Lluvia de ideas contra el desperdicio de alimentos. ¿Tienes algún truco?
La patronal de empresas de gran consumo lanza un concurso para frenar el derroche de comida y el premio son 1.800 euros para hacer la compra un año
El año pasado, los españoles tiraron a la basura 1.325,9 millones de kilos de comida y se confirmaron como los principales derrochadores de comestibles de toda la cadena alimentaria. Sus primeras víctimas son los productos frescos, que suelen terminar en el cubo por olvido o falta de organización. El caso español no es aislado: en los países industrializados, los consumidores finales son responsables de más del 40% del desperdicio, equivalente a 220 millones de toneladas al año —la misma cantidad de alimentos producida por África subsahariana—, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). ¿Qué hacer para frenar esta sangría?
Esta es la pregunta que la Asociación de Empresas de Gran Consumo (AECOC) ha dirigido a los consumidores a través de la segunda edición del concurso Lluvia de ideas. Esta iniciativa se propone recoger las mejores sugerencias de la ciudadanía para reducir el desperdicio alimentario. La idea más “práctica e innovadora que sirva a las empresas del sector para proponer métodos de consumo, conservación y reutilización de sus productos”, será premiada, durante un año, con una compra mensual valorada en 150 euros.
El proyecto se inscribe en el marco más amplio del programa La alimentación no tiene desperdicio, una campaña de sensibilización que puso en marcha la patronal hace cuatro años y que cuenta con el apoyo de más de 300 empresas entre fabricantes y distribuidores del sector del gran consumo. En la pasada edición, la idea que resultó ganadora proponía incluir recetas que utilizaran sobras de comida en los tiques de compra de alimentos.
Este año, el galardón se otorgará el 26 de septiembre, durante el IV Punto de Encuentro contra el Desperdicio Alimentario organizado por AECOC y Save Food (iniciativa lanzada por la FAO y la feria de Düsseldorf para reducir el derroche de comestibles). Los asistentes en la sala elegirán el proyecto que más les convenza. Es posible enviar propuestas hasta el 16 de septiembre, vía Facebook o al correo comunicacion@aecoc.es.
El concurso Lluvia de ideas tiene el objetivo final de conocer cuáles son los principales problemas de los usuarios a la hora sacar provecho a los alimentos, e intentar reducir así las cifras del desperdicio. Varias propuestas se han recopilado hasta ahora en la red social. Por ejemplo, un internauta ha sugerido cambiar el etiquetado y evidenciar de manera más clara la fecha de caducidad y de consumo preferente de los productos, además de poner en marcha un servicio de alerta automática, vía correo electrónico o WhatsApp, que avisara cuando algún comestible que tenemos en la despensa esté a punto de caducar. Otras ideas van enfocadas a crear grupos para compartir la comida que sobra con los vecinos o crear aplicaciones que indiquen con exactitud cuánto comprar en función del menú elegido y del número de personas en el hogar.
Un problema que no conoce fronteras
A escala global se pierden 1.300 millones de toneladas de alimentos cada año, según la FAO, un desperdicio que causa la emisión de 3.300 millones de toneladas de gas efecto invernadero en la atmósfera. En los países del tercer mundo y en vía de desarrollo, el grueso del derroche tiene lugar en las primeras etapas de la cadena alimentaria, entre las fases de producción y distribución, mientras en las zonas más industrializadas son los consumidores finales los principales responsables del derroche de comestibles.
A escala global, se pierden 1.300 millones de toneladas de alimentos cada año
Los estadounidenses son los consumidores que más comida tiran a la basura —760 kilos al año por persona—, seguidos por australianos y daneses. En Europa, Reino Unido es el país que más alimentos desperdicia a lo largo de toda la cadena de distribución, seguido por Alemania y Holanda. En esta clasificación, España ocupa el séptimo lugar: cada año se pierden 7,7 millones de toneladas, y los hogares son responsables del 42% de este derroche, seguidos por la industria de alimentación.
A la luz de estos datos, varias son las iniciativas, tanto públicas como privadas, para limitar el desperdicio. La misma UE decidió declarar 2014 como Año contra el desperdicio de alimentos, y se propuso reducirlo a la mitad para 2025. En este marco también se inscribe la tan sonada Ley de Transición Energética aprobada el año pasado por el Gobierno francés, que prohíbe a los supermercados con superficie superior a los 400 metros tirar los productos perecederos, y los obliga a donarlos a bancos de alimentos o para alimentación animal o abonos.
En España, no existe una medida parecida a la francesa. La patronal está actuando en distintas direcciones —desde la concienciación a la identificación de las causas del derroche y el establecimiento de mecanismos de redistribución—, pero rechaza que el sector necesite una ley contra el desperdicio. Asegura que lleva años implementando, de manera voluntaria, estrategias para reducir el despilfarro de comestibles, justificando que solo es responsable del mismo por el 5%. También las asociaciones de consumidores se han movilizado para reducir el despilfarro, pero en su caso sí solicitan una ley como la francesa que obligue a los grandes distribuidores ceder la comida sobrante.
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