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El FMI vuelve a empeorar sus previsiones sobre América Latina

La economía regional crecería este año un 0,9% y el próximo un 2%

Cartel en la sede del FMI en Washington.
Cartel en la sede del FMI en Washington.SAUL LOEB (AFP)

Lastrada por Brasil, América Latina se acerca a la oscuridad y corre el riesgo de quedarse estancada en ella. Del siempre calculado lenguaje del Fondo Monetario Internacional, sobresale en su último informe de previsiones un concepto respecto a las economías latinoamericanas: “Pronóstico apagado”.

Eso se traduce en que la región sigue perdiendo impulso económico por la combinación de un descenso del precio del petróleo y de otras materias primas, y una menor inversión. A ello se le unen varias turbulencias internas y externas que llevan al FMI a pronosticar que este será el quinto año consecutivo de reducción del crecimiento económico en América Latina. Y a que tres países cierren 2015 en recesión: Brasil, Argentina y Venezuela. El año pasado, solo entró en terreno negativo la economía venezolana, mientras la brasileña y argentina se salvaron por los pelos. Ahora ya no.

Brasil y Venezuela encabezan los descensos de las previsiones del FMI

En sus previsiones de abril, difundidas este martes en Washington, el Fondo pronostica que el PIB regional crecerá un 0,9% en 2015 tras hacerlo un 1,3% el año pasado. Son cuatro décimas menos respecto a las estimaciones de enero. Y 1,3 puntos menos respecto a las de octubre. Peor aún le irá a Sudamérica como bloque subregional, cuyo PIB caerá un 0,2%.

El pesimismo se ha agudizado en seis meses y aleja a América Latina -hace pocos años símbolo del boom emergente- del ritmo del conjunto de países en desarrollo (la previsión es que crezcan un 4,3% en 2015) y del promedio mundial (3,5%). En 2016, el panorama latinoamericano mejorará, con un crecimiento del 2% según el informe, pero tres décimas por debajo de lo pensado hace tres meses. Sudamérica crecerá un poco menos (1,3%), todavía lastrada por el frenazo brasileño.

Comercio al ralentí

- El comercio mundial de mercancías sigue sin levantar cabeza. Según las primeras estimaciones de la OMC, apenas creció un 2,8% respecto al año anterior, muy por debajo de lo previsto (un alza del 4,7%).

- Cierra así un trienio en vía lenta: entre 2012 y 2014, el crecimiento medio del comercio se quedó en el 2,4% anual, el ritmo más bajo registrado en todos los años que hubo expansión comercial -de hecho, solo retrocedió en 1975 y 2009- desde el inicio de la serie estadística de la OMC (1948).

- La OMC no cree que el comercio de mercancías avance al 4% hasta 2016 y relaciona esta débil evolución con el peso de la UE -cuyo PIB apenas crece-, en el comercio de mercancías (un tercio del total). España mantuvo el año pasado su cuota en las exportaciones mundiales de bienes (el 1,7% del total).

Por países, Brasil y Venezuela colman las malas noticias. La primera economía regional y séptima mundial se contraerá este año un 1% por la apatía de empresas y consumidores, y desequilibrios de competitividad en medio de la inestabilidad desatada por el escándalo de corrupción de la empresa pública Petrobras.

La rapidez del deterioro es alarmante y puede contagiar a los países del entorno: el pronóstico de enero era que Brasil crecería en 2015 un 0,3%; y el de octubre, un 1,4%. El Fondo aplaude los planes de ajuste del Gobierno de Dilma Rousseff, pero advierte de que mermarán la demanda a corto plazo. En 2016, prevé un alza del PIB del 1%, una rebaja de medio punto respecto a enero.

"Las medidas (de ajuste fiscal) tomadas son las adecuadas, pero Brasil tiene problemas que van más allá de lo macroeconómico. Tiene un problema de corrupción que conocemos y esperemos que sea solucionado", afirmó Olivier Blanchard, economista jefe del FMI, en la rueda de prensa de presentación en una alusión implícita al caso Petrobras.

La variación a la baja brasileña queda muy lejos de la de Venezuela: en seis meses el FMI ha pasado de pronosticar una caída del 1% de su economía este año a una del 7%. En paralelo, la inflación mantendrá su ascenso imparable: hasta un 96,8%, 30 puntos más que en 2014. El descenso del precio del crudo golpea a los países exportadores de la región, pero a ninguno tanto como a Venezuela, cuya economía está estrechamente ligada a las ventas petroleras y sufre severos desequilibrios internos.

Proyecciones de crecimiento del PIB en 2015.
Proyecciones de crecimiento del PIB en 2015.EL PAIS / FMI

El desplome de los precios energéticos, junto a otros factores, también afecta a las previsiones de crecimiento de México, Colombia, Perú y Chile; pero el aterrizaje es más suave. Este año crecerán, respectivamente, un 3%, 3,4%, 3,8% y 2,7%, según los cálculos de la institución que dirige Christine Lagarde. Pese a la rebaja, México, Perú y Chile crecerían más que en 2014.

Mientras, en el lado de las mejoras relativas, destaca Argentina: su economía retrocederá en 2015 un 0,3%, frente al -1,5% estimado en octubre.

En una intuición preocupante, el Fondo advierte de que no se percibe un “impulso aparente” a corto plazo en la actividad de América Latina. Pronostica que los precios de las materias primas se mantendrán bajos y avisa que las exportaciones pueden retroceder más si la demanda china lo hace más de lo previsto.

Los descensos del precio del petróleo y de otras materias primas, y la menor inversión llevan al FMI a pronosticar el quinto año consecutivo de descenso del crecimiento en América Latina

El descenso energético beneficia a países importadores en Centroamérica y el Caribe, pero el efecto, señala el informe, puede quedar neutralizado por la dependencia financiera de muchos de ellos de la asistencia pública de Venezuela.

Otro riesgo regional -objeto de constante escrutinio- es el impacto que puede tener la esperada subida de tipos de interés en Estados Unidos, que podría provocar una huida de capitales y dificultar la financiación empresarial. Pero, a su vez, la consolidación de la recuperación de la primera economía mundial puede beneficiar a sus mayores socios comerciales en la región, como México.

Esta dualidad evidencia el juego de equilibrios de fondo que afronta América Latina: capear el frenazo actual, mientras trata de mantener la tendencia de reducción de la pobreza de los últimos años y sentar las bases para un mayor potencial de crecimiento.

El FMI sostiene que un uso flexible de los tipos de cambio puede ayudar a amortiguar el descenso de la demanda, y aboga por reformas de fomento de la oferta y de mejora de la productividad. En este sentido, recomienda mantener políticas fiscales “prudentes” porque, esgrime, si se priorizan las políticas de estímulo frente a las de mejora de oferta y competitividad se podría trastocar la estabilidad macroeconómica alcanzada en los últimos años. El objetivo final: evitar la oscuridad.

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