La recaudación por matriculación cae al mínimo pese a venderse más coches
La recaudación se reduce pese aumentar las ventas un 20%. Se venden automóviles más baratos y menos contaminantes
El sector del automóvil sube de revoluciones pero la estela de su acelerón apenas deja rastro en las arcas públicas. Los ingresos por el impuesto de matriculación de vehículos cayeron hasta los 274,1 millones de euros durante el año pasado, el mínimo desde su creación en 1993 pese a que la venta de coches aumentó con firmeza y lejos del máximo obtenido en 2007 cuando se ingresaron cerca de 2.000 millones.
La caída de la recaudación contrasta con la recuperación actual del sector. La estadística oficial de este tributo, difundida esta semana por la Agencia Tributaria, muestra que el año pasado se vendieron 814.027 automóviles en España, lo que supone un notable incremento del 20% sobre 2013. El sector encadena 16 meses consecutivos de crecimientos apoyado por los sucesivos planes PIVE del Gobierno con el que subvenciona la compra de coches poco contaminantes con unos 2.000 euros. Sin embargo, los ingresos por el impuesto de matriculación retrocedieron el año pasado un ligero 0,4% y suma siete años a la baja. Aunque el registrado en 2014 es el menor descenso de los últimos años lo cierto es que deja la recaudación en mínimos históricos.
Hay dos explicaciones a este fenómeno. Por un lado la crisis ha provocado que cada vez se compren vehículos más baratos y menos contaminantes, que pagan menos impuestos. Cerca de un 50% de los coches que se compraron en 2007 costaron menos de 15.000 euros. El año pasado los vehículos por debajo de ese precio representaron un 60% de las ventas totales.
Pero el motivo que mejor explica la caída de la recaudación pese a que aumenten las ventas es el cambio tributario que aprobó el anterior Gobierno socialista en 2008: Modificó la estructura del impuesto para tributar por las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en vez de por la cilindrada del vehículo. Además, rebajó los tipos impositivos de la tarifa —los vehículos más pequeños pagaban un 7% de su valor frente a un 0% actualmente—. Este cambio fiscal provocó un repentino descenso de la recaudación ese mismo año de cerca de 900 millones.
Los ingresos cayeron en 2008 al gravar las emisiones en lugar de la cilindrada
Desde entonces los ingresos han seguido en caída libre. “La industria se ha adaptado al nuevo impuesto. Los agentes responden ante cambios en la imposición”, explica Juan Ignacio Conde Ruiz, profesor de Economía en la Complutense e investigador de Fedea. La prueba de esta afirmación es que en 2008 tras el cambio del impuesto los coches que menos contaminaban, aquellos que emitían menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro representaban el 21,7% del total. El año pasado los coches más eficientes representaban ya un 69,7% de las matriculaciones totales. Visto de otro modo, siete de cada diez vehículos matriculados el año pasado no pagaron el impuesto.
Los fabricantes se adaptan al cambio y ofrecen modelos más eficientes
Los fabricantes han ido adaptando los coches para contaminar menos. Incluso algunas marcas han rebajado las emisiones de sus motorizaciones al mínimo legal (120 gr/km) para no tener que tributar. Es el caso, de la berlina de BMW serie 5 520d, un coche valorado en unos 47.000 euros que no tendría que pagar impuesto de matriculación porque emite menos de 120 gramos de CO2 por kilómetro. Lo mismo ocurre con el Audi A5 Sportback 2.0 TDI, con un coste de cerca de 44.000 euros. Estos coches pagarían por el impuesto de matriculación lo mismo que un Seat Ibiza 1.2 que cuesta poco más de 8.000 euros. Es decir, nada.
“El número de vehículos que pagan un tipo del 0% ha aumentado mucho desde 2008”, señala Conde-Ruiz, que explica que “si el objetivo de los que diseñaron el impuesto era recaudatorio, es obvio que la nueva ley ha sido un error pues los productores han sabido escapar al pago del impuesto”. Propone acabar con este impuesto y gravar la contaminación a través de los combustibles. “Quien más carburante consume más contamina”, opina.
El anterior Gobierno estudió subir el impuesto de matriculación en 2011. La idea consistía en reducir el número de vehículos exentos mediante un descenso del límite de las emisiones. Pero el Ejecutivo se echó para atrás por el impacto en un sector que estaba inmerso en plena crisis.
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