La economía europea avanza entre el temor por la debilidad de Italia
Alemania gana fuelle mientras Italia y Francia se estancan
El PIB de la zona euro creció un 0,3% en el segundo trimestre del año, la mitad que en el primero, según anunció este viernes Eurostat, la agencia estadística europea. La economía de los Diecinueve es un cúmulo de luces y sombras que en su lado más oscuro alberga el decepcionante parón de la actividad en Francia y la preocupante tormenta perfecta que se cierne sobre Italia en forma de débil crecimiento, alto endeudamiento y crisis bancaria. Mientras tanto, el optimismo en torno a la economía alemana crece por la fortaleza de las exportaciones, que mantiene el desempleo cerca de su nivel más bajo desde la reunificación.
Ningún país de la zona euro ha visto contraerse su economía en el segundo trimestre. Pero esa realidad, la de la recuperación de Europa tras los duros años de la Gran Recesión, es todavía una página a medio escribir sobre la que penden incertidumbres capaces de emborronarla. Si Alemania ha sorprendido favorablemente gracias, una vez más, a la fortaleza de sus exportaciones, Francia e Italia, las mayores economías de la zona euro tras el país germano, tuvieron un crecimiento cero entre abril y junio. El país galo lo achaca a cuestiones coyunturales como la huelga en las refinerías francesas mientras Italia culpa al frenazo de la industria.
La inquietud planea con mayor fuerza sobre Roma. Al nulo avance de su economía, Italia une su condición de segundo país más endeudado de Europa tras Grecia —más del 132% del PIB— y un sector bancario cuestionado por acumular créditos morosos por valor de 360.000 millones de euros. Por si fuera poco, a esas circunstancias suma la posibilidad de una nueva crisis política este otoño: Matteo Renzi ya ha anunciado que dimitirá como primer ministro si los italianos rechazan aprobar su reforma constitucional en referéndum el próximo octubre.
“Los mayores riesgos a corto plazo están en Italia. La combinación de una crisis bancaria y política puede representar una seria amenaza a la débil recuperación europea”, advierte un análisis de Oxford Economics. El crecimiento de la economía transalpina respecto al año pasado es de un débil 0,7%, e Italia fue la única de las grandes economías de la zona euro a la que el FMI recortó el pasado julio su previsión de crecimiento para este año, que situó en el 0,9%.
El parón de Francia ha sorprendido más después de un primer trimestre alentador, y las propias autoridades galas calificaron el dato del segundo trimestre de decepcionante, pero el aviso no ha derivado todavía en alarma dado el robusto avance de la primera parte del año. Las predicciones del Banco de Francia también juegan a su favor: la entidad prevé un rebote del 0,3% en el tercer trimestre y el Gobierno de François Hollande mantiene la previsión de crecimiento en el 1,5% para este año.
La velocidad a la que se mueve el bloque europeo está lejos de ser uniforme. La historia va por barrios y el que dirige Angela Merkel ha estado por encima de las expectativas con un avance del 0,4% gracias al consumo y sobre todo, al sector exportador. El made in Germany sigue siendo garantía de crecimiento para Alemania, que envía al exterior bienes y servicios por valor de más de 100.000 millones de euros cada mes. El país ha desoído hasta ahora todos los llamamientos de organismos internacionales para que dedique a la inversión pública parte de ese gigantesco superávit comercial cimentado en torno a una potente industria que provee de automóviles, maquinaria o productos químicos a buena parte del planeta. El Commerzbank ha elevado su previsión de mejora del PIB para este año al 1,8%, una décima más de lo que esperan las autoridades alemanas.
En medio de las muchas sombras que todavía la envuelven, también hay tímidas luces en la economía más golpeada de la zona euro en los últimos años. La mayoría de previsiones apuntan a que Grecia vuelva al crecimiento el próximo año, pero mientras tanto, ha sorprendido con dos datos esperanzadores al rebajar la caída de su economía en el primer trimestre del año y mejorar un 0,3% en el segundo.
El PIB español es el segundo que más ha crecido de la eurozona con una mejora del 0,7% que ya adelantó a finales de julio el Instituto Nacional de Estadística, una décima menos que en los tres trimestres anteriores y un avance del 3,2% respecto al año anterior. Una suave desaceleración que de momento no pone en cuestión la fortaleza de la recuperación, que sigue teniendo como asignatura pendiente la rebaja del desempleo, muy lejos de los niveles europeos.
Fuera de los límites de la eurozona, la economía británica aceleró su crecimiento hasta el 0,6%. La consulta en torno a su permanencia en la Unión Europea se celebró cuando el segundo trimestre tocaba a su fin, por lo que el mayor o menor impacto del Brexit en su economía y en la del bloque comunitario empezará a percibirse en los próximos datos.
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