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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Desafíos de la futura reforma fiscal

La diferencia entre los tipos marginales del IRPF y del impuesto de sociedades es excesiva

La Comisión Lagares ya ha entregado al ministro de Hacienda un documento con más de 270 propuestas sobre la reforma fiscal.

Las palabras de Manuel Lagares han sido: “No hemos dejado títere con cabeza”. Pues bien, a la espera de la última palabra, que la tendrá el ministro Montoro, señalo los ocho retos que debería superar para ser un éxito. El documento, de 444 páginas, pretende un sistema fiscal más simple y eficiente que contribuya a la reducción del déficit, ayude a generar crecimiento y proteja a los sectores más desprotegidos de la sociedad.

El primero es la economía sumergida. Sin duda, la tolerancia de la economía sumergida, estimada entre el 15% y el 20% del PIB español, es el principal problema de la tributación en España. Muchos españoles pagan demasiados impuestos porque muchos otros pagan muy pocos o ninguno.

Otro reto es la tributación de la vivienda en España. Esta grava todas las compraventas, incluidas las de viviendas de segunda mano, a tipos cercanos al 10% y tiene los tipos del Impuesto sobre Bienes Inmuebles más bajos de la Eurozona. Esto hace que la recaudación fiscal fluctúe excesivamente con el ciclo del sector de la construcción. El Gobierno debería suprimir el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados y multiplicar por dos, por tres o por cuatro el Impuesto sobre Bienes Inmuebles.

En tercer lugar está el impuesto sobre sociedades (IS). En España las diferencias entre los tipos nominales y efectivos de este impuesto son ridículas. Si este impuesto recauda pongamos que el 10% de los beneficios antes de impuestos, su tipo debería ser del 10% y no del 30% o del 35%. No debería haber deducciones, ni exenciones, ni excepciones de ningún tipo. Si el Gobierno aprobara esta reforma, las declaraciones de este impuesto podrían hacerse en una postal y España competiría con Irlanda por la localización de las grandes empresas tecnológicas.

El impuesto sobre la renta de las personas físicas (IRPF). Aquí también sobran las deducciones. La finalidad de este impuesto, como la de los demás, debe ser exclusivamente recaudatoria. La deducción por la compra de vivienda habitual no tiene sentido. Y tampoco lo tiene la deducción por las aportaciones a planes de pensiones. Si las pensiones públicas españolas no son sostenibles, el Gobierno debería reformar las pensiones. No usar el IRPF para paliar los problemas de las pensiones favoreciendo los planes privados de los ricos.

La diferencia entre los tipos marginales del IRPF y del IS es excesiva y favorece la elusión fiscal. Mientras esta diferencia se mantenga, cada vez habrá más españoles ricos que dediquen sus fines de semana a la ingeniería fiscal y creen una sociedad limitada para eludir los impuestos. El Gobierno debería reforzar la tributación por separado de las rentas del capital y de las rentas del trabajo, reduciendo la primera. La tributación de las rentas de capital es una doble imposición y el gravamen del ahorro puede esperar hasta que se convierta en consumo.

En quinto lugar, el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA). La eficiencia recaudatoria de este impuesto aumentaría con un tipo general quizás más bajo pero aplicado a todos los gastos de consumo con posiblemente la única excepción de la comida. A pesar de que soy un gran consumidor de comedias, magia y títeres, nunca he entendido por qué algunas sociedades se empeñan en subvencionar a sus cómicos, a sus magos o a sus titiriteros con las rentas de los ciudadanos a los que no les interesan estas actividades.

Los tipos de los impuestos especiales españoles deberían converger con los del resto de la Eurozona. Hay márgenes para subir los impuestos especiales de las gasolinas, del alcohol y del tabaco.

Otros dos grandes retos son el impuesto sobre el patrimonio y el impuesto sobre sucesiones. El primero es una doble imposición que no me gusta. Gravemos los fondos pero no los flujos. Y sobre el segundo, tengo más dudas, porque la igualdad de oportunidades me parece fundamental. Pero es otra forma más de imposición duplicada. Fuera con él.

Javier Díaz-Giménez es profesor de Economía del IESE.

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