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La semana santa, otra muestra de que existen dos argentinas

El festivo de cuatro días exhibe las diferencias cada vez mayores entre los que pueden viajar y los que no, los que notan la recuperación y los que no la sienten

La terminal de autobuses de Retiro, a tope.
La terminal de autobuses de Retiro, a tope.Télam

El pasado 26 de marzo, al final de un nuevo fin de semana largo, la Confederación Argentina de la Media Empresa (CAME) difundió un comunicado en el muestra “preocupación en las provincias limítrofes por la fuga de turistas y la baja en las ventas” durante el festivo. El relevamiento mensual realizado por la cámara entre más de 1.400 comercios del país registró retracciones interanuales muy fuertes en el primer bimestre del año en las regiones de Cuyo (-6,9%), Noreste (-6,4%) y Noroeste (-5,9%). También en la Patagonia, los descensos promediaron el 4,7%. En la Ciudad de Buenos Aires, en tanto, las ventas cayeron 3,3%, en la Región Centro 2,9% y en la Provincia de Buenos Aires, 1,7%. Sin embargo, ese informe acompaña a otro al cual titularon “En el feriado de la memoria los turistas gastaron 2.070 millones de pesos (135 millones de dólares) y movilizaron las ventas”.

Cualquiera podría entender que existen dos argentinas. Y estaría en lo cierto. Por un lado, un país que ve como el consumo se derrumba mes a mes –en 2016 el comercio se contrajo un 2,6% y en marzo las ventas minoristas se retrajeron un 4,4% con respecto al mes anterior, según CAME-. Asimismo, una inflación anual por arriba del 40% obliga a pensar de manera crucial cada compra. Pero la otra Argentina, la que está notando la incipiente recuperación o nunca llegó a sufrir la crisis, se advierte en carreteras y aeropuertos. Aerolíneas Argentinas, la principal línea aérea de cabotaje, transportará durante este fin de semana largo a 210.000 personas, con una ocupación de asientos del 85%, 4% más que el año pasado. La ocupación hotelera en los principales centros turísticos, en tanto, alcanzó el 80%.

“El perfil del nuevo turista se maneja con el resguardo de cuidarse en el consumo, toma las vacaciones y mide mucho los gastos. Hoy ya no almuerza y cena afuera, sino que se va ordenando de otra manera. Por eso medimos una baja en el consumo del turista”, advierte Oscar Ghezzi, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT). “Ya se advirtió en el verano que el perfil del turista cambió de una temporada de 30 días a 15 y que divide el resto de sus días para viajar durante el año. Hay gente que esquiva la temporada alta, sacan pasajes con más tiempo de previsión y castiga al que no ofrece un buen precio. Ese es el secreto que ponen en práctica para los fines de semana largos”, agrega el hombre.

Ghezzi asume que “el inconveniente que tiene hoy el turismo es que, a pesar de que cada vez viaja más gente, el costo de las empresas ha bajado la rentabilidad. Por ejemplo, con la devolución del IVA al turista extranjero”. “El año pasado se batió el record de emisión de turismo en Argentina”, analiza, “El argentino no cambia su costumbre de viajar, ni cuando se le puso el 35% a la compra de dólares, ni cuando el barril de petróleo estuvo a 110 dólares ni ahora, que el mango cuesta. La gente nunca va a cambiar porque salir de viaje se ha transformado en un hábito y eso se ve a simple vista en las redes sociales, viajan a la esquina de su casa y publican una foto”.

Uno de los principales destinos turísticos continúa siendo la ciudad de Mar del Plata (a 404 kilómetros de Buenos Aires). Gabriela Magnoler, del Ente Municipal de Turismo (EMTUR) ve con buenas expectativas la mini semana de turismo que ya se vive, aunque con reparos: “Mar del Plata tiene la ventaja de tener un presupuesto para cada bolsillo, hotelería de primer nivel pero también ofertas extra hoteleras y hoteles más económicos. Eso permite optimizar los presupuestos y por eso la ciudad sigue siendo una opción. Estamos convencidos que ha cambiado el paradigma del visitante y hoy toman períodos más cortos pero más períodos en el año para descansar. Hay fines de semana que tradicionalmente los tenemos más marcados en consumo y semana santa es uno”.

No obstante, la mujer entiende que “el 24 de marzo fue un fin de semana que va a tener un impacto sobre esta semana santa porque en 2016 cayó un jueves y no hubo puente turístico. Entonces, recibimos 110.000 visitantes cuando habitualmente el piso es de 70.000 u 80.000 arribos con techos de 280.000”.

El movimiento comenzó a notarse desde el pasado domingo, cuando comenzaron a funcionar los operativos de control de tránsito y restricción a los vehículos de carga en autopistas y carreteras. En Buenos Aires, en tanto, se notó la merma de gente desde el inicio de esta semana. El metro se mostró como pocas veces amistoso, las calles fueron pasarelas de sonrisas y aquellos que viven en la Argentina de las restricciones saben que tienen la ciudad para ellos solos durante cuatro días, hasta que pasen las pascuas y resucite el caos.

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