El Nordeste de Brasil vende en Madrid su momento de inversión

El Nordeste de Brasil, históricamente la más pobre de la nación sudamericana, ha crecido durante la última década a un ritmo aún más acelerado que el resto del país. Y la gravísima crisis económica que vive el país (cuyo PIB ha caído un 4,5% en los últimos doce meses), más que un freno a la inversión, ha de ser un acicate. Así lo han defendido este jueves representantes de la región e inversores durante el foro El Nordeste de Brasil: infraestructuras y energías renovables, organizado en Madrid por EL PAÍS con el patrocinio del Puerto de Itaqui y los Gobiernos de los estados brasileños de Ceará, Maranhão y Piauí.

"Se habla mucho de nubes negras", ha afirmado Ted Lago, presidente del Puerto de Itaqui, a pocos kilómetros de São Luis, la capital de Maranhão. "Pero hemos hecho un cambio muy profundo, hemos reducido los gastos un 40% y hemos abierto las puertas a más inversores". "Veo la crisis como una crisis política más que económica", ha defendido Wellington Dias, gobernador del estado de Piauí, y miembro del PT de la presidenta Dilma Rousseff (que tiene un proceso de destitución abierto —aunque paralizado— en el Congreso). "Pero con la democracia que tenemos vamos a superarla y volveremos a crecer".

Los principales pilares sobre los que la región quiere crecer son su privilegiada posición geográfica (que le permiten servir como la salida al mar —y, en consecuencia, a los mercados internacionales— de las enormes producciones agrícola y mineral del interior del país), su potencial agrícola (especialmente en el llamado cinturón MATOPIBA [de las siglas de Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahía], que se extiende desde la costa de Maranhão hasta Bom Jesus da Lapa (Bahía), millones de hectáreas de tierra fértil hasta ahora sin explorar por la falta de recursos hídricos) y sus grandes recursos de energías renovables (especialmente eólica y solar)

Pero la mala situación económica mantiene alejados a los inversores. Para el representante de Brasil ante el Fondo Monetario Internacional y exvicepresidente del Banco Mundial, Otaviano Canuto, "a principios de año sabíamos que nos enfrentamos a un cuadro macroeconómico duro. Tendríamos un año de corrección y ajustes con una revisión del tipo de cambio y la reversión de fuertes políticas anticíclicas que tuvieron menores beneficios de lo esperado y generaron gastos". A juicio de Canuto, una parte de este proceso ha terminado. "No hay nada de equivocado en la agenda macroecónomica de Brasil", ha defendido. "El tipo de cambio ya está ajustado, lo cuál se empieza a notar en la balanza de pagos, y la reforma fiscal nunca ha estado tan cerca". 

Crisis y oportunidades

Pero todo ha ido mucho peor de lo esperado. "A principios de año nadie, absolutamente nadie, se esperaba que la situación llegase hasta este punto", ha continuado. Para Canuto, la operación Lava Jato, la acción judicial que ha desvelado una tupida trama de corrupción que se extiende de la petrolera pública Petrobras a políticos, funcionarios públicos y empresas y que ha enviado a la cárcel a destacados directivos de las principales constructoras del país, ha sido la responsable, al "secar" la inversión privada por la desconfianza y al crear una crisis política "cuya lógica huye a las capacidades de un pobre economista". 

Sin embargo, el desastre puede tener, para Canuto, "un lado positivo", a través de su efecto en la imagen internacional y las futuras inversiones del país sudamericano. "Las instituciones brasileñas han sido sometidas al mayor test de estrés posible", ha apuntado, "y están respondiendo bien. La prevalencia del Estado de derecho mejora la prima jurídica de Brasil". Pero no solo eso. La bomba atómica que ha supuesto Lava Jato ha devastado el mapa tradicional de las constructoras brasileñas. "Las estructuras del mercado estaban extremadamente organizadas, y lo digo sin ningún doble sentido", ha explicado. "Había hasta algoritmos por los cuales estas empresas se repartían el mercado".

La nueva situación abre las puertas a nuevos inversores, sobre todo extranjeros. "Va a aumentar la competencia en el sector porque se reducen las barreras de acceso", ha considerado el director ejecutivo del FMI. "Las estructuras de costes y beneficios también han cambiado". Por último, "vamos a tender a una mejor relación entre el coste y los resultados, porque todos los actores se van a cuidar más a la hora de aceptar u ofrecer sobornos", ha declarado. Para Canuto, demostraciones simbólicas de que la Justicia y el Estado de derecho funcionan son fases que deben pasar inevitablemente los países que quieren alcanzar el status de economía desarrollada. "En el siglo XIX, los Estados Unidos tuvieron que enfrentarse a los barones del ferrocarril, los grandes oligarcas", ha explicado. "Francia, Japón, todos han tenido momentos como este".

En suma, han defendido los presentes, los fundamentos de la economía brasileña en general y del Nordeste en particular son tan sólidos que las empresas que entren ahora en la región se encontrarán que, una vez pasada la crisis política, su negocio se encontrará con un fuerte viento de popa. Ante la pregunta de si, en estos momentos de incertidumbre, conviene invertir antes que el resto, Julián Núñez, presidente de la patronal de la construcción Seopan y vicepresidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la patronal CEOE, lo ha dejado claro: "Sin duda".