El gobernador de Puerto Rico: “La economía ya da señales de vida”
El gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, pide una solución al Congreso de EE UU para el problema de la deuda
Puerto Rico no puede permitirse un nuevo paso atrás. Tras una década de crisis, ahogada por una deuda insostenible, la isla trata de levantar cabeza y para ello pide celeridad al Congreso de Estados Unidos, que debe dar su visto bueno a una ley de bancarrotas para el Estado Libre Asoaciado. "Ha sido lento. Si no se logra un acuerdo con los acreedores, va a haber una crisis de proporciones humanitarias en Puerto Rico", ha subrayado este lunes el gobernador puertorriqueño, Alejandro García Padilla, en conversación con el presidente del Grupo PRISA y de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián.
El dirigente envía de este modo un mensaje directo a los dos grandes partidos estadounidenses —el demócrata y el republicano—, que el año que viene se juegan el poder en la primera potencia mundial en unos comicios presidenciales que se presentan reñidos. "Hay más de un millón de puertorriqueños en Florida, un Estado que decanta elecciones. Ellos pueden decidirlas", ha afirmado en el transcurso del Foro Invertir en Puerto Rico, organizado en Madrid por este diario y patrocinado por Iberia, Abertis, Mapfre y MC-21 Corporation. "El que quiera ganar las elecciones tiene que ayudar ahora y no después", ha aseverado. Una ley de bancarrotas ayudaría a Puerto Rico, según García Padilla, a "sentar a la mesa" a los acreedores.
Puerto Rico acumula una deuda superior a los 72.000 millones de dólares (casi 68.000 millones de euros) y su economía lleva seis años consecutivos en recesión, pero el gobernador empieza a ver la luz al final del túnel. El paro ha bajado del 16,5% al 11,4%, una cifra que, aun siendo elevada, empieza a ser manejable. "La economía está empezando a dar señales de vida; no podemos retroceder ahora castigando a los puertorriqueños", ha aseverado en un mensaje directo a Washington. García Padilla no ha descartado la creación de una junta federal de control fiscal, pero ha advertido de que esta no debe "lastimar" la autonomía de Puerto Rico.
En su intervención, el dirigente puertorriqueño se ha mostrado "muy feliz" por el deshielo en las relaciones diplomáticas entre EE UU y Cuba y ha cargado con dureza contra aquellos que temen su apertura. "Es bochornoso; debe ser un motivo de alegría", ha apuntado. "Será un gran competidor para nosotros, pero también constituye una gran oportunidad para exportar nuestros servicios". En este sentido, García Padilla ha tildado de "incorrecta" la visión de mirar con desdén a los países vecinos que, a su juicio, se ha dado en Puerto Rico en las últimas décadas.
Desafío soberanista catalán
Tras viajar a Nueva York (EE UU), donde García Padilla se reunió con funcionarios del Departamento del Tesoro estadounidense para tratar de alcanzar un acuerdo sobre la deuda de su país, y Madrid, el mandatario seguirá posteriormente su ruta hacia Barcelona, y luego Berlín (Alemania), donde buscará estrechar lazos con los empresarios alemanes. A preguntas del presidente del Grupo PRISA y de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, sobre el desafío independentista en Cataluña y las similitudes que algunos quieren ver con el modelo puertorriqueño, el dirigente ha hecho un llamamiento a la unidad y a la necesidad de que todos los españoles sean los que solucionen la cuestión: "No es atendiendo a los intereses individuales que fue posible para los portorriqueños encontrar un encaje con Estados Unidos hace más de 50 años. En nuestra experiencia, no va a ser buscando el interés individual que se encuentra la solución al problema colectivo”.
El gobernador puertorriqueño ha reconocido no conocer en detalle la cuestión catalana, "como ellos no conocen nuestros problemas históricos, pero recomendado a las autoridades españolas mirar "de cara" el problema secesionista. "O vences el problema o él te vence a ti. Cataluña y España deben dialogar".
A un año vista del Congreso Mundial de la Lengua que se celebrará en Puerto Rico, García Padilla también ha remarcado la identidad hispánica de su país. “Los portorriqueños sentimos y conversamos en español. Esto nos permite tener un ambiente de negocio familiar con todos los hispanohablantes, y esto se traduce en una ventaja competitiva”. El país caribeño, Estado asociado a EE UU desde 1952, goza del marco legal del país norteamericano: una realidad jurídica conocida y fiable que, en opinión del gobernador de Puerto Rico, debería fortalecer los lazos comerciales con empresas españolas y europeas.
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