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México litigará contra Estados Unidos en la OMC por el arancel sobre el acero y el aluminio

El país latinoamericano se suma a la Unión Europea y Canadá en su cruzada legal contra las medidas proteccionistas de la Administración Trump

Ignacio Fariza
El titular de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo.
El titular de Economía mexicano, Ildefonso Guajardo.H. R. (REUTERS)

México se suma a la cruzada de la Unión Europea y Canadá contra los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio. El Ejecutivo de Enrique Peña Nieto ha anunciado este lunes que iniciará un proceso de resolución de controversias ante la Organización Mundial del Comercio (OMC, el árbitro mundial en materia de intercambios de bienes y servicios) al considerar que la decisión de la Administración Trump de gravar los envíos mexicanos argumentando razones de "seguridad nacional" viola la normativa del propio organismo internacional.

"El Gobierno de México", subraya la nota en la que comunican la medida, "refrenda que sus acciones continuarán apegándose al Estado de derecho comercial internacional y serán proporcionales al daño que México lamentablemente reciba". El conflicto comercial norteamericano sigue escalando en plena renegociación del TLC, que une a EE UU, México y Canadá desde 1994 y que Trump amenaza con hacer saltar por los aires si sus socios no aceptan las polémicas exigencias que Washington ha puesto encima de la mesa.

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"Con este movimiento, la intención de México, de Europa y de Canadá", valora José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, "es involucrar a la OMC en el caso". "Ni ese organismo, ni la OCDE [la Organización para la Cooperación y el Desarrolle Económico], ni el FMI [el Fondo Monetario Internacional] se han pronunciado hasta ahora contra estos nuevos aranceles". No obstante, De la Cruz pone el acento en la dificultad que entraña el argumento estadounidense de riesgo para su seguridad nacional. "Será muy difícil juzgarlo: no es nada más una razón económica, sino que se mueve en un terreno mucho más fangoso".

La semana pasada —inmediatamente después de que el Departamento de Comercio de EE UU hiciese pública su decisión de imponer un arancel del 25% sobre el acero y del 10% sobre el aluminio importado de Europa, Canadá y México— los dos primeros bloques ya anunciaron su decisión de recurrir la medida ante la OMC. "Si los países no cumplen las reglas comerciales", advirtió la titular comunitaria de Comercio, Cecilia Malmström, el sistema multilateral puede colapsar". En la misma línea, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, afirmó no ver "señales de sentido común" en la Casa Blanca. "Seamos claros: estos aranceles son inaceptables". En Ottawa y en Bruselas, como en la Ciudad de México, lo que más molesta es el argumento empleado por Washington para imponer el arancel: que EE UU se escude en su seguridad nacional para dañar a tres de sus socios más leales, tanto en el plano comercial como en el geopolítico.

El país latinoamericano se limitó entonces a devolver la medida proteccionista a su vecino del norte y, por mucho, primer socio comercial con restricciones a la entrada de aceros planos y de un buen número de alimentos de origen estadounidense. Hoy va un paso más allá, al unirse al frente común contra el giro radical en el régimen comercial de la primera potencia mundial desde la llegada de Trump a la Casa Blanca. Sin embargo, el recurso ante la OMC no tiene visos de ser resuelto a corto plazo: en este tipo de casos el fallo definitivo se demora entre un año y medio y dos, según fuentes cercanas a la propia organización, por lo que los aranceles estadounidenses sobre el acero mexicano seguirán en vigor durante todo ese periodo. A la demora habitual se suma la negativa de EE UU a la normal renovación del Órgano de Apelación del organismo —la máxima instancia para la resolución de disputas comerciales entre países—: dos de las siete plazas están actualmente vacantes y, si Washington persiste en su actitud, a mediados del año que viene solo habrá tres jueces en ejercicio, el mínimo requerido para decidir sobre un caso.

A diferencia de Canadá, el Gobierno mexicano no detalla ningún tipo de acción ante los mecanismos de arbitraje del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). "Sería el camino más rápido", subraya Horacio A. López Portillo, socio del despacho Vázquez Tercero & Zepeda. "El problema es que a EE UU le sería muy fácil bloquear la decisión".

"México está ejerciendo sus derechos como miembro de la OMC", valora Ricardo Ramírez, ex presidente del citado Órgano de Apelación, en declaraciones a EL PAÍS. Ramírez, no obstante, resta importancia al hecho de que hayan llegado un número tan elevado de quejas a la OMC: las últimas reclamaciones de la Unión Europea y de Canadá se suman a las presentadas anteriormente por otras dos grandes potencias comerciales, China e India. "La organización no se resuelve por mayorías", sentencia el único juez mexicano ante el ente. "Solo pesa la razón jurídica".

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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