Glovo pedalea hasta Portugal
La 'startup' de reparto a domicilio cierra una ronda de inversión de 30 millones de euros
A golpe de pedal, la startup de referencia en el reparto de productos a domicilio a través del teléfono móvil, Glovo, ha conseguido en dos años y medio hacer un largo recorrido. Desde que Oscar Pierre y Sasha Michaud la fundaron en Barcelona en 2015, la compañía se ha instalado en otras ciudades españolas como Madrid, Valencia, Zaragoza, Sevilla o Palma de Mallorca, y se ha expandido a Roma, Milán y París. El pasado mes de junio Glovo cerró una importante ronda de inversión, de casi 30 millones de euros, en la que da entrada a los fondos de Rakuten Capital y a Cathay Innovation. Con esta inyección de recursos, la app de repartos apuesta ahora por el desarrollo tecnológico y por expandir su servicio a otra ciudad europea: Lisboa.
La startup Glovo se dedica al reparto a domicilio, en bicicleta o moto, de todo tipo de productos, y se basa en tres líneas de negocio que, según sus fundadores, son indispensables. La primera es la aplicación móvil con la que interaccionan los usuarios en la compra de productos por Internet. Cuando se creó la aplicación, se trataba simplemente de un sistema de mensajes directos entre usuarios y mensajeros independientes a los que se les pedía cualquier producto. El desarrollo tecnológico de la aplicación móvil ha centrado los esfuerzos de la compañía desde el inicio, y especialmente desde que, en 2016, cerró una ronda de inversión de 5,1 millones de euros. Dos años y medio después de su fundación, la app ha cambiado sustancialmente para asemejarse más a un modelo de comercio electrónico donde el protagonista, más que el producto, es la tienda o el restaurante que lo ofrece.
La segunda parte fundamental del negocio es la colaboración con estos restaurantes, bares y tiendas con las que se establece la relación comercial. El fundador de Glovo y consejero delegado, Oscar Pierre, nacido en 1992, explica que en septiembre de 2016 se llegó a un punto de inflexión no solo en lo que se ofrecía en la aplicación, sino también en lo que respecta al modelo de negocio. "Empezamos como una app para poner en contacto usuarios con mensajeros independientes. El principio fue muy duro en lo que respecta a la viabilidad del negocio", detalla Pierre.
El margen de beneficio empezó a ampliarse cuando se añadió la colaboración con tiendas y restaurantes locales. "Conseguir socios importantes como McDonald's nos da miles de usuarios y muchísimo crecimiento, nos da un modelo de negocio de verdad: ahora mismo, casi dos tercios de los ingresos netos que tenemos vienen de las tiendas", explica Pierre. Este cambio, según los fundadores, ha permitido "democratizar" el servicio, antes demasiado caro para la mayoría de los usuarios. "Todas las tiendas de Glovo están dispuestas a pagar una comisión, y ahora con esto ya nos da más que con lo que ganábamos antes, que solo venía del usuario", detalla Pierre.
Crecimiento
En 2016, la cifra de negocio de la empresa fue de 1,1 millones de euros, que proviene de las comisiones cobradas en las tiendas y del cobro al usuario. Esta cifra fue diez veces superior a la de 2015, y los responsables de la compañía esperan que en 2017 se vuelva a dar el mismo incremento. Este crecimiento ha atraído las miradas de los fondos de inversión, que ven en Glovo un referente en el negocio del reparto a domicilio. "Las startups hemos tenido el problema de la sobreinversión: ahora los fondos esperan más a ver si cuaja el modelo de negocio, y los emprendedores nos centramos más en la rentabilidad", explica Pierre.
Entre los inversores interesados están los fondos Rakuten Capital y Cathay Innovation. El primero, que pertenece a la japonesa Rakuten, es una pieza fundamental, según los fundadores de Glovo. Estos aseguran que, siendo una de las compañías líderes en los servicios de Internet, Rakuten aporta a una startup la experiencia en el sector. Cathay Innovation es un fondo chino-francés de capital riesgo que se fundó expresamente para apoyar a los empresarios digitales.
Entre los dos fondos, Glovo ha recibido una inyección de 30 millones, una oportunidad que les llega en pleno proceso de expansión. Por ahora, la compañía está presente en 12 ciudades de España, Francia e Italia y tiene más de 250.000 usuarios. Esta entrada de dinero permitirá a la empresa afianzar su presencia en estas ciudades y "seguir poniendo el foco en el sur de Europa, donde París, por ejemplo, es una ciudad que funciona muy bien". Por ello, en las próximas semanas ampliarán el mercado español e italiano con la expansión del servicio a Alicante, Gijón, Palermo y Catania. Para la expansión internacional, la empresa contará con la colaboración de Niall Wass como asesor, quien fue encargado de dirigir la expansión internacional de Uber en los últimos años.
Además, Glovo aprovechará para entrar en un nuevo mercado, el de Portugal, con la prestación de servicio en la ciudad de Lisboa. Este, según Pierre, es un reto importante porque significa empezar de nuevo con un idioma distinto y en un país con unas características distintas. "Es una ciudad que carece de muchos servicios y aplicaciones móviles, pero en la que el mercado está muy preparado, ya que abundan los trabajadores y estudiantes extranjeros", asegura Pierre. El único problema es que los glovers o repartidores autónomos no podrán usar la bicicleta, a causa de las conocidas subidas y bajadas que hay en la capital lusa. La de los glovers es precisamente la tercera pata del negocio, una parte imprescindible porque son los que trasladan los productos desde los establecimientos hasta los usuarios de la aplicación móvil. Glovo tiene una plantilla de 130 empleados fijos y una red de glovers por todas las ciudades que suman unos 3.500 trabajadores autónomos.
Estos, a lomos de su bicicleta o moto, reparten los productos y se quedan con una parte de la comisión. "El modelo tiene que ser sostenible para las tres patas del negocio, también para los glovers", afirma Pierre, y la afirmación no es gratuita, ya que hace pocos meses los repartidores de otras empresas como Deliveroo o Stuart constituyeron un sindicato, Riders por Derechos, para protestar por las condiciones en el sector. Aunque en un inicio los repartidores de Glovo también estaban implicados en las protestas, luego se distanciaron, argumentando que su relación con la empresa era mejor. Según el consejero delegado, Glovo organiza sus demandas para que los repartidores hagan dos pedidos cada hora, y que ganen entre 5 y 7 euros por pedido.
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