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Lladró deja de ser de la familia Lladró

Los dueños venden la empresa de cerámica decorativa fundada en los años cincuenta

Ignacio Zafra
Juan Lladró, el mayor de los tres hermanos fundadores de Lladró, en 1985, la época de esplendor de la empresa.
Juan Lladró, el mayor de los tres hermanos fundadores de Lladró, en 1985, la época de esplendor de la empresa.Francesc Ciscar
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Lladró ha dejado de ser de la familia Lladró. La junta general de accionistas de Sodigei, la matriz del fabricante de cerámica decorativa más conocido del mundo, ha aprobado este jueves la venta del 100% de las acciones de Lladró SAU. El comprador es el fondo español PHI Industrial, especializado en adquirir empresas en apuros.

Lladró lo es. La sociedad patrimonial que controla la empresa de porcelanas declaró en 2015 pérdidas de 38 millones de euros. Tenía, además, un stock de figuras sin vender valorado en más de 30 millones. Los resultados forzaron a la compañía a despedir en 2016 a 268 trabajadores, casi el 40% de la plantilla, después de varios años encadenando expedientes de regulación temporal de empleo para limitar la producción.

El fondo PHI aseguró en diciembre que su intención es mantener la producción en Tavernes Blanques, junto a Valencia, así como la plantilla y el estilo de la empresa, además de abrir Lladró “a nuevos formatos y nuevos diseños que se ajusten al gusto de más consumidores”.

El acuerdo contempla que PHI pasa a ser propietario de la marca y de la unidad de producción, pero no de los inmuebles del grupo empresarial, que pertenecen a otra sociedad de los Lladró, Rosal. Las oficinas y talleres que conforman la llamada Ciudad de la Porcelana seguirán siendo de los Lladró, que los alquilarán durante al menos 10 años a PHI.

Lámpara de Belle de Nuit, de Lladró.
Lámpara de Belle de Nuit, de Lladró.

Sodigei ha emitido un comunicado tras la junta en el que indica que ha aceptado la oferta de PHI "por ser un inversor altamente especializado que valora a los artesanos y gestores de las compañía como el activo que son y que tiene como objetivo transformar el negocio y restablecer la rentabilidad de la empresa, para de esta forma garantizar su viabilidad, siempre con un enfoque en la creación de valor a largo plazo". Se trata, prosigue el comunicado, de "una alternativa profesional y sólida para restablecer la rentabilidad y asegurar la continuidad y el progreso de la compañía".

Lladró fue creada en los años cincuenta por tres hermanos nacidos en una familia humilde de labradores. Iniciaron su actividad con un pequeño horno moruno instalado en el patio de su casa, en Almàssera. Un pequeño pueblo de la huerta de Valencia desde el que alzaron un imperio empresarial y una de las marcas españolas más reconocidas en el mundo.

Las desavenencias de los hermanos en la dirección del negocio, que arrastró desde el principio los problemas típicos de una empresa familiar de segunda generación, han marcado la marcha de Lladró. Especialmente tras los atentados del 11-S, el momento que la familia señala como punto de inicio del declive de la compañía.

Los hermanos Juan, Vicente y José Lladró en 1985.
Los hermanos Juan, Vicente y José Lladró en 1985.FRANCESC CISCAR

Los tres hermanos se jubilaron formalmente en 2003. En la práctica, no han dejado de mandar. La venta de la empresa ha sido decidida, de hecho, por Juan Lladró, el mayor de los fundadores. Nonagenario, considerado como el más empresario de los tres, Juan Lladró fue responsable en gran medida de la apabullante expansión internacional que la empresa inició a finales de los años sesenta en Estados Unidos.

En 2007 los fundadores dividieron el grupo empresarial. Juan Lladró se hizo con el 70% de las acciones del lote que incluía la empresa de porcelana decorativa al pujar más que sus hermanos. Aunque la propiedad de las participaciones pasó a sus cuatro hijas, el padre se reservó el usufructo y con él el poder de decisión sobre la empresa.

Fuentes de la compañía aseguran que hasta hace unos días el fundador ha continuado yendo a diario a la oficina a despachar con los directivos, revisar figuras y dar su opinión a los escultores. Y que solo dejó de hacerlo cuando el acuerdo para vender la empresa quedó cerrado.

Las diferencias internas se han reproducido entre las hijas de Juan Lladró, aunque sin llegar al encarnizamiento de los fundadores, que cruzaron acusaciones públicamente a través de libros, artículos y entrevistas.

Rosa Lladró.
Rosa Lladró.EFE

Con el apoyo de su padre, a principios de 2016 Rosa Lladró se hizo con la presidencia de la compañía sustituyendo a su hermana, Mari Luz Lladró, con quien mantenía discrepancias sobre el rumbo del negocio. Hace un mes, Rosa dimitió como signo de protesta contra la decisión de traspasar el 100% de las acciones a PHI. Una venta de la que no era partidaria pero que ha tenido el respaldo de su padre. Después de la renuncia de Rosa, la presidencia recayó en el marido de su hermana Mari Luz, Ignacio Jara.

El malestar por no retener una parte de la propiedad de la empresa ha cundido también en las otras ramas familiares, todas ellas presentes en el consejo de administración de Sodigei. El segundo punto del orden del día de la junta de accionistas, introducido a petición de Mamen Lladró, hija de José Lladró, el hermano mediano, ha plasmado ese disgusto. En él se pedía desestimar la oferta de PHI y apostar por opciones que implicasen que la familia conservarse una parte minoritaria de las acciones.

En los tres últimos lustros, Lladró ha acusado la pérdida de terreno en los países anglosajones, donde sus figuras llegaron a adquirir el prestigio de un tótem. Acusó el parón del mercado de los artículos exclusivos que siguió a los atentados del 11 de septiembre. Cuando este se recuperó, el gusto por sus frágiles figuras de porcelana no lo hizo.

La empresa siguió creciendo en países emergentes, como China y Rusia, donde logró sus mayores crecimientos en los últimos años. La empresa ha señalado el enfriamiento del mercado del lujo en China y la crisis geopolítica y económica en Rusia como factores clave en el empeoramiento del negocio.

A pesar de atravesar una grave crisis, la empresa sigue fabricando de forma artesanal piezas únicas en el mundo. Carnaval en Venecia, es el último ejemplo. La mayor figura de la historia de la porcelana, con 1,5 metros de largo, será presentada este mes en la Maison & Objet Paris, la gran feria mundial de la decoración, después de cinco años de pruebas. Se producirán solo 100 unidades y saldrán a la venta por 170.000 euros.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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