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Las empresas españolas que sufren el zarpazo de Trump a la aceituna negra

Casi el 20% de la exportación de las olivas negras españolas va a Estados Unidos, que ha elevado el arancel hasta el 34% de forma provisional

Javier Martín-Arroyo
Cadena de envasado de aceitunas negras de Osuna Mission.
Cadena de envasado de aceitunas negras de Osuna Mission.PACO PUENTES

“El 2% de 24 millones es un arañazo, pero porque a Trump se le haya metido una neura en la cabeza no vamos a frenar nuestro proyecto”. Rodeado de un río de aceitunas negras enfrascado a toda pastilla, Diego Angulo, gerente de Osuna Mission, relativiza el daño que los aranceles impuestos por Estados Unidos a la oliva española provocan a su facturación anual. Por suerte, sus aceitunas viajan sobre todo al mercado europeo, ruso y árabe, y el proteccionismo del America Firstafectará de soslayo a su producción de 15 millones de kilos al año. El resto del sector, en cambio, puede ver como ese arañazo se transforma en zarpazo: casi el 20% de todo lo que exportó el año pasado (176 millones de kilos) iba a EE UU.

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Mientras Angulo critica a Trump por “jugar con la economía como si fuera un capricho”, sus máquinas etiquetan 16.140 botes en solo una hora. Con un ruido ensordecedor de fondo, hay caras serias, laboriosas y cascos en los oídos. Durante cinco días y medio a la semana, la rueda no descansa y se suceden tres turnos de trabajadores las 24 horas del día. La cadena de envasado es el último paso desde la recogida en las 18.000 hectáreas cultivadas de olivos en esta localidad sevillana, hasta su asalto a los mercados.

Tras una larga investigación durante el invierno, impulsada por dos empresas norteamericanas que no han dado su versión para este reportaje, hace dos semanas el Gobierno de EE UU endureció los aranceles para la aceituna negra española hasta elevarlos al 34%. En 10 días se conocerá la decisión definitiva de la Comisión de Comercio Internacional estadounidense (ITC) que anulará o ratificará el pistoletazo de la primera batalla comercial EE UU-Unión Europea que afecta de lleno a España. Sin embargo, el daño comercial ya se notó en el primer trimestre del año, cuando las exportaciones cayeron un 42% respecto a 2017 –de 6,9 millones de kilos a cuatro-.

Diego Angulo, en las instalaciones de Osuna Mission.
Diego Angulo, en las instalaciones de Osuna Mission.P. P.

Cuando la cosecha se recoge entre septiembre y octubre, las aceitunas se meten en los 1.600 fermentadores enterrados en el suelo, que con forma de esfera acogen cada una 10.000 kilos de aceituna. Ahí permanecen en agua, sal y ácido acético a la espera de la oxidación. Luego se someten al citado proceso, para lo que se pasa a unos tanques donde se retira la salmuera, tratándose con hidróxido sódico para romper la proteína que le da el amargor a la aceituna.

Una operaria criba las aceitunas en Osuna Mission.
Una operaria criba las aceitunas en Osuna Mission.P. P.

A continuación, se ponen las aceitunas en agua y comienza la aireación, debido al oxígeno del aire elcolor verde se torna marrón oscuro. Al final se retira esa agua y se añade otra nueva con sal de hierro que termina de fijar el color negro.

Una vez envasada la aceituna, el tarro se somete a 121 grados para esterilizarlo durante 15 minutos con una contrapresión que evita que se deforme. “Metemos una sonda portátil para asegurarnos de la temperatura ideal”, explica Vanesa Ruiz, encargada del autoclave que esteriliza los botes. Y luego llega el etiquetado con vivos colores que reza: “Spanische oliven”. Y de ahí, entre otros, a los supermercados de Lidl, para los que elaboran a diario cientos de palés. “Es muy nutritiva porque aporta hierro en estado reducido [y no oxidado] y beneficioso para anemias, embarazos o problemas de falta de glóbulos rojos en sangre”, ensalza Luis Reyes, director técnico la firma.

Decisión final en 10 días

Al abrigo de la ola proteccionista de Donald Trump, las firmas californianas Bell-Carter y Musco plantearon una denuncia ante su Gobierno para que impusiera aranceles a la aceituna negra española, que ha penetrado en el mercado estadounidense hasta acaparar un 33% de las ventas a supermercados y cadenas de restauración. ¿La razón? Las subvenciones de Bruselas al campo, canalizadas a través de la Política Agraria Común (PAC) incumplen los tratados internacionales.

La Administración Trump mandó a sus hombres de negro para auditar hasta el último papel de las tres principales empresas exportadoras: Aceitunas Guadalquivir, Agro Sevilla Aceitunas y Ángel Camacho Alimentación. Y tras hacer números, de momento su pelea ha cuajado y los aranceles antidumping y antisubvenciones lastran las ventas de estos grupos en el mercado estadounidense. Las tres firmas han rechazado pronunciarse sobre la controversia para este reportaje a la espera de la decisión final de la ITC.

