Recorrer Europa sin gasolina
El uso del gas natural en el transporte como combustible alternativo crece. Es más ecológico y barato, pero aún poco conocido por los conductores
Un camión propulsado únicamente con gas natural ha cruzado Europa por primera vez. Fue a principios de julio. Javier Mugika, el conductor más experimentado de la empresa vasca Transordizia, cubrió con su Iveco el trayecto de 4.350 kilómetros, ida y vuelta, que separa Madrid de Hamburgo en cinco días. El mismo tiempo que tardaría un vehículo convencional sí, pero contaminando mucho menos y ahorrando hasta un 40% en el precio del combustible.
La limitada autonomía de sus depósitos (600 kilómetros) y la falta de puntos de repostaje por Europa dificultaban, hasta ahora, los viajes largos. "Por eso decidimos incorporar otro depósito a uno de nuestros camiones para poder alcanzar los 1.200 kilómetros de autonomía", explica Jesús Galindo, director de Transordizia. Con esta modificación, el camión de Mugika solo tuvo que repostar en ruta en Gipuzkoa y Amberes (Bélgica). Lo mismo que un camión de gasolina.
Los autobuses, camiones o turismos a gas son cada vez más habituales en las carreteras españolas: "Reducen la emisión de óxidos de nitrógeno un 80% y en un 95% el material particulado, una mezcla de sustancias en suspensión que incluye sulfatos, amoníaco, carbón o cloruro sódico", afirma Manuel Lage, secretario general de la Asociación Ibérica de Gas Natural para la Movilidad (GASNAM). Este combustible es un 50% más barato que la gasolina y un 30% más que el gasóleo por kilómetro recorrido, según los datos de Gas Natural Fenosa.
Los autobuses, camiones o turismos a gas son cada vez más habituales en las carreteras españolas
El camión de Transordizia cruzó Europa con gas natural licuado (GNL), en forma de fluido a menos 162º grados centígrados. Ese es el que se utiliza en transportes pesados de largo recorrido. El resto de vehículos usan gas natural comprimido (GNC). España es uno de los países de Europa con más puntos de recarga, 93, de los que 43 son públicos y 50 privados. Los surtidores son más pequeños que los de gasolina y suelen identificarse con las iniciales GNC (Gas natural comprimido) o GNV (Gas natural vehicular).
En uno de esos puntos, el de la calle San Romualdo del barrio de Simancas (Madrid), reposta Juan Carlos Navarro, un taxista con más de veinte años de experiencia. "Llenar el tanque de gasolina me costaba cada día 30 euros, recargar gas no más de seis y me dura algo casi lo mismo”, explica mientras coloca la tarjeta que acciona la puerta del surtidor. En vehículos ligeros y autobuses se usa GNC, que está sometido a altas presiones. La manera de recargar es similar a la de un vehículo convencional: se conecta la manguera a la toma de alimentación. El tanque del Toyota Prius híbrido de Navarro (también es eléctrico) está adaptado y y homologado para funcionar con gas. El taxi compite en activismo ecológico con el autobús de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) que pasa a su lado mientras reposta.
El Ayuntamiento de Madrid fue uno de los primeros en incorporar esta tecnología en los autobuses urbanos y los camiones de recogida de basuras. Comenzaron las pruebas en 1994, cuando el gas natural empezaba a ser conocido como alternativa al butano en las viviendas españolas. En 1995 pusieron en circulación 15 autobuses. Cuentan desde la EMT que los transeúntes dejaban pasar los estos autobuses porque no se fiaban de ellos. “No costó mucho que se acostumbrasen y hoy ni reparan en ello”, asegura Gonzalo Sánchez, conductor que lleva 11 años en la compañía. Hoy, estos autobuses conforman el 40% de la flota de la EMT y están presentes en las de las empresas de transportes de Barcelona, Sevilla, Burgos y Valencia.
Por estas ciudades también circulan taxis propulsados con este combustible menos contaminante. "Con el gas ahorro tres o cuatro céntimos por kilómetro recorrido", asevera Jesús Martínez, dueño de una empresa de taxis y un taller en Quart de Poblet, Valencia. Allí adapta sus coches a esta tecnología. Apostó por del uso del gas desde el principio, usando botellas de butano en su vehículo cuando consiguió su primera licencia en 1983. Años más tarde se cambió al gas licuado de petróleo (GLP), una mezcla de propano y butano más barata que la gasolina y desde hace cinco años incorpora el gas natural en los nuevos vehículos híbridos (que consumen gasolina y electricidad) de su flota, ayudado por sus tres hijas, también taxistas. "Al principio me dijeron que estaba un loco por invertir tanto dinero, pero a la larga me ha compensado", agrega.
El aumento de la capacidad de almacenaje y el número de puntos de recarga son acciones clave para extender el uso del gas
Lo mismo opinan los dueños de Autoescuelas Gala, que desde marzo de 2016 utilizan siete coches a gas para impartir las clases. "Hace año y medio el gasoil estaba a un euro y medio, el gas natural a 0,80", reseña Miguel Ángel Blánquez, director general de la autoescuela. "Ahorramos dos euros a los 100 kilómetros, lo que supone 1.000 euros al año. Además, no tenemos problemas para recargar en Madrid, ya que hay muchos puntos", amplía el director general. Al margen del precio, Blánquez añade la previsible prohibición de entrada de vehículos convencionales al centro histórico que muchas ciudades planean para el futuro.
Los fabricantes de turismos han puesto en el mercado modelos a gas: Skoda Octavia, Seat León y Mii, Fiat Punto y Mercedes-Benz clase B y E son los más recientes. Hace un año que Josep Pons se compró su primer coche a gas, tras leer bastante al respecto. "El comercial se sorprendió, era la primera vez que alguien se interesaba. También el primero que vendió”, explica este barcelonés de 51 años que acudió a la sede de Gas Natural Fenosa en Barcelona para informarse sobre la manera de repostar. “Me atendieron personalmente y me enteré de que además tenía ayudas: 200 euros en combustible y 750 euros en ayuda directa para la adquisición del vehículo", continúa.
Pons ha viajado de Barcelona a Viena en su coche a gas durante sus vacaciones. "De los 3.816 kilómetros que he hecho, solo he usado gasolina para 200”, detalla. “Me extraña que no haya más publicidad sobre estos vehículos”, añade. El suyo es uno de los 4.600 automóviles a gas matriculados en España (Italia lleva la delantera con un millón, Ucrania tiene 400.000 y Alemania, más de 100.000). En el mundo, circulan más de 20 millones. Una cantidad ínfima si se tiene en cuenta que hay 1.200 millones de turismos dando vueltas por el planeta. En España se prevé que para 2045 "el número de vehículos alimentados por este combustible supere los 660.000, de los que casi 140.000 serían autobuses", apuntaba el director general de Negocios Regulados de Gas Natural Fenosa, Antonio Peris Mingot, en El gas, la solución para un transporte sostenible un artículo para este diario publicado en enero. "Pero todavía queda mucho trabajo por hacer en pro de un transporte limpio y sostenible", concluía el experto.
Aumentar la capacidad de almacenaje y el número de puntos de recarga son, para los profesionales del sector consultados, la clave para extender el uso del gas en el transporte. Para el taxista valenciano Jesús Martínez la falta de conocimiento de la población supone un lastre. “Casi nadie sabe que nuestros taxis contaminan menos, aunque poco a poco vamos dándolo a conocer. Los jóvenes lo tienen más presente. Mis hijas están muy concienciadas y tienen claro que desempeñará un papel muy importante en el futuro”, concluye.
Esta noticia, patrocinada por Gas Natural Fenosa, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.
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