Canadá denuncia a Estados Unidos ante la OMC
La ministra canadiense de Asuntos Exteriores, Chrystia Freeland, asegura que los aranceles de Trump sobre el acero y el aluminio no respetan las reglas de la organización ni del TLC
Canadá no tragará con la deriva proteccionista de su mayor socio comercial y aliado histórico, Estados Unidos. El Gobierno de Justin Trudeau ha anunciado este viernes que demandará a Washington ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) y ante el mecanismo de resolución de controversias del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), después de que la primera potencia mundial impusiese aranceles sobre sus importaciones de acero y aluminio procedentes de su vecino del norte, México y la Unión Europea. "Estos derechos de aduana, impuestos unilateralmente con el pretexto de que garantizan la seguridad de EE UU no respetan ni las obligaciones comerciales internacionales estadounidenses ni las reglas de la OMC", ha declarado la ministra canadiense de Asuntos Exteriores, Chrystia Freeland.
"Además de represalias", Freeland ha pedido a la OMC "establecer consultas con EE UU sobre el tema de imponer tasas punitivas sobre las importaciones de acero y aluminio provenientes de Canadá". Las autoridades canadienses han llamado también a la OMC a pronunciarse sobre "el recurso abusivo de Estados Unidos a pretextos de protección nacional con fines proteccionistas" para imponer tasas a Ottawa, ha añadido la canciller canadiense, pieza clave del Ejecutivo de Trudeau. "Canadá trabajará en estrecha colaboración con la Unión Europea", que también ha presentado una denuncia en la OMC contra EE UU, ha asegurado la ministra canadiense en unas declaraciones que acercan aún más la posibilidad de una guerra comercial entre dos socios tradicionales.
Apenas 24 horas antes, el primer ministro Trudeau había calificado de "inaceptables" las medidas proteccionistas de Washington al tiempo que anunciaba un gravamen equivalente -16.600 millones de dólares canadienses, unos 11.000 millones de dólares- sobre un buen número de productos estadounidenses. "Tenemos que creer que en algún momento prevalecerá el sentido común. Pero no vemos actualmente ninguna señal al respecto por parte de EE UU", agregó el mandatario canadiense. En Canadá ha molestado, muy especialmente, la justificación de la Administración Trump para poner el arancel sobre el acero y el aluminio: como ya hiciera cuando fijó una tarifa similar sobre paneles solares y lavadoras -en el caso, para enfrentar la creciente cuota china en su mercado doméstico-, ha apelado a la seguridad nacional. El país norteamericano, como subrayó el jueves Trudeau, ha sido uno de los más fieles aliados de EE UU en todas sus aventuras exteriores.
Más allá de la OMC -una suerte de árbitro del comercio internacional- Canadá demandará ante el secretariado del TLC, la "puesta en marcha de un grupo especial" en el marco de la reglamentación de dicho acuerdo -el famoso capítulo 20, que Washington ha amagado con liquidar en el nuevo acuerdo, hoy en fase de negociación- a fin de condenar la "violación de las reglas del TLC por EE UU".
Enredados en una difícil negociación del actual TLC -que une desde hace casi un cuarto de siglo a EE UU, México y Canadá- los tres países llevan casi un año en la mesa de diálogo en busca de una nueva entente comercial. La imposición de tasas sobre el acero y el aluminio canadienses debilita a la industria automovilística, uno de los sectores sensibles en la renegociación del tratado, y enrarece aún más el ya de por sí complejo clima en el que se están desarrollando las conversaciones.
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