Ahora estos aranceles provisionales impuestos por EE UU tienen una fecha crucial: el 10 de julio. Ese día la Comisión de Comercio Internacional estadounidense (ITC) se reúne para votar si estima que las ayudas públicas que han recibido las firmas españolas han dañado los balances de las firmas californianas. Si el voto es positivo, los aranceles provisionales se confirmarán y si no, desaparecerán de un plumazo. No está aún claro si ese día votarán cuatro o cinco comisionados, pero si lo hacen cuatro, en caso de empate España perdería la votación, por lo que necesita el voto en contra de tres miembros del organismo, según fuentes del equipo jurídico que defiende a las firmas españolas en este litigio.

Fernando Miranda, secretario general de Agricultura y Alimentación, admite estar en una “tensa espera”. “No queremos sembrar incertidumbre, pero este caso pone en tela de juicio la PAC y las ayudas contabilizadas en la caja verde de la Organización Mundial del Comercio (OMC)”. Esas subvenciones -que EE UU también concede bajo el paraguas de la caja verde- son aquellas que no distorsionan el comercio y que no están vinculadas a lo que el agricultor produce o debe producir. “La posición de EE UU es bastante agresiva y nuestra pretensión es evitar una escalada. Es muy volátil opinar ahora”, atempera Miranda.

Matthew McCullough, abogado que representa los intereses de las aceituneras españolas, apunta a un problema oculto tras las reclamaciones de las firmas californianas y que presiona su existencia: “La aceituna produce un retorno de 82 dólares por acre (4.046 metros cuadrados) mientras que la almendraa da unos 1.800 dólares. ¿Qué harías si fueras un agricultor?”. McCullough es optimista respecto a la resolución final del Gobierno estadounidense y confía en una victoria final después de dos derrotas parciales. “Nada es apolítico en la Administración Trump. Sea razonable o no, todo resulta correoso”.

La gran pregunta es si los aranceles a la aceituna negra se confirman por culpa de la PAC, ¿cuánto tardarán otras empresas de alimentación estadounidenses en plantear una batalla con los mismos argumentos para sancionar más productos alimentarios que también son beneficiados por la Política Agraria Común?. “Todos los argumentos esgrimidos en contra de la aceituna de mesa se pueden hacer contra cualquier producto, ya que no existe una ayuda específica para la aceituna negra. Ellos [por EE UU] calculan la ayuda del agricultor como si se la dieran al industrial”, censura Antonio de Mora, secretario general de la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceitunas de Mesa (Asemesa). Los productores españoles, que se manifestarán este próximo jueves frente al consulado estadounidense en Sevilla, exportaron a EE UU 32 millones de kilos de esta oliva por valor de 70 millones durante 2017.

Al margen de la aceituna negra (24 millones del total de 40 facturados al año), la cooperativa Santa Teresa que lidera Angulo comercializa en paralelo el aceite 1881 y aceitunas verdes de mesa. Dado que desde 2006 exporta al mercado de EE UU, la Food Defense Agency (FDA) exige normas muy estrictas de seguridad que incluyen cursillos de bioterrorismo con protocolos para abrir los paquetes de mensajería, puertas con apertura de huella digital e inspecciones anuales para confirmar la alta inversión en seguridad que prevenga ataques a las instalaciones. Además, hay cámaras de visión artificial, aparatos de rayos x para detectar objetos extraños en los frascos como metal, vidrio o piedras, cerradoras de frascos y todo tipo de máquinas en un proceso automatizado que funciona a velocidad de vértigo.

“Entendemos que este tema habría que zanjarlo para no caer en la tentación de seguir tocando productos, porque se está poniendo en entredicho la PAC, que sostiene a todos los pueblos”, defiende Angulo. La Comisión Europea prevé que los agricultores españoles reciban ayudas por 43.777 millones para el periodo 2021-2027, un 5,4% menos que el presupuesto anterior.

A pesar de la amenaza de los aranceles en EE UU, Osuna Mission prevé duplicar su producción de aceitunas negras en los próximos años dado que su objetivo no es el mercado norteamericano. Y su plan trazado parece asegurarle un futuro, dado que con tantos socios veteranos la siguiente operación es atraer a los jóvenes. Un relevo generacional siempre difícil para el campo, y que aborda a través de 10.000 hectáreas nuevas de olivar en riego, lo que aumenta la producción de la aceituna hasta 2,5 veces. “La agricultura de precisión debe acabar con la idea de que el campo es aburrido y que los jóvenes decidan con la PDA si se riega o no”, ilustra Angulo. En Andalucía el olivar de regadío apenas ronda el 20%, “pero es pasar de ir en bicicleta a la fórmula 1 con la variable fundamental: lloverá lo que yo diga y cuando me convenga”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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