Guindos: ¿solvente, o zombi?
El Banco de España y/o el BCE deben explicarse ante el Congreso por su falta de transparencia
“Es solvente” y “no tiene problemas de liquidez”. Con distintas variantes, el ministro de Economía, Luis de Guindos, se refirió así al Banco Popular, antes de su crisis final.
Lo dijo el 3 de abril en el Foro Navarra Televisión; el 10 de abril en el Círculo Financiero de La Caixa; el 19 de abril en el 24º Encuentro Financiero Deloitte; el 16 de mayo en el Salón del Automóvil de Barcelona.
En cambio, el 12 de junio, una vez intervenida la entidad del Opus, aseguró en el Congreso que “el Popular era un banco zombi”
O era solvente, o era zombi. Nunca ambas cosas a la vez. De modo que el ministro o se aclara y es solvente, o se confunde como un zombi. Su comparecencia fue lastimosa.
Insistamos: la mala fortuna del Popular se debe, antes que nada, a su pésima gestión, no a la inanidad ministerial. En 2012 su morosidad extrema (que incluye créditos dudosos, adjudicados y refinanciaciones no dudosas) era del 18,2%; en 2016 se encaramó al 37,16%; era el tercero en riesgo inmobiliario en 2012, y el campeón desde 2013. Apenas nada se hizo. Otros competidores se sanearon.
Pero ¿se desangró el zombi Popu ante los ojos glaucos de Luis Linde y de Luis de Guindos? En todo caso, ante su aparente pasividad, aderezada de promesas reveladas inexactas.
Tan o más lamentable sería la presidenta-bocazas de la Junta Única de Resolución (JUR), la alemana Elke König, quien reveló que estaba “siguiendo la situación [del Popular] con particular atención con vistas a una posible intervención”, según informó Reuters el 31 de mayo, en pleno sarao.
¡Gran calidad! Cada vez que parloteaba el neófito presidente, Emilio Saracho, revelando tripas de su empeño (vaga promesa de ampliación, etéreo plan de venta); o que susurraba algo esta reina germana, la acción capotaba (un 9% gracias a Saracho el 10 de abril; un 6,31% culpa de la liquidadora a final de mayo).
¿Saldrá gratis este rescate privado al contribuyente? Depende de si los pleitos contra la (pública) JUR progresan o no. Será prudente que las autoridades no juren en vano.
Porque el asunto central es si el Popular atravesaba una crisis de liquidez o de solvencia. Ya vemos que para Guindos era solvente. Y para la Autoridad Bancaria Europea de Londres —la entidad más inútil de todas las creadas— que hizo los stress tests.
Para las autoridades comunitarias, también. Dijo el Mecanismo Único de Supervisión (del BCE) en su comunicado del 7 de junio que la causa del desplome fue “el significativo deterioro de la liquidez del banco”. Ratificó la JUR que la causa fue la “asfixiante situación de liquidez”. Y lo confirmó el vicepresidente Vítor Constancio: “No hubo que analizar la solvencia, fue una fuga de depósitos”.
Pero si no era un problema de solvencia, ¿por qué no se prestó más liquidez al banco, como se hizo con sus colegas griegos? ¿Por qué el Banco de España no admitió como garantía el 85% de los activos que le presentaba? ¿Acaso eran fallidos y el banco estaba quebrado? O ilíquido o insolvente.
¿Por qué la JUR y el FROB (ventanilla de Economía) siguieron a la improvisada auditoría de Deloitte (¡aún escandalosamente secreta!) que en cinco días dictaminó (provisionalmente) un desbalance de hasta 8.200 millones de euros donde un año atrás figuraba un valor de 6.000 millones? O ilíquido o insolvente.
Así que si le faltaba tesorería, ¿por qué no se la prestaron? Y si era insolvente ¿por qué lo disfrazaron? Tengan la bondad de explicarse ante el Congreso. Transparencia obliga.
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