Bruselas exige a España garantías de que enviará un presupuesto para 2018
La Comisión ha enviado una carta a Guindos en pleno desafío de Cataluña
Bruselas exige a España garantías de estabilidad económica en el momento de mayores turbulencias políticas. La Comisión Europea ha enviado este viernes una carta al Gobierno español para asegurarse de que tiene intención de elaborar unos presupuestos del Estado para 2018, como le prometió hace unos días en un borrador. En plena crisis de Cataluña, el Ejecutivo optó por remitir unos presupuestos prorrogados porque no podía garantizarse los apoyos necesarios para sacar adelante las nuevas cuentas. Bruselas busca ahora la certeza de que ese proyecto le llegará “tan pronto como sea posible”, según recoge la misiva, adelantada por EL PAÍS y divulgada esta tarde por la Comisión.
Aunque los calendarios de este proceso vienen tasados, la carta le ha llegado al ministro de Economía, Luis de Guindos, en un día clave: justo cuando el Senado ha aprobado el artículo 155 para restaurar el orden constitucional en Cataluña y el Parlament catalán ha respondido con una resolución que declara la independencia. El mensaje de Bruselas es claro: las cuentas provisionales presentadas no garantizan el cumplimiento íntegro de las metas de déficit pactadas para 2018. De hecho, lo superan en una décima (el Gobierno prevé un 2,3% del PIB frente al 2,2% que fija Bruselas). Por tanto, las cuentas completas deben llegar cuanto antes.
La Comisión es consciente de que, en el actual contexto político, hay pocas cosas que el Ejecutivo español pueda garantizar. "Aunque entendemos que la presentación del presupuesto va retrasada respecto del calendario habitual, queremos destacar la importancia de una entrega a tiempo de un borrador completo del presupuesto", incide el documento, firmado por el vicepresidente Valdis Dombrovskis y el comisario de Economía, Pierre Moscovici. Ambos esperan que Guindos les remita una respuesta validando ese compromiso en los próximos días.
La secuencia es prácticamente idéntica a la de hace un año. El Gobierno en funciones del Partido Popular decidió en 2016 enviar a Bruselas un presupuesto prorrogado ante la imposibilidad de elaborar uno real. Entonces, la fuente de inestabilidad era muy diferente a la actual (y, sin duda, de menor intensidad). Moscovici le envió una carta, el 25 de octubre, en la que le pedía confirmación adicional de que el presupuesto se presentaría, lo que finalmente ocurrió en diciembre, con el apoyo del PNV.
Esa es precisamente la principal incógnita este año: si en el contexto actual habrá algún grupo político dispuesto a pactar con el Gobierno. Las fuentes consultadas aseguran que de momento la Comisión no pide nada más que garantías. No prejuzga si España está o no en disposición de cumplir porque los servicios comunitarios aún no han evaluado el impacto que pueda tener la crisis catalana. Aun así, le reprocha la décima de desviación que incluyen esas cuentas y la ausencia de medidas para lograr un esfuerzo fiscal equivalente al 0,5% del PIB. Tras años de superar las metas de déficit fijadas por el pacto de estabilidad (un máximo del 3% del PIB), 2018 será el primer ejercicio en que España quede, previsiblemente, bajo ese tope.
Economía promete cumplir
El Ministerio de Economía alega que la diferencia entre la previsión del Gobierno y la del Ejecutivo comunitario es "de apenas una décima" y que, en todo caso, la cifra queda por debajo del tope legal europeo. Economía confía, además, en que la proyección final se ajustará al 2,2% pactado "en cuanto se envíe un presupuesto definitivo".
España no es el único país que ha presentado cuentas prorrogadas para 2018. También Alemania y Austria, con Gobiernos a las puertas de unas elecciones cuando se remitieron a Bruselas los borradores de presupuestos, optaron por ese modelo. Pero el Ejecutivo comunitario no envía cartas a Berlín ni a Viena porque sus cuentas cumplen con las metas de déficit, explican las fuentes consultadas.
Cataluña es la gran incógnita de la prórroga de los presupuestos enviada a Bruselas. El Ejecutivo prevé una fuerte desaceleración del crecimiento, que pasará del 3,1% de este año al 2,3% en 2018, en parte, “por la incertidumbre asociada a la actual situación en Cataluña”, que le llevó a recortar tres décimas el pronóstico del próximo año. Madrid, según sus previsiones actuales, alcanzará un déficit del 2,3% del PIB y saldrá así —en teoría— del brazo correctivo del Pacto de Estabilidad. España y Francia son los dos únicos países que superan hoy el umbral del 3% del PIB que permite el Pacto de Estabilidad. En su día España se libró por los pelos de una multa multimillonaria por incumplir repetidamente sus metas fiscales.
Las medidas que sean necesarias
El borrador de presupuesto enviado a Bruselas a mediados de octubre es un esbozo que incorpora las nuevas previsiones económicas y de recaudación, pero sin cambios de políticas públicas ante el desafío catalán y las dificultades para lograr el apoyo parlamentario necesario. España subraya una y otra vez que cumplirá, aunque apunta dos salvedades: la rebaja del déficit se debe únicamente al crecimiento económico (que tira al alza de los ingresos) y no hay esfuerzo estructural —sin tener en cuenta el ciclo—, pese a que Bruselas obliga.
Además, los ministros Luis de Guindos y Cristóbal Montoro se curan en salud, y en las 47 páginas del informe repiten que el futuro presupuesto “incorporará las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria”. Traducción bíblica: si Bruselas lo considera necesario, habrá un recorte del gasto o una subida de impuestos para evitar la enésima violación de las reglas fiscales.
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