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Fiebre en Argentina por la primera aerolínea ‘low cost’

Flybondi vende 10.000 billetes aéreos en las primeras 24 horas, aún sin saber si podrá operar en un aeropuerto alternativo en Buenos Aires

Inauguración del primer avión de Flybondi, en Córdoba, a principios de diciembre.
Inauguración del primer avión de Flybondi, en Córdoba, a principios de diciembre.

En las primeras 24 horas, 10.000 billetes de avión vendidos. El debut de la primera aerolínea de bajo costo de Argentina, Flybondi, demuestra la gran demanda que existe en el país austral por conseguir vuelos baratos. Los argentinos están acostumbrados a pasar ocho, 12, e incluso 24 horas dentro de un autobús para moverse por un país que tiene una extensión de 2,78 millones de kilómetros cuadrados, pero Flybondi y las aerolíneas que se preparan para seguir sus pasos  en los próximos meses están dispuestas a ofrecer precios más bajos que los del transporte terrestre.

La firma comenzará con 16 rutas locales. Los billetes aéreos entre Buenos Aires (El Palomar) y Córdoba, la segunda ciudad más grande de Argentina, arrancaron este jueves en 697 pesos (37 dólares), casi un 30% más barato que las demás aerolíneas y compañías de autobús, que rozan los 900 pesos (47 dólares).

"Nuestro objetivo es ofrecer pasajes por 380 pesos (20 dólares)", dice a EL PAÍS Julián Cook, el CEO de Flybondi. No pueden hacerlo porque en Argentina existe una tarifa mínima que todas las aerolíneas deben respetar, impuesta años atrás para proteger a la estatal Aerolíneas Argentinas. El macrismo mantiene ese precio mínimo, inexistente en otros países, pero ha dejado de actualizarlo, y su valor disminuye al ritmo de la veloz inflación, que en 2017 fue casi del 25%. "Nosotros sostenemos que hay que sacarla (la tarifa mínima)", remarca Cook, quien anticipa que presentarán un pedido con precios especiales que han preparado con un estudio legal. "Lo que estamos haciendo hoy es regalar la tasa de aeropuerto, eso está dentro de la ley", explica al hablar de las ofertas con las que han salido a la venta.

El jueves, el mismo día que la compañía comenzó la comercialización, la Justicia argentina ordenó la suspensión de las operaciones en el aeropuerto de El Palomar, en la periferia norte de Buenos Aires, hasta evaluar un estudio de impacto ambiental. La aerolínea, que tiene previsto su primer vuelo desde ese aeropuerto alternativo el 9 de febrero, está convencida de que el estudio se aprobará a tiempo y no frenó la venta. El interrogante judicial tampoco fue suficiente para detener la fiebre argentina por la llegada de las low cost.

Si Flybondi no logra la autorización para operar en El Palomar deberá hacerlo desde Aeroparque, en Buenos Aires, con un costo hasta un 50% superior. Si obtiene luz verde, le espera un segundo obstáculo. Un grupo de vecinos denunció que las obras previstas en el aeropuerto para hacer hangares y ampliar su capacidad vulneran la memoria histórica. En este aeropuerto, de uso militar, funcionó un centro clandestino de detención durante la dictadura (1976-1983) y el espacio es ahora un Sitio de Memoria, tal y como prevé la legislación argentina. La jueza Martina Forns ha ordenado la suspensión provisional de las obras hasta que se pronuncie la Secretaría de Derechos humanos y los jueces federales a los que ha librado oficios.

Las trabas no desaniman a las low cost, convencidas de que ganarán la guerra en el largo plazo. Argentina es el octavo país más grande del mundo en superficie y el único de este grupo que no tiene aerolíneas de bajo costo. El número de pasajeros actual en vuelos domésticos, 11 millones, es inferior al de países vecinos con menor población y territorio: 13 millones en Perú, 15 en Chile y 25 en Colombia, según Hugo Díaz, gerente comercial de Avianca Argentina. Por eso, los nuevos jugadores creen que hay margen para duplicar el mercado argentino en dos o tres años.

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