El mayor fondo soberano presiona para frenar el cambio climático
El Global Pension Fund noruego se replanteará invertir en compañías cuyos ejecutivos ganen un sueldo que considere demasiado elevado
Los países escandinavos suelen ser el laboratorio de las políticas sociales más avanzadas, y las últimas decisiones del fondo soberano público noruego, el mayor del mundo, no desmienten esa fama. El consejero delegado, Yngve Slyngstad, anunció el pasado domingo que el fondo se replanteará su estrategia de inversión en aquellas empresas cuyos ejecutivos perciben un sueldo que considere excesivo; tres días después, los gestores del fondo soberano anunciaron también que presionarán a las dos petroleras estadounidenses Exxon y Chevron, de las que controlan acciones, para que aumenten el número de informes sobre los riesgos para el cambio climático de sus operaciones.
“Se ha por fin concretado la sensación de que los incrementos salariales de los directivos se han convertido en algo descontrolado. La decisión del fondo ha sido una especie de repuesta retrasada a la crisis financiera de 2008, y dado su tamaño seguramente las repercusiones serán importantes”, opina Stefan Stern, director del High Pay Centre, un think tank que es un también un observatorio que monitoriza los sueldos de los ejecutivos.
Las empresas en las que esta nueva postura podría tener consecuencias son muchas más: el fondo noruego controla 9.000 compañías en todo el mundo y posee el 1,3% de todas las firmas que cotizan a nivel global, según sus propios datos.
Mientras tanto, las reacciones de las dos petroleras norteamericanas no han tardado en llegar. Ambas compañías han subrayado su compromiso en temas medioambientales y han asegurado que se opondrán a la propuesta del fondo noruego —que controla poco menos del 1% de ambas firmas— en sus Juntas de Accionistas, que se celebrarán el mismo día, el próximo 25 de mayo. “[Si fracasamos] volveremos a intentarlo el año que viene y el siguiente”, ha sido la respuesta de Slyngstad.
El instrumento financiero del Estado noruego —cuyo valor asciende a casi 750.000 millones de euros debido principalmente a la venta de crudo—, además, hizo pública a mediados de abril una lista de 52 compañías del sector del carbón en las que dejará de invertir por el elevado poder contaminante de ese combustible, a las que se está planteando añadir otras 40 firmas.
Robert Brulle, catedrático de Ciencias Medioambientales de la Universidad Drexel de Filadelfia (EE UU), sostiene que “se está aplicando el sentido común también entre los accionistas de las grandes corporaciones”. El académico insiste en que “por fin ha emergido una presión en este ámbito que ha ido creciendo en los últimos años”.
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