga al gigante estadounidense a pagar 4.343 millones, la mayor multa de la historia

Margrethe Vestager explica la decisión de Android en la sede de la Comisión Europea.Foto: atlas | Vídeo: JOHN THYS (AFP) | ATLAS
Lucía Abellán

El monopolio de los datos por Internet se ha convertido en uno de los principales riesgos para la competencia entre empresas. La Comisión Europea ha impuesto este miércoles una multa récord a Google por incurrir en prácticas ilegales al comercializar Android, su sistema operativo para móviles. Ese castigo, de 4.343 millones de euros, puede verse agravado si el gigante tecnológico no cambia de conducta en 90 días. Bruselas considera que Google “utiliza Android como vehículo para cimentar el dominio de su buscador”. La empresa ya ha anunciado que recurrirá la decisión.

La comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, carga por segunda vez contra Google. Y puede que no sea la última. Las prácticas por las que la firma estadounidense ha afianzado su dominio en el mercado de búsquedas mantienen ocupados desde hace años a los expertos de Competencia. El caso de Android, que se empezó a investigar en 2015, ha concluido este viernes con la finanza más abultada que se ha impuesto nunca a una empresa por conducta monopolística, como adelantó EL PAÍS este martes. “Es un comportamiento ilegal muy grave”, ha sentenciado Vestager al presentar el caso en conferencia de prensa.

No hay búsquedas gratis

Los casos emblemáticos de las autoridades europeas de competencia reflejan bien la evolución tecnológica a lo largo de los años. Si en la primera década de este siglo fueron el gigante informático Microsoft y la firma de microprocesadores Intel los que recibieron castigos por sus prácticas monopolísticas, hoy el principal foco de problemas reside en el mercado de datos. Y Google mantiene el dominio absoluto en este terreno.

La comisaria Vestager sigue de cerca la evolución del sector y no deja de alertar de que, más allá del ámbito de la competencia, el uso que las compañías hacen de los datos personales merece una reflexión aparte porque los usuarios pagan con mucha información propia lo que creen recibir de manera gratuita. Adaptando a este campo la famosa frase apócrifa de los economistas sobre la falta de comidas gratis, Vestager ironizó: “Como dicen los economistas, no hay búsquedas gratis”.

Bruselas achaca a Google tres comportamientos contrarios a la competencia. El primero es obligar a los fabricantes de móviles y tabletas a preinstalar en los dispositivos que venden dos de las aplicaciones más populares de la firma: el buscador y el navegador. La segunda es retribuir a esos mismos fabricantes para que no incluyan en su oferta preinstalada ningún buscador de la competencia. La tercera es prohibirles que vendan dispositivos con la versión abierta de Android. Esa conducta deriva en un control del mercado de búsquedas superior al 90% en Europa. Como muestra de la falta de opciones para los rivales, la comisaria ha explicado que solo un 1% de los usuarios de Android descarga otro buscador diferente a Google y un 10% elige un navegador distinto.

Aunque la multa es el símbolo más rotundo de este castigo, las mayores repercusiones derivarán de la obligación de cambiar de conducta. La Comisión insta a la empresa fundada por Larry Page a interrumpir esos comportamientos en 90 días, pero no da instrucciones precisas sobre cómo hacerlo. Deja a la firma que elija cómo cree que se ajusta a la ley, aunque advierte de que la controlará de cerca. Si no lo hace, Bruselas podría imponer otra multa adicional equivalente al 5% de la facturación mundial de Alphabet, la matriz de Google. El cálculo se haría por cada día de demora en la aplicación de las nuevas líneas de actuación. Además, el Ejecutivo comunitario recuerda a particulares y empresas que pueden ir a los tribunales a pedir a Google compensación por los daños derivados de las prácticas anticompetitivas, que se remontan a 2011.

Tensión política

En lo que sí existen consignas claras es en el pago de la multa. La compañía deberá depositar una garantía en un máximo de tres meses, aunque el abono no se hace efectivo hasta que haya una decisión definitiva tras la apelación que presentarán los abogados de Google. Es el caso de los 2.424 millones impuestos el año pasado por prácticas monopolísticas en el servicio de comparativas de precios, que la compañía aportó en forma de garantías.

Vestager es consciente del malestar que esta nueva decisión contra la firma —es la segunda multa histórica que recibe en un año— puede causar al otro lado del Atlántico. El anuncio llega a solo una semana de que el presidente estadounidense, Donald Trump, reciba en la Casa Blanca al máximo responsable de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. Como en otras ocasiones, Vestager ha querido despojar su iniciativa de cualquier carga política. “No hacemos nuestro trabajo en función del contexto político. Porque entonces nunca sería un buen momento. Continuaremos haciéndolo, independientemente de ese contexto”, ha defendido la comisaria, que se ha remitido a su condición de danesa para asegurar: “Me gusta mucho Estados Unidos”. Al contrario que las europeas, las autoridades estadounidenses han renunciado hasta el momento a castigar a Google por sus prácticas.

A la espera de que la compañía con sede en California presente remedios satisfactorios, Bruselas alerta contra posibles comportamientos similares (para favorecer otras aplicaciones, como la de mapas o la de correo electrónico). Y recuerda que aún quedan casos sujetos a investigación, como la gestión del mercado publicitario.

La firma defiende su modelo

Google rechaza los argumentos de la Comisión Europea y avisa de que recurrirá. La compañía argumenta que ofrece Android de manera gratuita a fabricantes y operadores de móviles pero que desarrollar esas tecnologías le supone costes. “Hasta ahora, el modelo de negocio de Android nos ha permitido evitar el cargo de costes a los fabricantes de teléfonos por el uso de nuestra tecnología o depender de un modelo de distribución cerrado y estrechamente controlado”, defiende en un blog de la compañía su consejero delegado, Sundar Pichai.

La firma muestra inquietud por el cambio de modelo que esta decisión europea pueda representar. "Supone rechazar el modelo de negocio que sustenta Android, que ha creado más opciones para todo el mundo, no menos”, lamenta Pichai.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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