Alemania amplía la investigación a Volkswagen por evasión fiscal
El escándalo de las emisiones crece en las marcas de alta gama Audi y Porsche
Las malas noticias le llegan a Matthias Müller, presidente de Volkswagen, a pares. A última hora del lunes, Audi admitió que el trucaje de las emisiones afectaba a más modelos de alta gama de los inicialmente reconocidos. Se trata de 85.000 vehículos con motor diésel de tres litros de las marcas Volkswagen, Audi y Porsche vendidos en EE UU. El siguiente jarro de agua fría llegó con el anuncio de una nueva investigación judicial. En este caso, por un presunto delito de evasión fiscal que habría cometido la empresa al engañar en los niveles de C02 de 800.000 coches.
El escándalo mayúsculo estalló en septiembre, cuando el mayor fabricante de automóviles de Europa admitió la manipulación de 11 millones de vehículos; pero dio un paso más allá este mes, al quedar claro que no solo se trucaron los niveles de óxidos de nitrógeno (NOx), sino que la manipulación afectó a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en 800.000 vehículos. Y esto es lo que ahora investiga la Fiscalía de Braunschweig (centro de Alemania).
Al falsear los niveles de C02, Volkswagen también engañó al fisco alemán, ya que el impuesto de circulación tiene un fuerte componente medioambiental al gravar las emisiones contaminantes. La empresa ya había anunciado que se hará cargo de los costes suplementarios para los compradores por las cantidades no pagadas a la Hacienda. Pero la Fiscalía —que investiga a cinco empleados— no se da por satisfecha. La investigación se centra por ahora en la evasión fiscal, pero podría ampliarse a fraude.
El segundo frente que se le abre a Müller procede de Audi. Pese a que la empresa lo desmintió categóricamente hace unas semanas, ahora admite —presionado por las investigaciones estadounidenses— que 85.000 coches de alta gama de las marcas Volkswagen, Porsche y Audi están afectados en Estados Unidos por el escándalo de las manipulaciones de gases contaminantes.
La noticia supone un mazazo para Müller, que hasta el estallido del escándalo era el máximo responsable de Porsche. Audi anunció que va a “revisar parámetros en el software instalado en los motores V6 TDI 3.0, documentarlos detalladamente y solicitar nueva autorización en EE UU”.
La empresa anuncia ahora a las autoridades medioambientales de EE UU su intención de cooperar “de forma transparente y global” para aclarar lo ocurrido. Además, se ha comprometido a reparar los motores afectados, una operación que podría costar en torno a 50 millones de euros.
El software que choca con las normas estadounidenses se habría instalado a partir de 2009 en los modelos de Audi A6, A7, A8, Q5 y Q7; en el caso de Volkswagen afectaría al Touareg, mientras que en el de Porsche, a los Cayenne fabricados a partir de 2013. La Agencia de Protección Medioambiental de EE UU (EPA) había acusado a principios de noviembre al grupo Volkswagen de usar un software en sus motores diésel de tres litros contrario a las normativas del país.
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