EE UU flexibiliza sus exigencias en la renegociación del TLC y lanza un mensaje de optimismo
Washington muestra su disposición a modificar su propuesta de que el 50% de los componentes de los autómoviles fabricados en la región sea de origen estadounidense
Cambio de tono en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC). Estados Unidos, hasta ayer inflexible en sus exigencias iniciales, se muestra ahora abierto a ablandar su posición en uno de los temas más complejos de las conversaciones: las reglas de origen en el sector automotor, el de mayor peso en los intercambios entre EE UU, México y Canadá. Washington estaría dispuesto a dejar caer su propuesta de que el 50% de los insumos de los automóviles fabricados en la región sean estadounidenses, según adelantó el martes por la noche el diario canadiense Globe and Mail. Esta exigencia había suscitado el rechazo frontal de sus dos socios en el mayor acuerdo de librecambio del mundo, de la propia industria automotriz y de los economistas que siguen el día a día de las vicisitudes del comercio internacional, que la consideraban altamente proteccionista.
La noticia, aderezada por sendas declaraciones del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y del representante comercial de la Administración Trump, Robert Lighthizer, ha desatado una ola de optimismo contenido en el entorno de la negociación y en el tipo de cambio, convertido en los últimos tiempos en el mejor marcapasos de las conversaciones. A mediodía de este miércoles, hora local de la Ciudad de México, el peso mexicano se fortalecía un 1,4% frente al dólar estadounidense y el dólar canadiense se revalorizaba más de un 1% frente al billete verde, movimientos ambos de calado en un mercado tan poco volátil como el de divisas. Por primera vez desde el inicio de las negociaciones, el pasado verano, se vislumbra un escenario en el que todas las partes parecen dispuestas a ceder parcialmente para poder llegar a un acuerdo.
"Somos optimistas sobre nuestra capacidad de alcanzar un acuerdo en el que las tres partes salgan ganando", ha subrayado este miércoles el jefe de Gobierno canadiense, "entusiasmado" ante la posibilidad de cerrar un acuerdo que dé continuidad al TLC. En la misma línea, un representante empresarial mexicano cercano a la negociación remarca, en declaraciones a este diario, su optimismo ante la posibilidad de que la negociación "comience a tomar tracción real".
Lighthizer, por su parte, ha empleado este miércoles un tono más positivo de lo habitual al señalar ante el Congreso de EE UU los "muy buenos progresos" logrados tras las siete rondas negociadoras celebradas hasta la fecha. La mano derecha de Donald Trump para asuntos comerciales ha evitado, sin embargo, entrar en detalles sobre las áreas en las que se han logrado avances, limitándose a decir que los tres países están en una posición en la que "finalmente" empiezan a converger las diferentes posturas.
El representante comercial estadounidense ha explicado que está trabajando para dar "con una solución que sea útil para las compañías". El propósito del cambio en las reglas de origen es, afirma, conseguir recuperar buena parte de la producción que se fue a México. "El modelo de México es atraer a las compañías para que produzcan los coches ahí tomando ventaja de los bajos salarios y los subsidios y venderlos en EE UU". Canadá, ha asegurado Lighthizer, tiene el mismo objetivo al elevar el contenido original. En su comparecencia parlamentaria, el máximo responsable de la negociación del lado estadounidense ha evitado decir si, en aras del consenso, su país ha renunciado a la demanda de que el 50% del contenido de los coches que entren por la frontera desde México y Canadá sea de EE UU, pero, sin entrar en detalles, ha dejado entrever su predisposición a ser más flexibles. La presión ejercida por las grandes ensambladoras estadounidenses en las últimas semanas se antoja clave en este cambio de rumbo.
Exclusiones al arancel
En su comparecencia ante el Congreso de EE UU, el representante de Comercio dijo que está discutiendo exenciones con Europa, Argentina y Brasil al arancel a las importaciones de acero y aluminio. Es un proceso que espera completar para final de abril. México y Canadá ya están excluidas. También anticipó que “en breve” habrá medidas contra China por abuso de propiedad intelectual. La acción, prevista para este jueves, se hará mediante un incremento de los aranceles y limitando las inversiones.
Robert Lighthizer citó expresamente como el déficit comercial de EE UU con sus socios globales creció un 12% el año pasado, hasta los 566.000 millones de dólares. “Esta cifra refleja distorsiones del mercado que tienen efectos en el empleo y nuestras empresas”, reiteró, “los números van a peor”. En este sentido, garantizó que responderán de la manera apropiada a los “competidores hostiles” aunque dijo que en ningún caso busca detonar guerras comerciales. "No son buenas", valoró.
Las reglas de origen en la industria automotriz constituyen el principal punto de desencuentro entre México, EE UU y Canadá a la hora de revisar el TLC junto con la llamada sunset clause -la propuesta estadounidense de dar por terminado el pacto comercial cada cinco años salvo que las tres partes digan lo contrario- y los mecanismos de resolución de controversias entre Estados y empresas. En el segundo aspecto, México y Canadá han propuesto que los tres países se sienten a la mesa cada cinco años para valorar -y rehacer, llegado el caso- los aspectos que preocupan a cada una de las partes, pero Washington todavía no ha respondido formalmente. En el caso de la resolución de controversias las posturas siguen alejadas, pero los negociadores confían en que no sea un aspecto definitivo si finalmente se logra destrabar la negociación sobre las reglas de origen de automóviles.
En octubre, la Administración Trump desveló sus cartas en materia de reglas de origen: la citada exigencia de que la mitad de los componentes de los automóviles ensamblados en la región sea estadounidense y una segunda, que pasa por que el 85% de las partes sea de fabricación regional, frente al 62,5% actual. De confirmarse la disposición a borrar la primera línea roja, el debate pasa automáticamente al segundo punto, donde las posibilidades de acuerdo son mucho mayores después de que las autoridades mexicanas y canadienses hayan flexibilizado también sus posiciones iniciales y se hayan mostrado dispuestas a conceder cesiones en un ámbito que EE UU considera primordial.
México, sin ir más lejos, planea poner sobre la mesa en la octava ronda de negociación -a principios de abril, en Washington- cambios importantes en el mecanismo usado para contabilizar el contenido regional en aras de acercar posturas con su primer socio comercial. Esa octava ronda será clave, ya que las tres partes buscarán dar un impulso final a las conversaciones para poder alcanzar un acuerdo antes de las elecciones presidenciales mexicanas del próximo 1 de julio. La delegación del país latinoamericano es consciente de que la única forma de llegar a la cita electoral con un pacto bajo el brazo es que haya fumata blanca antes de mayo.
"Han puesto sobre la mesa ideas interesantes y bastantes creativas sobre las que podemos trabajar", comentó el martes el embajador de Canadá en EE UU, David MacNaughton, al referirse a las propuestas planteadas por los negociadores estadounidenses sobre los coches. El diplomático dijo, en cualquier caso, que no hay un acuerdo cerrado, "veo positivo que tengan otra manera de afrontar la cuestión". Aunque todos los esfuerzos se dirigen a cerrar un pacto tan pronto como el próximo mes, las tres partes prefieren evitar los plazos fijos ante el flagrante incumplimiento de los sucesivos límites temporales establecidos en un principio. "Puedo decir que en las conversaciones que tuvimos durante las últimas dos semanas fueron más positivas que las que vi hasta ahora", insistió MacNaughton. "Hay aún mucho camino por recorrer, aunque es cierto que el clima permite hacer más progresos”.
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