_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

España rescatada 2.0

La recomendaciones de Bruselas pasan a ser exigencias y cada tres meses habrá examen

José Carlos Díez

En 2012 Mariano Rajoy tuvo que solicitar un rescate internacional de nuestros socios europeos y del FMI algo que no sucedía en España desde 1957 bajo la dictadura franquista. Zapatero dejó en la cuenta corriente 30.000 millones y Rajoy podría haber rescatado Bankia tras conocer que su compañero de partido Rodrigo Rato había ocultado pérdidas multimillonarias.

Pero hizo lo mejor que sabe hacer, o sea nada. En febrero de 2012 Bankia afloró pérdidas y Rajoy no hizo nada hasta julio provocando una fuga de capitales de 250.000 millones y una fuga de depósitos de 150.000 millones. Rajoy dice ahora que fue un rescate suave. Será para él. Un millón de españoles perdieron el empleo, un millón de inmigrantes huyeron de España y decenas de miles de jóvenes han tenido que emigrar. Tras esa crisis llegó Podemos, la fragmentación del voto y los problemas de gobernabilidad de nuestra querida España.

En 2016 los españoles volvemos a estar rescatados. España, junto con Portugal, va a estrenar la vigilancia reforzada. Las recomendaciones del Consejo Europeo pasan a ser exigencias y cada tres meses los hombres de negro vendrán a verificar su implementación. Si no se cumple el objetivo de déficit exigirán nuevos recortes o la sanción en el futuro puede llegar hasta a los 5.000 millones. Eso supondría el doble de la inversión realizada por el Ministerio de Fomento en 2015 en infraestructuras o 16 veces lo que reciben las ONG para luchar contra la pobreza de nuestra aportación voluntaria en el IRPF.

En julio de 2015 Rajoy forzó los tiempos parlamentarios para aprobar el presupuesto de 2016. Y se permitía el lujo de dar lecciones morales a Alexis Tsipras y nuestros socios griegos sobre la importancia de cumplir el déficit. El objetivo era reducirlo en 2016 hasta el 2,8% del PIB. La Comisión Europea estima ahora que Rajoy cerrará el déficit en el 4,6%, algo que ya anticipé hace un año en esta columna.

Eso supone una desviación de 20.000 millones, que se produce por su bajada de impuestos, principalmente al 5% de españoles más ricos y a las grandes empresas, y por aumento del gasto. Destaca el gasto corriente e improductivo en la administración central que en 2015 creció un 13% anual y en 2016 crece un 11% anual. O sea desde 2014 Rajoy ha aumentado la burocracia un 25%.

Rajoy quiere formar Gobierno con tan sólo 137 escaños, lo cual derivaría en el Ejecutivo más débil de la democracia y parece que ningún partido quiere apoyarle después de unas segundas elecciones. Si tuviera algo de vida inteligente se daría cuenta de que el problema es él. Y si el PP fuera un partido con democracia interna y tuviera un Comité Federal como el PSOE presentaría a otro candidato.

Lo que produce vergüenza como español es que la cuarta economía de Europa esté pendiente de un personaje impredecible, que antepone sus intereses personales a los de los 46 millones de ciudadanos, que mayoritariamente le han rechazado en las urnas y que ninguno del resto de partidos quiere salir con él en la foto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_